El socialismo francés agoniza y requiere de una cirugía mayor

el Partido Socialista francés no ha muerto o todavía no lo ha hecho. La afirmación es pertinente, puesto que desde la debacle europea del pasado domingo, su defunción se ha clamado a diestro y siniestro. Incluso en sus propias filas, donde advierten del riesgo de desaparición si no se acomete una renovación, la enésima, urgente y profunda.

No sólo un lavado de cara, como se acostumbra a hacer, sino una refundación ideológica de los cimientos mismos del socialismo galo, incapaz de hacerle sombra al poder actual. Y es que el 16,6 % supone, no sólo la pérdida de 17 eurodiputados respecto a 2004, sino que es el segundo peor resultado obtenido por la formación en la historia de estas elecciones de la UE.

También pone de manifiesto lo que las últimas grandes citas electorales han probado, que la socialdemocracia a la francesa, si ésta existe verdaderamente, ha dejado de ser una alternativa creíble. Y desde ayer lo es un poco menos en favor de un rival, Los Verdes, antaño aliado, que ha acabado de pulverizarla y con el que podría en breve reanudar alianzas. El PS ya no ostenta la hegemonía en la izquierda gala y si algo hay que reconocerle a su primera secretaria, Martine Aubry, es la honestidad por reconocerlo y por no buscar causas exógenas al revés infligido.

RESULTADOS
- El mensaje no cala en la sociedad porque el PS «habla una lengua muerta», lamenta Manuel Valls, diputado de esta formación.
- La política reformadora comienza una nueva etapa tras desmoronarse el «antisarkozismo» .