Literatura

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Falsas apariencias

Ignacio Vidal-Folch publica «Noche sobre noche», doce relatos que reflexionan acerca del hombre y el tiempo

La Razón
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En los espejos parece que las cosas reflejadas son como aparecen en la realidad, pero si hemos dedicado tiempo a mirar los cristales azogados, a comparar sus imágenes con las que ven nuestros ojos, sabremos que no es así. El lector de relatos puede creer que el último libro de Ignacio Vidal-Folch, «Noche sobre noche», es un volumen de doce relatos del escritor catalán. Es la misma falsa apariencia que nos confunde en los espejos. Construcción dialécticaEl lector pronto comprenderá que el «punto de vista» y la «construcción dialéctica» de Vidal-Folch escapa de la «maquinaria» del cuento, porque haya una anécdota que a partir de narraciones sucesivas se nos muestra insegura y cambiante: los diversos chistes de un oso en bicicleta (en el texto «Un oso en los bosques de Bohemia») o cómo un teniente espera que su sargento cuente a un soldado la muerte de su madre (en «Humor militar»), o bien porque la complejidad y la minuciosidad que emplea Vidal-Folch nos habla más bien de la narratividad de una novela que de un relato. Vidal-Folch, como algunos narradores del XIX (pensemos en «Juventud», de Conrad), proyecta un espejo sobre otro espejo y «caza» la realidad, pero dentro del marco narrativo que él quiere. Quizá por eso, da título al libro un magistral texto sobre la fotografía, esa «redención» de la realidad («Negro sobre negro»).En sus anteriores obras, Vidal-Folch creó mundos lejanos y próximos en el tiempo con personajes que aspiraban al ideal pero perecían atrapados en el sentimiento de culpa o en la burla de su propio destino histórico. Así, en clave de humor ácido escribió «El arte no paga»; sarcástico en «Turistas del ideal» (un viaje de intelectuales comprometidos a Chiapas); reflexionó sobre el espejo del tiempo en «Amigos que no he vuelto a ver»; mezclador de historias de militares y héroes en «Contramundo»; y, ahora, en este volumen, «Noche sobre noche», hay una voluntad de contar lo que sienten personajes atrapados por el tiempo, devorados por él: por ejemplo, alguien que toma una drástica decisión que cambiará su futuro (en «¿Por qué dejaste ingenieros y te metiste a conductor de tranvías?»), o dos amigos del colegio que miran una foto de entonces y recuerdan (en «El chino de la foto»). La realidad se presenta como una intriga sobre nosotros mismos, sobre las personas que una vez pudimos ser y la que ahora somos o, quizá, ni siquiera somos, como la duda que siempre tenemos al asomarnos a un espejo sobre las verdaderas líneas de nuestro rostro.

Ignacio Vidal-Folch«Noche sobre noche»Destino370 páginas. 20 euros