Bangkok

Intentan descubrir cómo cobró Coto Matamoros sus últimas entrevistas

La Razón
La RazónLa Razón

Pasmo y asombro ante la habilidad para engañar de Coto Matamoros. Y no por el hecho de escapar de la Justicia cuando debía ingresar en prisión, sino por su reconocida capacidad para entrampar. Abundan los interrogantes sobre este escapado intrépido que hace una semana «vendió» intriga en «¿Dónde estás corazón?». Creó incertidumbre sobre qué haría antes de volver a prisión y acongojó al insinuar incluso un desenlace fúnebre. Su casi evasión fue planificada tan magistralmente como sus dos últimas comparecencias, lo mismo en Antena 3 que anoche con entrevista grabada la víspera de su no comparecencia ante un Jordi González que imagino estará atónito ante lo que su trabajo le obliga a realizar. Coto, transformado en Houdini, vino a ofrecer primero temor y luego sorpresa deslumbrante, además de su habitual cinismo.Su hija, carne de platósPero son otros los cuestionamientos. Cómo cobró de ambas entrevistas es «leitmotiv». No se entiende que haya incumplido lo habitualmente pactado con las cadenas cuyos contratos exigen, marcan y estipulan «no aparecer en otro programa durante las dos semanas siguientes». Es lo habitual. Desmarcarse de esta regla implica una nueva marginación. Respecto al dinero percibido en sus dos apariciones, duplica con creces los 40.000 euros que adeuda por no abonar la subvención alimenticia de su primogénita. Matamoros lo justifica con un «desde que dejó las mañanas de María Teresa Campos no tengo ingresos fijos». Eso no le exime de responsabilidades, aunque la criatura sale tan avispada como su progenitor. Ya es carne de platós, algo más comprensible que las descalificaciones que hace. Son inadmisibles, casi tanto como la desfachatez pasmosa del trincador aprovechado. ¿Cómo me las maravillaría yo?, hay que preguntarse ante la certeza de que cobró primero de uno y posteriormente por su actuación de anoche en «La Noria». Cauteloso, habrá evitado la posibilidad de que le embargasen los sueldos como le pasó a Julián Muñoz en la misma cadena. ¿Telecinco pagó a tocateja y no a treinta días como es norma, cuando no a tres meses vista tratándose de habituales? Mientras, Matamoros, auténtico Diablo Cojuelo, debe estar riendo por partida doble: por haber burlado a la Justicia con su fuga y también por sus entrevistas montadas. No cabe suponer ningún tipo de complicidad en sus contratadores, pero todo sea por la audiencia.«¿Dónde está Coto?», no dejan de preguntarme tras lanzar la exclusiva de su huida. La última vez que hablamos, ya con el estigma de fugado, le pregunté, si donde estuviera, proyectaba hartarse de bacalao. «Ya lo he tomado», fue su réplica acaso desorientadora. No hay que ser lerdo para no pensar en Portugal como vía de escape para, desde allí, continuar a Tailandia, tesis que mantiene receloso su amigo Jimmy Giménez-Arnau y que ha confirmado «Tal cual» a través de unas fotos y vídeo tomados a su llegada al aeropuerto de Bangkok por un turista que viajó en el mismo vuelo. Coto se orientaliza. Que tiemble Emmanuelle.