Dubai

Dubai: la ciudad más colosal del planeta

Hace poco más de quince años era un desierto de dunas. Ahora, Dubai es el paraíso del lujo y de la exclusividad. Junto a los rascacielos, tan sólo el zoco de las especias o el mercado del oro dejan entrever su cara más auténtica

Dubai: la ciudad más colosal del planeta
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Poner un pie en Dubai es como convertirse en don Quijote de La Mancha, pero en los Emiratos Árabes. Si el ingenioso hidalgo quedaba embelesado y diminuto ante los molinos de viento convertidos en inciertos gigantes, algo similar le ocurre al viajero que llega hasta este futurista rincón del Golfo Pérsico. Minúsculo e insignificante se siente aquel que entre este mar de infinitos rascacielos llamado Dubai osa a levantar la mirada e imaginar lo que aún queda por llegar. Y es que a los miles de edificios hechos realidad hay que sumar otros tantos en construcción que dibujan un «skyline» más propio de Hong Kong o de la Gran Manzana neoyorquina. Ahora, las grúas son el anticipo de lo que Dubai aspira a ser en poco más de diez años: la urbe más titánica del mundo y el destino más exclusivo del planeta. Cuando el viajero mira a través de la ventanilla del avión, justo antes de aterrizar, parece imposible imaginar que aquello, hace tan sólo quince años, fuera un inmenso desierto. Una vez en tierra firme, y tras pellizcarnos dos veces para comprobar que lo que tenemos ante nuestros ojos no es una película de ciencia ficción, llega el momento de descubrir en primera persona el anhelado paraíso árabe. Centro financieroPasear por la larga calle Sheik Zayed Road –una especie de Castellana madrileña– es toda una odisea para las cervicales, pues alberga los edificios más altos y emblemáticos de la ciudad. Conocido como el centro financiero de Dubai, las Emirates Tower, dos torres gemelas que albergan oficinas del Gobierno y un lujoso hotel, son el buque insignia de la urbe más internacional. Pero por poco tiempo, ya que en septiembre de 2009 se inaugurará Burj Dubai, el edificio más alto del mundo que, con sus más de 800 metros, ya ha dejado en evidencia a la mismísima torre Taipei 101 de la capital de Taiwán. Dedicada a oficinas y a un exclusivo hotel, sería imperdonable no aprovechar la visita al emirato para tomarse una copa a semejante nivel. Eso sí, puestos a beber, el mal de altura puede ser todo un inconveniente.Mientras llega tan esperada inauguración, la noche de Dubai ya está a la altura de las circunstancias. Aunque tan sólo se sirve alcohol en los hoteles, la diversión está más que asegurada, pues el ambiente internacional impregna la vida nocturna de la ciudad. Rock Bottom Café, en Regent Place Hotel, es un bullicioso local con mesas de billar, música en directo y pista de baile. Más exclusivo resulta Sho Cho, en Dubai Marina Resort, un bar-restaurante a la última con embarcadero para fiestas privadas.De comprasAl día siguiente, la jornada puede dedicarse a disfrutar de las compras. No en vano, Dubai es un paraíso con más de 40 centros comerciales. La palma se la lleva el «Mall of the Emirates», un inmeso espacio de ocio con las firmas de ropa y decoración más caras e, incluso, una gigante pista de esquí. ¿Esquiar en medio del desierto? Sí. En Dubai todo es posible. Si el viajero busca marcas a precios más asequibles, también hay un rincón para encontrarlas: Karama es un mercado al aire libre repleto de pequeñas tiendas con todo lo que imaginemos. Desde una alfombra hasta unos vaqueros de marca –aunque, «bien» falsificados–. Otra de las citas pendientes para el que campe por Dubai es acercarse a la playa. Lo cierto es que la costa se ha quedado pequeña. Pero, ¿es acaso eso un problema en un emirato de ciencia ficción? La solución, aunque artificial, no deja indiferente a nadie. Gracias a la «conquista» del mar en forma de palmeras y de la silueta del mapa mundi, Dubai ha multiplicado por cien sus kilómetros de playa. Palm Jumeirah ya es una realidad con más de 1.500 villas –una de ellas propiedad del mismísimo David Beckham– y un hotel de cinco estrellas donde puede degustarse la cocina española de la mano de Santi Santamaría. «La vela»Puestos a visitar hoteles, no hay duda en la elección. El Burj Al Arab no tiene competencia, pues es considerado el único siete estrellas del mundo. Su figura resulta inconfundible en el horizonte de la ciudad, ya que simboliza la vela de un «dhow» –barco árabe tradicional–. Sin embargo, en su interior, la tradición queda completamente oculta tras la ostentación y la opulencia propia del establecimiento más caro del planeta: todas sus habitaciones son suites dobles de unos 500 metros cuadrados. Emborrachados de futurismo, rascacielos y lujo a raudales, la ciudad esconde entre las estrechas callejuelas de su centro histórico su cara más auténtica. Para entenderlo hay que cruzar la ría a bordo de un «abra» y disfrutar del contraste entre las amarillentas mezquitas y los acristalados edificios del siglo XXI. A orillas del Creek, el zoco de las especias –una delicia para los cinco sentidos en el que hay que dominar el arte del regateo– y el mercado del oro –donde el metal precioso resulta hasta un 50 por ciento más barato que en Europa– dejan ver al viajero el otro Dubai. Ese que, sin grúas de por medio, atrapa por su pureza.

Ficha>> Cómo ir: Destinia.com acaba de lanzar un paquete, válido hasta junio, que incluye avión y tres noches de hotel en régimen de media pensión desde 1.130 euros por persona. >> Imprescindible: Realizar un safari por el desierto y cenar en una jaima permite al viajero conocer el Dubai más tradicional.>> Gastronomía: El cordero y el pollo son los grandes protagonistas de la mesa. Eso sí, bien aderezados con especias. >> Más información: En la web www.dubaitourism.ae