Historia

Historia

La hija de Amancio Ortega es dependienta

La Razón
La RazónLa Razón

ay que tomar nota, menudo ejemplo para las hijas de papá y mamá ociosas. Amancio Ortega es un hombre asombroso. Y no sólo en la sencillez de trato. Siendo el más rico de Europa, él sigue en sus trece: comparte comedor con sus empleados, además de que mantiene el gusto de ir en mangas de camisa, como se le pudo ver hace poco en el concurso hípico de Casas Novas (Arteijo). Sentado con su esposa Flora, Ortega volvió a impactar sobre todo al reconocer que su hija Marta, la heredera más rica de nuestro país, acababa de llegar de Londres:

-La tuve trabajando como dependienta en una de las tiendas. Tiene que aprender. Así empecé yo, tras un mostrador–, dice con humildad. Desde su magnífica perspectiva, ve la competición que creó para la niña de sus ojos desde una gran terraza, en la que lo mismo comprobó la apostura de José Bono Jr. que el encadilamiento permanente de Athina Onassis con su marido brasileño. También se pudieron ver las evoluciones de un risueño y nada apenado Cayetano Martínez de Irujo o cómo montan Antonio Fructuoso de Melo y Pedro Antonio Mateos, unos jinetes portugueses que acapararon miradas. Se esperaba a la Infanta Elena ahora tan al galope porque, como teatralizó Luis Escobar, «el amor es un potro desbocado».

 

Adicción menos perniciosa

En mi tierra lució un sol espléndido que amarillea los rosalianos «valles, montes e arboradas» generando nieblas muy valleinclanescas. Allí están pasmados por cómo esta triunfando Martín, el hijo de Manuel Rivas en «El internado». Éste habla mucho de mi abuelo Lino en «Los libros arden mal», su cupletero Pabellón de Méndez Nuñez marcó época a principios del siglo XX. Era un hombre singular que marcó historia igual que con su librería en la Calle Real donde Cela hizo su primera exposición pictórica. Rivas recrea anécdotas, momentos y salidas, le basta resucitar la gracia de mi abuelo. Se ve lo que tuve.Y una abuela de armas tomar, acaso en la línea de Ruth Martínez con Jaime Martínez Bordiú, que están en el candelero. El peque de los Bordiú inicia hoy otra tanda de rehabilitación protegido por su recuperada novia. Es como otra adicción menos perniciosa y que posibilita su mejoría.