Valencia

Cañizares: «La sociedad debe servir a la familia porque es escuela de humanismo»

El primado de España centró su discurso en la defensa de la educación católica, el valor de la familia y la libertad.

Cañizares: «La sociedad debe servir a la familia porque es escuela de humanismo»
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MADRID- El cardenal Antonio Cañizares no pudo ocultar su emoción al agradecer el cariño de todos los que se habían congregado ayer por la tarde en el gran anfiteatro del Colegio Oficial de Médicos de Madrid: «Gracias a todos por este gesto de amistad, pero soy yo quien rinde hoy homenaje a todos ustedes», comenzó el cardenal. «Quiero rendir homenaje a cuantos valoran de verdad la educación, a los padres de familia que luchan por una educación conforme a sus convicciones morales y religiosas; a mis padres, que verdaderamente me quisieron, y sólo cuando se ama se educa de verdad; a los maestros y profesores, que con su labor abnegada y sacrificada nos ayudan a ser hombres de provecho; a las instituciones que luchan por la libertad de enseñanza y por la enseñanza de calidad al servicio de la persona; a las instituciones sociales y políticas con esa misma sensibilidad, gracias a todos por reclamar un derecho fundamental e inalienable: el de la educación», prosiguió el cardenal, que centró su discurso en la defensa de la verdad, la libertad, la razón y la fe, pero sobre todo en la defensa de la educación y la escuela católica, y en los graves problemas a los que se enfrenta, «el más grave, quizá, el de la orientación que damanda la enseñanza: los actuales sistemas educativos –no sólo en España– han fracasado porque no responden a las exigencias de la educación. Se habla de fracaso escolar, pero el fracaso más hondo está en la educación de la persona, en la falta de respuesta a los interrogantes universales del hombre», afirmó. Cañizares recordó la labor esencial de la familia como «escuela de humanismo»: «¿Cómo vamos a educar si deterioramos la familia, si legislamos contra la vida y propugnamos leyes contra el hombre? La sociedad debe estar al servicio de la familia, respetarla y promoverla, porque es forjadora de hombres y enseña que el hombre vale por lo que es y no por lo que tiene», señaló. El cardenal resaltó la labor fundamental de la escuela católica, «pero que sea escuela católica de verdad, conforme a las enseñanzas de la Iglesia, que sea una escuela de hombres creyentes en Jesucristo», recalcó. «Y digo esto con toda la libertad que me caracteriza: es posible ofrecer una alternativa de enseñanza, si hay convicción y certeza , a pesar de todas las dificultades», concluyó.

De Utiel a Roma
Nacido hace 65 años en Utiel (Valencia), su experiencia, más que parroquial, fue sobre todo docente y catequética, lo que le acercaba al itinerario y perfil de Benedicto XVI, otro profesor de teología enamorado de la catequesis. Fue obispo de Ávila, después de Granada y, en 2002, Juan Pablo II lo nombró titular de la sede toledana. La confianza de Benedicto XVI quedó patente al crearlo cardenal en marzo de 2006. El Papa siguió atentamente su trabajo en la Congregación para la Doctrina de la Fe y en la Comisión Pontificia Ecclesia Dei antes de encargarle la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, un cargo clave en la Curia.