Estrasburgo

Merkel y Obama hacen un frente común contra el proteccionismo

La luna de miel entre EE UU y Alemania se reforzó ayer durante la visita de Obama a Merkel en Baden Baden.

El presidente turco, Abdulá Gül, conversa con Merkel y Obama
El presidente turco, Abdulá Gül, conversa con Merkel y Obamalarazon

BERLÍN- «Agradezco mucho al señor Obama su visita a Estados Unidos, perdón, quiero decir a la República Federal Alemana». El «lapsus» de la anfitriona, Angela Merkel, fue lo único que ayer rompió el estricto guión de la primera visita oficial de Obama a Alemania como presidente. Las acarameladas declaraciones de los protagonistas; un control policial imponente (14.000 agentes para 200 manifestantes); el entusiasta recibimiento de miles de ciudadanos, con la banderita de las barras y estrellas; el sol… Todo parecía milimétricamente diseñado para ratificar la luna de miel que atraviesan las relaciones transatlánticas desde que llegó Obama. Tras reunirse con su homólogo galo, Nicolas Sarkozy, en Estrasburgo, el inquilino de la Casa Blanca cruzó el Rin para dialogar con la canciller germana en la ciudad balneario de Baden-Baden, en plena Selva Negra. Ambos mandatarios departieron durante una hora con dos asuntos sobre la mesa: los retos de la nueva OTAN y la resaca de la cumbre del G-20. «Debemos definir una nueva Alianza que sea tan efectiva como lo fue la antigua OTAN durante la Guerra Fría», reconoció Obama en la posterior rueda de prensa. Como se esperaba, la cumbre del 60º aniversario ha de replantear los objetivos de una organización cuyo principal reto pasa, actualmente, por Asia Central. «Tanto a Merkel como a Sarkozy les he dicho que habíamos perdido el foco en Afganistán. Tenemos que reformular nuestra estrategia y el consenso es imprescindible para tener éxito. Nuestro objetivo no es ocupar el país indefinidamente, sino lograr que sus habitantes se organicen», proclamó el presidente norteamericano. Obama defiende un aumento de las fuerzas sobre el terreno para elevar la presión antiterrorista en todo el territorio afgano así como en las provincias fronterizas, aunque no prevé fuerzas de la OTAN en Pakistán. Pero esa estrategia implica una ampliación de la contribución europea, algo que en algunos países desata controversia. «Queremos asumir nuestra parte de responsabilidad militar y civil», se limitó a manifestar la canciller, atada por su Parlamento para que los efectivos germanos en la zona no superen los 4.500 soldados. «Alemania no debe preocuparse por eso», tranquilizó Obama.Salvado ese escollo, ambos dirigentes pudieron deshacerse en elogios mutuos («agradecemos la nueva actitud con la que EE UU han venido a Europa», «la canciller me ha impresionado por su inteligencia y liderazgo») y, sobre todo, congratularse de lo logrado en Londres. «Estoy orgulloso, hemos emprendido pasos comunes para ayudar a que los países pobres eviten las consecuencias de la crisis», pregonó Obama. «El rechazo al proteccionismo nos une», sancionó Merkel. «No repetiremos los errores de la Gran Depresión».