Asia

Manila

Operación del Ejército filipino para liberar a los rehenes de la Cruz Roja

El Gobierno declara el estado de excepción en la isla filipina de Joló y despliega tropas en la jungla.

El presidente de la Cruz Roja filipina llora durante una rueda de prensa
El presidente de la Cruz Roja filipina llora durante una rueda de prensalarazon

MANILA- El ejército filipino avanzaba sobre la jungla en la isla de Jolo en busca del comando terrorista de la organización Abu Sayyaf, que mantiene como rehenes desde enero a tres colaboradores de la Cruz Roja, tras el plazo cumplido por los terroristas para decapitar a uno de ellos. Después de que el Gobierno declarara el estado de excepción y toque de queda en la sureña isla, a 1.000 kilómetros de Manila, centenares de oficiales y tanques se acercaban al campamento de los terroristas en el pueblo de Indanan para intentar acabar con más de dos semanas de secuestro. Ayer por la mañana, hora española, se venció el plazo dado por los terroristas islámicos para que el Ejército abandone la isla. Su objetivo es tomar todo el territorio. Desde enero permanecen cautivos la filipina Mary Jean Lacaba, el suizo Andreas Notter y el italiano Eugenio Vagni, tres colaboradores del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Filipinas. «La muerte de uno son demasiadas muertes», dijo el presidente local de la organización humanitaria, Richard Gordon. Los terroristas de Abu Sayyaf habían puesto a las 14:00 locales (08:00 en España) como hora límite para que el Ejército abandonara la isla o, de lo contrario, decapitarían a uno de los secuestrados. Hasta el Papa Benedicto XVI pidió a última hora del lunes su liberación. «El Santo Padre también pide a las autoridades que favorezcan una salida pacífica a la situación trágica», agregó un comunicado del Vaticano.Al cierre de esta edición, la situación de los rehenes era incierta. El gobernador de la isla, Abdusakur Tan, señaló en rueda de prensa que los tres voluntarios seguían con vida. Sin embargo, una portavoz del CICR en Manila, Anastasia Isyuk, manifestó que no han podido determinar si esas informaciones son ciertas. «No tenemos información del terreno y no tenemos forma de confirmar si lo que señala el gobernador de la zona es cierto, aunque esperamos que lo peor no haya sucedido y no suceda», señaló. «Continuaremos pidiendo a Abu Sayyaf que preserve la vida de nuestros trabajadores», añadió. El gobernador explicó que no podía ceder a las demandas de los secuestradores. «Les hemos dado todo, pero no cambian de opinión», indicó. Al justificar el estado de excepción en la isla, que incluye toque de queda y varios puestos de control en los caminos, Tan señaló que el secuestro era «un crimen atroz que merece ser castigado con toda la amplitud de la ley». Ronado Puno, secretario de Interior del Gobierno de Gloria Macapagal Arroyo, indicó que era «imposible» para la administración desalojar las 15 villas de la isla en la tarde del martes, como exigía el comando, incluido en la «lista negra» del Departamento de Estado norteamericano, por mantener vínculos con Al Qaida.En tanto, los terroristas indicaron en un mensaje de texto enviado a la agencia AP que no se rendirían. «La decisión del grupo es decapitar si ellos no se retiran», indicó un portavoz del grupo identificado como Abu Ali. En el mismo mensaje, dijeron que «no tenemos intenciones de liberar a ningún rehén» si el Ejército no cedía en sus pretensiones.

«Tenéis que liberarlos»Sin poder contener las lágrimas, el presidente de la Cruz Roja filipina pidió ayer la liberación inmediata de los rehenes. «Tenéis que liberarlos, no hay ninguna gloria en lo que estáis haciendo», clamó Richard Gordon en una conferencia de prensa en Manila. Explicó que toda su organización está rezando por la vida de los cooperantes. «Podéis pensar que la Cruz Roja se detendrá si matáis a los tres, pero estáis equivocados. Debemos continuar», añadió. Gordon, que también es senador, explicó que solicitó al Gobierno que cumpliera con la retirada de las tropas, pero que no le hicieron caso. «Dijeron que el Ejército no podía retirarse de toda la provincia y yo hice un llamamiento, pero dijeron que no se retirarán». Angustiado, agregó: «No nos entrometemos con el Ejército, no los juzgamos».