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Ricky tendrá otra oportunidad

El base del Real Madrid Raül López (i), y el del DKV Joventut, Ricky Rubio (d), durante el segundo partido del Play-Off de cuartos de final de la Liga ACB
El base del Real Madrid Raül López (i), y el del DKV Joventut, Ricky Rubio (d), durante el segundo partido del Play-Off de cuartos de final de la Liga ACBlarazon

El DKV Joventut, la ACB y los ojeadores de la NBA disfrutarán por lo menos de otros 40 minutos de Ricky Rubio. El Real Madrid está condenado a sufrirle un partido más. El base se recuperó de su le- sión del primer partido y guió al equipo verdinegro hasta el tercero y definitivo, que se celebrará en Vistalegre.

 

El DKV Joventut con Ricky Rubio en pista es otro. En la NBA hay una estadística que refleja las dife- rencias a favor o en contra con cada jugador sobre el parqué. Es una manera más de ver la influencia de cada elemento del equipo. La de Ricky en la «Penya» resulta escandalosa. No apareció en el quinteto titular y el Madrid amenazó (10-18, min. 7). Con él todo cambió. Cinco minutos de chispa en el primer cuarto y otros cinco en el segundo bastaron para confirmar el transformismo que vive la Penya cuando aparece el base. Asistencias (6), robos (4), rebotes (7) y, ayer, puntos (16). Pero su verdadera influencia va más allá de los números. Con él, la confianza de sus compañeros aumenta y hace posibles cosas como que antes del descanso Karl conectara un triple desde doce metros en carrera. Los diez mejores minutos de Massey como madridista –doce puntos con un solo fallo– evitaron que al descanso el recital de Ricky se tradujera en sólo cuatro puntos de ventaja (48-44).

 

La respuesta que ofreció el Madrid a la escapada del DKV en el tercer cuarto no tuvo nada de original. Apareció Bullock y sus 17 puntos en la segunda mitad sirvieron para mantener a los de Plaza. Pero el escolta estuvo muy solo. No encontró ayuda por nin- guna parte. Todo lo contrario que Ricky. Sus conexiones con Moiso y los puntos de Mallet bastaron para afrontar con ventaja los minutos finales. Ahí la Penya volvió a entregarse a Ricky y con sus malabares quedó servido el tercer partido.