Moscú

Rusia pone fin a la matanza de crías de foca en el mar Blanco

Rusia ha puesto fin a la matanza de miles de indefensas crías de foca de Groenlandia, una práctica considerada "medieval"por el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW). "Es una gran victoria. Llevábamos quince años denunciando esa costumbre salvaje. La caza de crías de foca a golpes no beneficiaba a nadie, ni a la población del norte ni a la imagen de Rusia", aseguró hoy a Efe Anna Filípova, experta rusa del IFAW. El ministerio de Recursos Naturales de Rusia anunció esta semana la prohibición de la caza de las crías de foca de Groenlandia de menos de un año en todo el mar Blanco, adonde esa especie emigra para procrear desde el mar de Bárents. Precisamente, las focas de menos de un año son desde tiempo inmemorial las víctimas de los cazadores, que aprovechan que los recién nacidos cachorros yacen indefensos en el hielo sin poder desplazarse para matarlos a golpes de estaca. Esta práctica, que deja los témpanos de hielo impregnados de la sangre de unos 30.000 ejemplares cada año entre febrero y marzo, es considerada el atentado más salvaje cometido por el hombre contra los mamíferos marinos. La piel blanca aterciopelada de las focas es muy preciada en los mercados internacionales -una empresa noruega se encarga de su comercialización en todo el mundo-, por lo que los cazadores se cuidan de golpearlas sólo en la nariz. Rusia era, de hecho, uno de los pocos países del mundo que aún no había prohibido esa práctica, erradicada desde hace más de 30 años por su crueldad en casi todo el mundo, a excepción de Noruega y Canadá. Según la prensa rusa, el primer ministro, Vladímir Putin, tuvo mucho que ver en la decisión al criticar recientemente a la industria en una entrevista con el diario oficialista "Rossískaya Gazeta". "Es un negocio sangriento y está claro que tiene que ser frenado", señaló Putin, que ya recibió por ello una felicitación por escrito de la actriz y activista francesa Brigitte Bardot. Debido a la caza masiva de sus crías, la población de esa especie de foca se ha reducido en Rusia y Groenlandia en un 60 por ciento en los últimos cinco años, según el IFAW. Además de la prohibición de su caza, Filípova explica que el ministerio de Transporte de Rusia emitió hace unos días un decreto en el que establece nuevas rutas marítimas para los grandes buques con el fin de eludir los témpanos donde se encuentran los cachorros de foca en edad de lactancia. "Yo he visto con mis propios ojos cómo los buques aplastan literalmente a decenas de focas sin hacer el menor gesto para esquivarlas", señala. Hasta ahora, tanto los cazadores como el Comité Estatal de Pesca (CEP) de Rusia habían defendido la práctica al considerar que formaba parte de la cultura del pueblo "pomor", que habita la región desde hace varios siglos. "Según las estimaciones más modestas, hay no menos de 1,5 millones de focas en Groenlandia. Además, el número de nacimientos anuales, de acuerdo al censo realizado desde avionetas, es de 120.000-150.000", señaló el CEP, según la agencia Interfax. El CEP cifró el pasado año en menos de 15.000 las cabezas de crías de foca cazadas anualmente entre 2005 y 2008, lo que representa en torno al 10 por ciento de las recién nacidas. Además, alrededor del 30 por ciento de las focas mueren antes de cumplir un año de vida, por lo que el CEP considera que "es mucho más humano matarlas cuando son cachorros". La industria pesquera estima en un millón de toneladas de pescado las necesidades alimenticias de las focas, lo que significa que éstas "entran en competencia directa y aguda con los pescadores", y su matanza es una forma de "regular los recursos biológicos marinos". También defiende la importancia de esta práctica para los habitantes de esa inhóspita región bañada por las aguas árticas como fuente de ocupación y de ingresos. Este argumento es rechazado ardientemente por el IFAW, que estima en medio centenar el número de personas que se dedican a un negocio que consideran no rentable, ya que "cada piel de foca ya curtida se cotiza a 33 dólares la pieza", afirma Filípova. La activista denuncia también que es la compañía noruega Rieber Skinn la que ha mantenido a flote la industria al pagar unos 50.000 rublos (más de mil euros) por mes y medio de trabajo, una fortuna para los habitantes de la zona, a algunos cazadores para que sigan suministrándoles pieles de foca. La práctica de matanza masiva de focas fue promovida por las autoridades soviéticas que concedían generosos subsidios a los que aceptaban residir en esta inhóspita región. Tanto en América como en varios países europeos está prohibida la importación de pieles de foca y la venta de artículos confeccionados con este mamífero marino que es cazado principalmente en Canadá -la cuota establecida por el Gobierno para 2009 es de 300.000 ejemplares- y Groenlandia.