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X Aniversario

La Razón
La RazónLa Razón

No es fácil. Cumplir diez años en este país siendo un periódico que no halaga a la mentalidad dominante no es tarea sencilla. Hacerse un hueco, contra todo pronóstico, en los quioscos y en las costumbres lectoras de la gente es arduo. Crecer como un niño sano, dando de cuando en cuando estirones y alegrías, aunque algunas vengan acompañadas de un poco de fiebre, no es fácil. LA RAZÓN ha cumplido su décimo aniversario estos días, cuando el mundo entero está mirando hacia los Estados Unidos de América, y contiene el aliento. Su pequeño prodigio de periodismo, esfuerzo y trabajo en grupo, saca el cuello cada día, y lo hace con orgullo. Si pensamos en el camino que ha recorrido este periódico, no podemos dejar de asombrarnos. Se me antoja un milagro. Quizás lo sea. Que LA RAZÓN haya «asentado» sus reales en los quioscos en un país como el nuestro, vaya¿ Es más increíble que lo de Obama. Un lugar donde los ignorantes acusan a sus enemigos de ignorancia. Donde muchos se pasan la vida buscando enemigos que les den un sentido que por sí solos no encuentran. Donde los odiadores profesionales señalan con el dedo al objeto de su odio, culpándolo de odiar. Donde llevar bajo el brazo un periódico u otro le puede valer al portador del diario -según la zona, la fecha y el talante de la peña- un abucheo callejero o una mirada cortante como un cuchillo. Un país donde la mayoría de las personas -que son buena gente, por fortuna- ha sido orlada con la cualidad del más discreto de los silencios y no dejan sentir como quisiéramos el peso benéfico de su existencia. En un país como éste -un viejo país ineficiente, que diría Gil de Biedma, siempre entre dos guerras civiles-, que salga LA RAZÓN cada amanecer es motivo de fiesta. Los actos de conmemoración del aniversario de LA RAZÓN deberían prolongarse -es una tímida sugerencia para la dirección- durante los próximos diez años. Por lo menos. (¡Feliz X Aniversario, lectores con Razón!)