Rusia expulsa a dos diplomáticos alemanes

Berlín anunció la expulsión de dos diplomáticos rusos la semana pasada como medida ante lo que consideró como una negativa de Moscú a cooperar en la investigación de un asesinato, en el que los fiscales germanos sospechan que hay implicación rusa o chechena. Por su parte, el Gobierno ruso ha negado cualquier tipo de implicación en el asesinato. El ministro de Asuntos Exteriores ruso convocó al embajador alemán hoy en Moscú para emitir una protesta formal sobre las expulsiones llevadas a cabo por Berlín. El ministro aprovechó la reunión para comunicar que dos de sus diplomáticos tenían siete días para abandonar el país, según un comunicado.

“Estas medidas son inevitables después de que dos de nuestros diplomáticos fueran expulsados. Consideramos que las reacciones de Berlín son totalmente infundadas”, dijo Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin. “Esperamos y deseamos que esto no se convierta en un factor negativo para el futuro desarrollo y la ampliación de nuestro constructivo diálogo”, informó a la Prensa.

El ciudadano georgiano Zelimkhan Khangoshvili fue asesinado a tiros en Berlín el pasado mes de agosto, cuando se dirigía a una mezquita. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho esta semana que el propio Khangoshvili era un asesino que había llevado a cabo actos sangrientos en suelo ruso y que además las solicitudes de Moscú para su extradición no habían sido atendidas. Alemania contradijo a Putin este mismo miércoles, diciendo que no estaban al tanto de ninguna solicitud de extradición por parte de Moscú.

Alemania tradicionalmente tiene estrechos lazos comerciales con Rusia. La polémica diplomática se ha producido en un momento en el que Rusia además está construyendo un importante gasoducto con destino a Alemania a pesar de la oposición estadounidense. El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, lamenta la reacción rusa expulsando a diplomáticos alemanes. “Manda una señal equivocada y es injustificada”, dijo el ministro.

Las tensiones entre Rusia y los países occidentales incluido Alemania, que dependen en gran medida del gas y el petróleo rusos, han resurgido desde el envenenamiento el año pasado de un antiguo espía ruso y su hija, en suelo británico.