Brexit
Brexit means Brexit
Esta jornada es una mala noticia para el proyecto europeo, pero la Comisión y el Consejo deberían reflexionar sobre los motivos que han provocado la salida de tan estratégico socio
Hoy es el primer día que el Reino Unido no forma parte de la UE, tras 47 años de permanencia. Lejano queda ya aquel 1 de enero de 1973 en que se produjo su deseada incorporación al entonces Mercado Común, no realizada antes por el veto de Charles de Gaulle, que consideraba que su vocación era transatlántica y no europea. Tuvo que dimitir el presidente francés en 1969, al perder su referéndum de regionalización nacional para Francia, para que el ingreso fuera posible.
Esta jornada es una mala noticia para el proyecto europeo, pero la Comisión y el Consejo deberían reflexionar sobre los motivos que han provocado la salida de tan estratégico socio. Para ello, hay que ponerse en el lugar del interlocutor, analizando sus variadas razones, dignas de considerar para el futuro. Decisiva ha sido la política migratoria y los refugiados, que precipitaron un estado de opinion contrario a la pérdida de soberanía a favor de una legión de funcionarios anónimos que regulan demasiado sin tener que rendir cuentas ante nadie.
Sea como fuere, resulta claro que los valores que impulsaron a los «padres fundadores» del entonces naciente proyecto europeo, están hoy desdibujados o han desaparecido. Aquellos eran humanistas cristianos, que hoy ya no se encuentran al mando de la Unión. Aunque Londres no se haya ido por este motivo, sin duda que no pocos países se plantean ahora qué es la UE, y cuáles son sus auténticos valores.
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