Unión Europea

Los desaparecidos de la guerra olvidada de Europa

La Unión Europea recuerda a Moscú que las sanciones contra Rusia no afectan a la lucha mundial contra el coronavirus

Specialists sanitize a truck convoy of the International Committee of the Red Cross at a check point in Donetsk region
Un especialista desinfecta un convoy del Comité Internacional de Cruz Roja y la ONU en su ruta hacia DonetskALEXANDER ERMOCHENKOReuters

La propaganda rusa insiste en sus críticas a la Unión Europea y ha aprovechado la crisis de coronavirus para mejorar su imagen y que se levanten las sanciones internacionales en su contra. Por lo que ayer desde Bruselas explicaron que este castigo económico es por la anexión de Crimea y sin embargo no obstaculiza la lucha de Moscú contra el Covid-19.

«Las sanciones contra empresas y personas rusas están ligadas a la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol, acciones que minan la soberanía, integridad territorial e independencia de Ucrania», indicó Peter Stano, portavoz del alto representante de la UE, Josep Borrell. Y es que Borrell ya ha recordado que estas sanciones «no dificultan la entrega de equipos y suministros esenciales necesarios para luchar contra el coronavirus y evitar su expansión por todo el mundo».

Es más, la guerra que se desencadenó después de la anexión de Crimea sigue vigente en el este ucraniano. El último fin de semana de marzo, a las doce, Ucrania cerró oficialmente sus fronteras como medida para frenar la propagación del Covid-19, una decisión que incluye las vías de acceso al Donbás, dejando a esta región del este del país todavía más aislada.

Desde que apareciera en Europa la pandemia, el ya débil foco de atención internacional hacia este conflicto se ha ido diluyendo dejándolo un poco más en el olvido de las rotativas y los titulares de los telediarios de todo el mundo.

Desinfecciones de un camión del Comité Internacional de la Cruz Roja en un control en Olenivka, Ucrania
Desinfecciones de un camión del Comité Internacional de la Cruz Roja en un control en Olenivka, UcraniaALEXANDER ERMOCHENKOReuters

Seis años después, la guerra del Donbás ya contabiliza 14.000 muertes oficiales y un número inconcreto de desaparecidos que la Cruz Roja ha cifrado recientemente en 2.000. Las pasadas semanas la escalada armada se ha recrudecido con intensos combates, mientras Moscú y Kiev intentan preparar una cumbre en Berlín para finales de abril en la que sentarse a discutir medidas reales que lleven a la paz.

No es un secreto que, desde la llegada de Zelenski a la presidencia de Ucrania en mayo del año pasado, la relación entre ambos países ha entrado en una fase de mayor diálogo, algo a lo que Rusia nunca había renunciado. Uno de los objetivos de Zelenski ya en campaña electoral fue el de la vuelta de los presos, que en un primer intercambio liberó a 35 personas de ambos países en septiembre y que continuó en diciembre con el canje de 200 prisioneros de Ucrania y el bando prorruso del Donbás.

Sin duda, la mayoría parlamentaria de la que goza el presidente ucraniano va a servir para apuntalar ese diálogo que siempre quiso mantener Zelenski con Moscú, a pesar de las críticas de los sectores más radicales. Aunque para alcanzar la paz queda todavía mucho camino y este debería pasar por la celebración de elecciones en las regiones separatistas y un posible estatuto de autonomía.

Se esperaba que la reunión del Grupo de Contacto, con sede en Minsk (Bielorrusia), celebrada los pasados días 24 y 26 de marzo por videoconferencia abriera un nuevo foro de negociaciones, pero dicho encuentro no llegó al acuerdo deseado ante la negativa de Kiev de firmar los documentos de manera virtual.

Es la primera vez desde que empezara el conflicto armado que en las negociaciones han intervenido como representantes plenipotenciarios los dos responsables de asuntos exteriores de las autoproclamadas independientes Repúblicas de Donetsk y Lugansk, que siguen pidiendo al Gobierno de Ucrania un intercambio de prisioneros con la fórmula «diez por ocho», esta vez con urgencia, dada la situación epidemiológica en el mundo, propuesta que fue rechazada de lleno por Kiev, según afirmó la Defensora del Pueblo de Donetsk, Daria Morozova.

Víctimas en aumento

Mientras unos y otros no llegan a un acuerdo sigue creciendo el número de víctimas, refugiados y desaparecidos. El Servicio Europeo de Acción Exterior dio a conocer el último informe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) que denuncia la detención arbitraria, la tortura y los malos tratos a los detenidos y reclusos relacionados con el conflicto del Donbás, reclamando a las partes cumplir con sus obligaciones de respeto a los derechos humanos.

«Estas prácticas y la impunidad de sus perpetradores deben terminar. Los informes de detenidos liberados bajo las condiciones de su detención en los informes de Acnudh son aterradores», asevera la institución europea, esperando investigaciones inmediatas y exhaustivas.

Además se exige que distintos observadores internacionales independientes, como el Comité Internacional de la Cruz Roja y el propio Acnudh tengan acceso total e incondicional a todos los detenidos y lugares de detención, emplazando a Rusia a ejercer su influencia en los dirigentes de las provincias para que lo cumplan.

Según los acuerdos firmados en Minsk por el grupo de contacto de la OSCE (integrado por Rusia, Ucrania y las dos regiones separatistas) se prevé un alto el fuego total, la retirada de armamento de la primera línea de frente en el este de Ucrania, el intercambio de todos los detenidos en ambos lados y reformas constitucionales que otorguen un estatus especial a Donetsk y Lugansk.

Mientras, el Cuarteto de Normandía (Francia, Alemania, Rusia y Ucrania) será el responsable de supervisar el cumplimiento de dicho acuerdo. Desde que se firmara, las dos partes en conflicto se acusan mutuamente de poner impedimentos a su implementación.