Coronavirus

Estados Unidos podría superar los 134.000 muertos en agosto

Uno de los modelos predictivos que sigue la Casa Blanca duplica las cifras previas al considerar la movilidad de la población tras las primeras medidas de desconfinamiento

Hace apenas una semana la Universidad de Washington daba como probable la cifra de 70.000 muertos por coronavirus en Estados Unidos en el mes de agosto. Ahora habla ya de 134.000. Y en su peor escenario las muertes podrían llegar, el 3 de agosto, a superar las 242.000. Y mejor no especular con las que puedan llegar no solo durante el verano, que en teoría iba a ser una estación mucho más propicia, sino con la más que previsible avalancha que llegaría con una segunda oleada epidémica en el otoño o el invierno, que para colmo coincidiría con la de recurrente de la gripe.

Son cifras muy por encima incluso de las previsiones al alza del propio Donald Trump, que este lunes reconoció que los fallecimientos podían superar los 80.000 ó 90.000. Los investigadores, que firman uno de los modelos matemáticos que sigue la Casa Blanca en sus previsiones, tienen en cuenta las recientes medidas de desescalada, pues «incorporan formalmente el efecto de los cambios en las políticas de movilidad y distanciamiento social en la dinámica de transmisión».

La economía hace aguas

Con un número de contagios que supera los 30.000 positivos al día, y con tres decenas largas de millones de personas apuntadas al paro, lo cierto es que a la Casa Blanca, y a los gobernadores de los estados, cada vez les cuesta más mantener la presión del confinamiento. La economía hace aguas, las grandes compañías presentan suspensión de pagos o anuncian grandes recortes de plantilla, el pequeño comercio no sabe si volverá a abrir sus puertas, ahogado por el cierre y temeroso de no ser capaz de devolver los préstamos, y los aliados políticos de Trump se preguntan si no sería más conveniente abrir y dejar que la naturaleza haga lo suyo.

Porque EE UU está en camino de alcanzar una tasa de paro del 20%, una enormidad definida por Kevin Hassett, asesor económico de la Casa Blanca, como «la peor tasa de desempleo desde la Gran Depresión». «Es un tremendo shock negativo», que multiplica los peores augurios y sitúa a la economía en cifras inasumibles. Con todo. Wall Street no tuvo un mal día y los inversores apostaban a que la economía volverá a respirar no bien cedan los draconianos controles sobre la actividad.

Todo esto el día en el que el presidente de EE UU tenía previsto viajar a Arizona para visitar una fábrica de mascarillas en Phoenix. Antes estaría en un acto para apoyar a los indios nativoamericanos. Después de la tormenta provocada por sus declaraciones de la pasada semana, cuando se preguntó en voz alta si sería posible aplicar baños de lejía o luz ultravioleta en las entrañas de los enfermos de Covid-19 La polémica fue de tal calibre que el presidente ha limitado severamente sus encuentros no «guionizados» con la prensa, si bien ayer prometió que recuperará sus comparecencias diarias.

Las polémicas ruedas de prensa del presidente

Unos encuentros en los que los reporteros han preguntado sin someterse a ningún tipo de criba o censura previa, a diferencia, por cierto de países como España, y que han generado algunos intercambios ciertamente encendidos. Hoy le preguntaron por sus ruedas de prensa y Trump, incapaz de someterse a los dictados de los asesores de imagen, eternamente mercurial, comentó que le habían explicado que a algunas personas no les gusta que mantenga una «actitud combativa». «Y puedo entenderlo», añadió, «pero desde el punto de vista del espectador me parece más importante que hacer preguntas aburridas».

En Nueva York, que ha vuelto a padecer un leve repunte de las muertes, y que ha abierto una morgue temporal en uno de los muelles para aliviar la presión brutal que sufren las funerarias, el alcalde, Bill de Blasio, acusó al presidente de traicionar a su ciudad natal. Lo explicó en una entrevista con «The New York Post», donde también comenta que el virus ha golpeado con especial virulencia en estados y ciudades mayoritariamente demócratas, la mayoría en las costas. Alerta del peligro de que la distribución de fondos y ayudas las medidas para la desescalada acaben gripados por la guerra política e ideológica y el peligro de que la inminencia de las elecciones presidenciales boicotee una actuación que debiera de ser ajena a banderías y sectas.

Añadió que «Trump se parece cada vez más a Herbert Hoover, el presidente que ignoró la Gran Depresión». «Trump», dijo, «no estuvo cuando necesitábamos las pruebas para detener esta horrible enfermedad, y ahora habla de no ayudarnos en nuestra hora de necesidad». Nueva York es uno de los estados, junto a Pensilvania, Nueva Jersey, Michigan y Massachusetts, que registrará los mayores aumentos en el número de muertes previstas.