Brasil
Último golpe a Bolsonaro: Trump prohíbe los viajes desde Brasil a EE UU
La Administración norteamericana veta la entrada en el país a aquellos que hayan estado en territorio brasileño en las últimas dos semanas tras convertirse en el epicentro de la pandemia
La Casa Blanca comunicó el domingo que prohíbe los viajes¡ desde Brasil a EE UU. Una medida tajante, de reacción a la evidencia de que la pandemia crece de forma exponencial en Suramerica. En palabras de Kayleigh McEnany, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, «la acción de hoy ayudará a garantizar que los ciudadanos extranjeros que han estado en Brasil no se conviertan en una fuente de infecciones adicionales en nuestro país».
McEnany quiso dejar muy claro que «estas nuevas restricciones no se aplican al flujo de comercio entre EE UU y Brasil». Un punto importante, por cuanto las buen relaciones comerciales no han evitado el fantasma de los aranceles, por más que tanto la Casa Blanca como el gobierno de Bolsonaro hayan mostrado siempre una sintonía enorme.
En cuanto al terreno puramente sanitario o médico, y como explicó el director ejecutivo de programas de emergencia de la Organización Mundial de la Salud, Mike Ryan, el país en este momento es Brasil, al tiempo que «Suramérica se ha convertido en un nuevo epicentro de la enfermedad». Según Ryan, los casos en Brasil se concentran en Río de Janeiro, São Paulo, Ceará y Pernambuco, aunque el lugar más afectado sería el Amazonas «las tasas más altas están en Amazonas, con 490 personas infectadas por 100.000 habitantes».
Brasil supera ya los 365.000 casos, 15.000 durante las últimas 24 horas, y suma 22.746 muertos. De hecho, ningún país del mundo excepto EE UU tiene ya más casos que Brasil, donde su presidente, Jair Bolsonaro, ha tratado la pandemia con una suerte de desprecio y suficiencia muy similar al del Gobierno de Trump. Esa comparación con una gripe y ese intento por circunscribir el problema sanitario a otros países, en el convencimiento de que no era necesario tomar ningún tipo de medidas preventivas porque la enfermedad nunca llegaría a su país. Son bien recordadas las ocasiones en las que Bolsonaro se ha paseado sin mascarilla frente a grandes multitudes, pese a que el virus estaba ya cerca.
De hecho, su secretario de Prensa dio positivo en marzo. Aquello sucedió después de que Bolsonaro viajase a EE UU al frente de una delegación gubernamental, reuniéndose con el propio Trump en Mar-a-Lago, Florida. «Brasil lo ama y EE UU lo ama», dijo ese día Trump delante de Prensa al tiempo que alababa la estupenda relación entre los dos países y recalcar que «la amistad es probablemente más fuerte ahora que nunca». Ahora, en la declaración firmada por Trump, leemos que ha concluido que «a EE UU le interesa tomar medidas para restringir y suspender la entrada de todos los extranjeros que estuvieron físicamente en Brasil durante los 14 días previos a su entrada o intento de entrada en EE UU».
Entrevistado por la CNN, el fotógrafo Sebastião Salgado ya advirtió de que «los indígenas en el Amazonas no tienen los anticuerpos para las enfermedades que provienen de fuera de la selva. Existe un grave peligro de que el coronavirus ingrese en el territorio indígena y se convierta en un auténtico genocidio». Las proyecciones del crecimiento del coronavirus en Brasil son ahora mismo bastante sombrías.
Con una parte importante de la población viviendo en condiciones precarias, el sistema de salud está siendo sometido a unas enormes presiones. Juegan en contra imponderables como las dimensiones del país y lo inaccesibles que resultan algunas de sus regiones, pero tampoco parece ayudar la disposición de un Bolsonaro siempre dispuesto a transformar cualquier asunto en combustible de guerras culturales.
El 19 de abril participó en una manifestación contra las medidas de confinamiento. Algunos manifestantes también pedían intervenir militarmente el Congreso y el Tribunal Supremo, a los que responsabilizan de las medidas de cierre económico y social. Con rotunda ambigüedad populista Jair Bolsonaro comentó que habrá que hacer «lo que sea necesario para que el país tenga el lugar destacado que merece».
Efectivas el 28 de mayo
Las nuevas restricciones se implementarán el 28 de mayo, y prohibirán a la mayoría de ciudadanos no estadounidenses entrar en EE UU si han estado en Brasil en las últimas dos semanas.
El ministro de Exteriores de Brasil tachó la medida de “decisión técnica” en el contexto de una importante colaboración bilateral en la lucha contra la pandemia de covid-19, subrayando las donaciones de EE UU de más de 6,5 millones de dólares y una nueva promesa de la Casa Blanca de enviar 1.000 respiradores.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, señaló que las nuevas restricciones ayudarán a que los extranjeros no traigan nuevas infecciones a Estados Unidos, pero no frenará el flujo comercial entre los dos países.
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