Boris Johnson
¿Cierre en falso del “escándalo Cummings”?
La Policía determina que el asesor principal de Boris Johnson sí violó las normas del confinamiento pero no será investigado ni multado
La Policía de Durham señaló ayer que Dominic Cummings, asesor principal del primer ministro británico, “podría haber violado las medidas del confinamiento”. Desde que la Prensa sacara a la luz los viajes que el estratega realizó junto a su mujer y su hijo de cuatro años desde Londres hasta el norte de Inglaterra cuando el matrimonio comenzó a desarrollar síntomas por covid-19, en Reino Unido no se habla de otra cosa. Y el hecho de que Boris Johnson esté defendiendo a capa y espada a su gurú ha generado una crisis sin precedentes en su liderazgo. Su popularidad ha caído en picado en las encuestas. El líder “tory” ha perdido completamente el pulso a la calle.
La Policía de Durham, hasta donde se trasladó Cummings el 27 de marzo para aislarse en una propiedad de su padre porque allí podría tener ayuda para cuidar a su hijo si los síntomas empeoraban, sostiene que en ese caso no cometió ningún “delito” respecto a las restricciones impuestas para frenar la propagación del coronavirus.
Sin embargo, en lo que se refiere a su desplazamiento el 12 de abril junto a su mujer y su hijo a Barnard Castle – viaje que, según el estratega, realizó para ver si su visión era lo suficientemente buena como para regresar a Londres conduciendo- las autoridades concluyen que “pudo haber una infracción menor de las normas que habría exigido la intervención policial”.
Con todo, en un comunicado, las autoridades aseguran que se trata de algo “menor, puesto que no hubo ninguna aparente violación del distanciamiento social” y aunque en aquel momento hubiera sido detenido por un agente, seguramente este se habría limitado a aconsejarle de los riesgos de viajar durante la pandemia, por lo tanto no prevén emprender acciones en su contra.
Johnson da carpetazo
Tan pronto como se publicó el comunicado, Johnson daba carpetazo al asunto. “El primer ministro ha dicho que cree que Cummings se comportó de forma razonable y legalmente, dadas todas las circunstancias, y considera esta cuestión cerrada”, señalaba un portavoz de Downing Street. Pero nada más lejos de la realidad.
La crisis es una bola que no para de crecer y las presiones para que Johnson se deshaga de su estratega ya no vienen tan sólo por parte de la oposición, sino también de sus propias filas. Más de 40 diputados conservadores han pedido la dimisión del oscuro asesor, quien en su día fue cerebro de la campaña pro Brexit, y hasta seis miembros del propio gabinete, según la prensa, han asegurado en privado que la posición de Cummings es insostenible.
Pese a la presión, Johnson siguió defendiendo contra viento y marea a su mano derecha, ante las preguntas planteadas ayer durante la rueda de prensa diaria en Downing Street. “La Policía ha dicho que no va a abrir investigación, se da por cerrado el asunto”, matizaba con el mismo tono altivo que utilizó el día anterior durante su comparecencia ante el principal comité de Westminster, donde llegó a pedir a los diputados “responsabilidad para dejar esta cuestión aparcada para poder seguir avanzando”. Su actitud resulta ya preocupante hasta para su propio equipo.
Por su parte, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, expresó ayer su temor de que los ciudadanos puedan pensar que “si Cummings no tiene que acatar las reglas” tampoco ellos deberían hacerlo. “Entonces se estaría ante una bola de nieve. El riesgo real aquí es que perdamos el control de las reglas”, recalcó.
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