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Una fiesta en Alemania termina con 160 personas en cuarentena

Las autoridades germanas advierten que si el aumento de casos es significativo supondría un retroceso en la desescalada

Business in Frankfurt amid Covid-19 crisis
Los turistas locales vuelven a FráncfortMAURITZ ANTINEFE

Alemania continúa su desescalada con sobresaltos debido a contagios masivos localizados. El último se conocía este fin de semana en la ciudad de Gotinga, donde al parecer varias familias habrían celebrado reuniones privadas en las que se han contagiado al menos 35 personas, una de ellas con síntomas graves, y unas 160 han sido obligadas a permanecer en cuarentena. Entre los “confinados” hay 57 menores.

Aunque las autoridades sanitarias recalcan que los casos en general están descendiendo en el país y solo quedan 7.800 casos activos, esta semana tendrán que explicar si el aumento que se ha producido en los últimos días es significativo y puede suponer un retroceso de la desescalada que provoque el cierre de establecimientos o bien el tomar de nuevo otras medidas drásticas.

El problema del coronavirus es conocido: los efectos de los contagios solo se ven dos semanas después. Mientras esta semana abrían bares y piscinas en algunos estados, o incluso los cines en la ciudad de Dresden, se conocía que en una iglesia de Bremen se contagiaron una veintena de personas con la covid-19; o que en un centro de paquetería de la empresa UPS en Hanover se han infectado hasta 72 personas.

El llamado índice de reproducción, que da cuenta de a cuántas personas contagia un enfermo, era de 1,07 en las últimas 24 horas. El Instituto Robert Koch ha asegurado que este indicador debe permanecer por debajo de 1 para que el sistema sanitario alemán no se vea sobrepasado. Además, las autoridades han puesto como límite 50 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes como condición para continuar con la desescalada, aunque por ahora no se ha sobrepasado esa marca en ninguna región.

Otro de los focos de infección en los últimos días han sido los albergues para refugiados, donde los residentes aseguran que es imposible mantener las distancias de seguridad y la higiene. En Regensburgo se infectaron 56 y en Mainz 35 personas en instalaciones de este tipo. En Henningsdorf, en Brandenburgo han sido hasta 216 los infectados y las cuarentenas se han ido sucediendo, de forma que los habitantes llevan un mes y medio encerrados en el edificio. En Buch, al norte de Berlín, hay 28 infectados... Asociaciones de médicos y ONGs de ayuda a los refugiados han pedido que se aloje a los afectados en edificios donde puedan tener dormitorios individuales.

También las residencias para mayores son otro de los centros de infección donde el virus se propaga como la pólvora. Entre marzo y abril fueron numerosas las residencias donde se dieron contagios masivos, por lo que se decretó la prohibición de recibir visitas. Esta restricción ya ha sido relajada y se están llevando a cabo muchos tests de forma rutinaria entre el personal y los residentes, pero la tensión y el miedo de una posible segunda ola de contagios sigue en el aire.

El virólogo jefe del hospital Charité de Berlín, Christian Droste, una eminencia en el tema del coronavirus, que aconseja al Gobierno alemán en el manejo de la crisis –estrategia que por lo que dicen los datos oficiales no habría sido errada-, explicaba esta semana que él cree que “una segunda ola se puede evitar”. Las razones para la esperanza serían el conocimiento que a día de hoy se tiene del virus, de su forma de propagación, así como los mecanismos llevados a cabo para su detección y tratamiento. Estar alerta, mantener el distanciamiento y la higiene, así como el aislamiento de los enfermos y los tests masivos serían fundamentales.

La canciller Merkel da plantón a Trump por el coronavirus

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha decidido este domingo posponer la cumbre del G7, que estaba planeado celebrar el próximo junio. Un acto que habría sido presencial y no como las cumbres que desde el comienzo han tenido lugar a través de videoconferencia.

La canciller alemana había declinado la invitación el sábado a participar en un formato de estas características que debía celebrarse en Estados Unidos debido a la crisis del coronavirus y porque cree que aún no es seguro viajar. Alemania quería retirar su recomendación de no viajar al exterior esta semana, pero las diferencias de opiniones en el Gobierno de Merkel hicieron posponer la decisión hasta el próximo 3 de junio.

La cautela alemana se expresaba en las palabras del portavoz de Merkel Steffen Seibert: “Esperaremos a las siguientes informaciones de Estados Unidos, que son quienes organizan la conferencia”, respondía el domingo al diario “Süddeutsche Zeitung” sobre la participación del país en la reunión.