México
El magnate amigo de AMLO que desafía la cuarentena
El segundo hombre más rico de México llama a la desobediencia y a romper el confinamiento
Ricardo Salinas Pliego es el segundo hombre más rico de México, propietario de un enorme imperio empresarial que hace negocios con la administración desde hace décadas y da trabajo a miles de personas. Amigo personal del presidente Andrés Manuel López Obrador y uno de sus consejeros más cercanos, en los días más duros de la pandemia ha agitado al país con un llamado a la desobediencia y a romper el confinamiento que desde hace más de dos meses tiene al país al ralentí.
Desde su retiro en Valle de Bravo, una zona de recreo cercana a la capital, Salinas Pliego sorprendió la semana pasada con unos mensajes explosivos en redes sociales. Cargado de sorna, el magnate lanzaba una pregunta a sus 750.000 seguidores. “Dado que el virus no se va a extinguir por si solo y que seguirá expandiendo su presencia en tanto haya seres humanos que lo reciban y por tanto se multiplique…¿Cuál es su plan de futuro?"
Daba varias opciones. “1.- ¿Quedarse encerrados hasta que haya cura o vacuna? 2.- ¿Quedarse encerrados hasta que el Gobierno les diga que pueden salir?” y aquí venía el golpe: “3.-¿Quedarse encerrados hasta que un buen día se desapendejen y decidan salir a vivir la vida con todo y sus riesgos?”.
Aunque las declaraciones llaman la atención en boca de uno de los hombres más poderosos del país y han escandalizado a muchos, que lo acusan de irresponsable; no son del todo sorprendentes y forman parte de una serie de encontronazos entre Salinas Pliego y López Obrador que se ha agudizado durante la pandemia.
La cercanía entre ambos es indiscutible y viene de lejos, al menos desde que López Obrador fue alcalde de la Ciudad de México (2000-2005). Salinas pliego tuvo visión y consiguió situarse muy cerca de AMLO antes de la campaña electoral que lo auparía a la presidencia en 2018. Fue de los pocos invitados a la fiesta posterior a la victoria en las urnas y en la formación de gobierno y de los puestos clave de gabinete aparecieron nombres muy vinculados al industrial: el secretario de Educación, Esteban Moctezuma; Adalberto Palma, al frente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y ahora en el gabinete económico del presidente y el titular de Banobras, el banco nacional de Obras Públicas, Jorge Mendoza.
El propio Salinas lideró el Consejo Asesor Empresarial, un grupo de importantes hombres de negocios formado para escenificar un acercamiento con la iniciativa privada que ha sido tenso a lo largo de la extensa carrera política de AMLO. En esa tarea, Salinas Pliego es el aliado número uno del presidente.
A pesar de todo, los desencuentros públicos, al menos en apariencia, han sido fuertes. Y es que Salinas Pliego tiene mucho que perder con la pandemia; y de hecho ya ha perdido mucho. Según el índice de multimillonarios de Bloomberg, en los meses que la crisis del coronavirus ha golpeado a México el valor de sus empresas se ha devaluado en más de 3.000 millones de dólares. A mediados de febrero cotizaban en 14.500 millones de dólares y ahora han caído a 11.400 millones de dólares, una cifra que le sigue situando como el segundo hombre más rico del país según la lista Forbes, solo superado por Carlos Slim. Como es obvio Salinas no es una excepción y la crisis ha golpeado toda la economía, pero la naturaleza de sus negocios, dirigidos a las capas más humildes de la sociedad mexicana le hacen sufrir más que a otros si la gente permanece encerrada en sus casas y no consume.
El primer encontronazo público
El primer roce Salinas- AMLO llegó el 24 de marzo cuando el Gobierno acababa de decretar las medidas de aislamiento voluntario y distancia social. En un acto público con empleados se quejó de los estragos que provocaría en la economía y lamentó que hubiera “calles vacías, todo cerrado, escuelas vacías, parques sin gente, ¡esto no puede ser!, la vida tiene que continuar”. "Este virus existe, sin duda, pero no es de alta letalidad. (…) "Como van las cosas parece que no moriremos por coronavirus, sino de hambre”, dijo.
Aunque el Gobierno ordenó la suspensión de todas las actividades que no fuesen esenciales, muchos establecimientos del Grupo Salinas, que agrupa marcas como Elektra, Italika y Banco Azteca y Televisión Azteca, la segunda en audiencia del país, permanecieron abiertos, lo que le valió el señalamiento público de la Secretaria de Trabajo, María Luisa Alcalde. Era la primera vez que desde Palacio Nacional se cargaba directamente contra Salinas, que se negaba a cerrar Elektra, una cadena de electrodomésticos, electrónica y préstamos para las clases humildes, con más de 10.000 trabajadores “a pesar de no ser esencial”, como señaló Alcalde. Sin embargo, se quedó en un cruce de declaraciones y no se aplicaron sanciones.
El otro gran choque se produjo el pasado 17 de abril, cuando el presentador estrella del informativo de TV Azteca, Javier Alatorre, llamó a su audiencia a “no hacer caso” de los datos sobre incidencia del coronavirus ofrecidos por el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, portavoz del ejecutivo de AMLO y máxima autoridad nacional sobre la pandemia. Todos los analistas señalaron que era Salinas quien hablaba en voz de Alatorre.
Desde que inició la administración de López Obrador las empresas de Salinas han recibido varios contratos públicos, el más importante, la adjudicación directa a Banco Azteca de la gestión y distribución de los programas sociales, principal bandera del actual gobierno con un presupuesto multimillonario. Llama la atención que, por el contrario, las constructoras del empresario se hayan quedado fuera de las adjudicaciones del Tren Maya, la obra de infraestructura más importante del sexenio (más de 6.000 millones de dólares de presupuesto) que se entregó en el mismo periodo que sucedían los rifirrafes anteriores.
Dos meses después de que AMLO decretase el congelamiento del país para luchar contra el virus, Ricardo Salinas Pliego vuelve a la carga reclamando una pronta reapertura que ha empezado a aplicarse desde el inicio de mes a pesar de que la intensidad de la pandemia no remite en México, que acumula más de 100.000 casos y cerca de 12.000 muertes.
Queda la duda de si las tensiones entre ambos pueden llevar a una ruptura o forman parte de una escenificación que finalmente pueda beneficiarles a los dos.
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