Caso Madeleine McCann

Los chats enfermizos del secuestrador de Madeleine: “Abusaré de ella y lo grabaré"

El fiscal alemán está convencido de que mató a Maddie poco después de secuestrarla

Madeleine McCann y el sospechoso de su desaparición, Christian Brueckner
Madeleine McCann y el sospechoso de su desaparición, Christian BruecknerBildLa Razón/Diario Bild

Hans Christian Wolters, el fiscal alemán encargado del caso de la desaparición de Madeleine McCann no tiene ninguna duda de que Christian Brueckner es el responsable del secuestro, violación y asesinato de Madeleine McCann en mayo de 2007. Es decir, sabe lo que pasó, como pasó pero no puede probarlo y teme que pueda recuperar la libertad tras cumplir las dos terceras partes de una condena por abusos sexuales a una septuagenaria.

El convencimieno de Wolters tiene que ver con lo descubierto a lo largo de estos años sobre la personalidad de Brueckner. Un enfermo, obsesionado con los niños, un depredador que no podía reprimir sus instintos ni siquiera cuando chateaba. Las autoridades alemanas investigaban el caso de Inga Gehricke, de cinco años, que desapareció en mayo de 2015 durante una excursión familiar y se encontraron con una conversación de chat enfermiza de Brueckner con otra persona, en la que dejaba claras sus intenciones. Durante la conversación, el sospechoso de la desaparición de Madeleine hablaba sin tapujos de la fantasía de secuestrar, violar y matar a una niña, llegándose a jactar de que documentaría toda la tortura que sufriría el niño. “Quiero atrapar a un niño pequeño y usarlo durante días. Grabaré vídeos y documentaré con detalle cómo la torturo”, dijo. Cuando su interlocutor le preguntó sobre si no tenía miedo a ser descubierto, el alemán lo tenía claro: “Si la evidencia se destruye....”.

Brueckner, de 43 años, es un delincuente sexual con numerosos antecedentes. Una de sus ex novias, con la que salía cuando desapareció Madeleine, confesó a las autoridades británicas que el día antes de la desaparición de Madeleine, Brueckner durante la cena le dijo “tengo un trabajo que hacer en Praia da Luz mañana. Es un trabajo horrible, pero es algo que tengo que hacer y que cambiará mi vida. No me verás por un tiempo". Después, desapareció sin dejar rastro.

La única pista es la descubierta la pasada semana por un investigador español que consiguió una imagen de satélite en la que se ve una furgoneta similar a la Volkswagen Westfalia del alemán cerca de la casa de campo “la vieja escuela”, en la que estuvo durante casi seis años. La finca está llena de pozos y la zona la conocía bien, por lo que los investigadores sospechan que podría haber regresado para deshacerse del cuerpo de Maddie. Nadie supo nada de él hasta seis años después, cuando reapareció en Lagos, un pueblo situado a unos 10 kilómetros del lugar en el que desapareció Madeleine.

Otra de los indicios es la llamada que Brueckner recibió el 2 de mayo, una hora antes de la desaparición de la pequeña británica. Habló por teléfono con una persona, a la que las autoridades no han podido identificar, durante media hora. Esa llamada fue posicionada por la policía y situaba al principal sospechoso en Praia da Luz.

Además, uno de los empleados del restaurante Tapas, ubicado en el Ocean club tenía el número de Brueckner en la agenda de su teléfono. Es la misma persona que tenía acceso al libro de reservas, en el que estaba escrito que los McCann cenaban todos los días en la misma mesa y a la misma hora para poder estar cerca del apartamento y poder hacer visitas periódicas para comprobar que todo estaba bien.

Además, la testigo que afirmó haber visto a un hombre con un niño en brazos alejándose del complejo turístico ha confirmado que la persona que vio podría tratarse de Brueckner.

Pues a pesar de todas estas evidencias, las autoridades no pueden probar ninguna de ellas y no pueden procesar al delincuente sexual y con ello, tampoco evitar que salga con un permiso penitenciario en los próximos años.

El fiscal Wolters lo tiene claro y tal y como le dijo al diario “The Times”: “Mi opinión personal es que mató a la niña relativamente rápido. La secuestró, posiblemente abusó de ella y luego la mató. Creemos que nuestro sospechoso cometió más delitos, especialmente sexuales, posiblemente en Portugal, pero también en otros lugares como Alemania”.

Wolters no quiso pronunciarse sobre la sospecha de que hubiera grabado el abuso a Madeleine, como lo hizo durante los ataques contra algunas de sus víctimas.

Brueckner cumple 21 meses por tráfico de drogas y siete años por violar a una mujer estadounidense de 72 años en Praia da Luz en 2005, unos 18 meses antes de que Maddie desapareciera.

Según Wolters, “si no encontramos nada nuevo en su contra, podría ser que en siete años a más tardar pueda ser liberado y salir de Alemania e instalarse en un país que no acepte las extradiciones”.

El fiscal añadió que los investigadores están intentando construir el caso de la forma más sólida posible antes de intentar interrogar a su principal sospechoso. Para ello, la policía de toda Europa está investigando si estuvo involucrado en desapariciones no resueltas o asesinatos de niños o violaciones de mujeres.

Un insaciable delincuente sexual

Brueckner llegó a Praia da Luz en 1999 y desde muy pronto comenzó a abusar sexualmente de mujeres. Era un depredador. Entraba a robar en los apartamentos y si estaban ocupados, violaba a las víctimas. Era meticuloso y lo grababa todo. Cuando dejó la casa en la que vivió casi toda su estancia en Portugal, el dueño tuvo que pedir ayuda para dejarla habitable de nuevo. Muebles rotos tirados por todas partes, ordenadores y material informático destruido, cajas con disfraces y pelucas. basura por doquier...

Con el paso del tiempo, el número de personas que deciden dar un paso al frente y plantarle cara. Una mujer irlandesa ha pedido que reabran su caso ante la sospecha de que el hombre que la violó sea Brueckner. Pero también los casos de menores. que no son pocos. Además de Inga Gehricke y Madeleine, hay otros casos en revisión. Uno de ellos es el de Joana Cipriano, que desapareció en 2004 y que acabó con su madre Leonor y su tío condenados a casi 20 años de prisión. Su cuerpo nunca fue encontrado. Pero también el de Peggy Knobloch ha sido llamada la “Maddie alemana” o el de Renee Hasee, desapareció que de una playa en el Algarve en 1996

La muerte de Peggy Knobloch, apodada la “Maddie alemana” por los tabloides británicos es uno de los casos más misteriosos de Alemania. La niña desapareció en su camino a casa desde la escuela en mayo de 2001 y sus restos no fueron descubiertos hasta julio de 2016, cuando un grupo de buscadores de setas encontraron sus huesos en un bosque a más de 10 kilómetros de la casa de Peggy.

Pero también los investigadores belgas están analizando si Brueckner estuvo involucrado en el asesinato de Carola Titze, de 16 años, que desapareció mientras estaba de vacaciones en De Haan en julio de 1996. En Holanda, buscan si hay relación entre el alemán y Jair Soares, un niño de siete años que desapareció en un viaje a una playa cerca de La Haya en 1995.

Lo que sí está documentado es que Brueckner fue investigado por el asesinato de Monika Pawlak, de 24 años, que trabajaba en una cocina y ocasionalmente como prostituta, en Hannover en 2010, pero nunca fue acusado.