Terrorismo

La cárcel, semillero de yihadistas

Cuatro atentados de carácter terrorista con armas blancas en siete meses en Reino Unido

Stabbing incident in England
Policía forense en el lugar de los echosAaron Chown/PA Wire/dpaAaron Chown/PA Wire/dpa

El yihadismo se ha beneficiado del confinamiento provocado por el coronavirus y ha salido fortalecido de la pandemia. Es la opinión de expertos consultados por LA RAZÓN. La situación de aislamiento ha favorecido la radicalización de los candidatos a actores (lobos) solitarios. Ha sido fácil convencerlos, a través de las redes sociales, de que era Occidente el culpable de su situación de aislamiento y malas perspectivas económicas.

Si a este proselitismo telemático, se une un proceso de radicalización a su paso por la cárcel, el peligro se acentúa. En el caso de Reino Unido, la historia se repite hasta en tres ocasiones: un individuo que ha estado en prisión comete un atentado al salir de la cárcel. Ocurrió el sábado en la localidad inglesa de Reading. El autor es un ciudadano libio, Jairi Saadalá, de 25 años, que fue detenido después de asesinar, cuchillo en mano, a tres personas y dejar a otras tres malheridas. Había pedido asilo político.

Aunque durante su estancia en tierras británicas se había convertido al cristianismo, en los 12 meses que ha estado privado de libertad fue, según todos los indicios, captado por el yihadismo (hasta el punto de querer viajar a Siria a combatir).

Actuaría siguiendo los mandatos del Estado Islámico que, desde el pasado 19 de marzo, ha ordenado a «lobos» que ataquen en Occidente para aprovechar las debilidades que ha causado la pandemia de COVID-19.

«No tengáis piedad de ellos pese a la enfermedad», recomendaban los cabecillas. Pero hay más casos. En enero pasado, dos reclusos yihadistas atacaron con armas blancas a cuatro funcionarios en la cárcel de Whitemoor, en Cambridgeshire. Uno de los agresores era Brusthom Ziamani, de 24 años, declarado culpable de preparar un acto de terrorismo en 2015 .

Dos meses después, Sudesh Amman, de 20 años, que había sido puesto en libertad hacía apenas diez días, tras haber cumplido la mitad de una pena de tres años y cuatro meses por delitos de terrorismo, perpetró otro atentado en el sur de Londres. Llevaba un chaleco explosivo y atacó a tres personas antes de ser abatido por los agentes policiales. Era un fanático seguidor del Estado Islámico y de los atentados indiscriminados.

En noviembre del año pasado, fue un tal Usman Khan, otro ex convicto recién salido de la cárcel, donde cumplió sentencia por delitos de terrorismo, el que atacó a puñaladas, de manera indiscriminada, a viandantes que paseaban por el Puente de Londres. Mató a dos personas y otras tres resultaron heridas. Había sido condenado en 2012 por actos terroristas y salió de la cárcel en diciembre.