Unión Europea

Bruselas hace un llamamiento para salvaguardar Schengen pese a los rebrotes

La Comisión Europea envía una carta a Hungría para mostrar su malestar con el cierre unilateral de sus fronteras. Insta a los socios de la UE a consensuar unos criterios epidemiológicos

La Comisión Europea teme que una segunda ola de coronavirus degenere en un nuevo cierre de fronteras interiores en la UE
La Comisión Europea teme que una segunda ola de coronavirus degenere en un nuevo cierre de fronteras interiores en la UElarazon

Bruselas teme que el caos vuelva a apoderarse del espacio sin fronteras Schengen tal y como sucedió en el mes de marzo durante la primera fase de expansión de la pandemia de coronavirus. Por eso, la Comisión Europea está intentado poner coto a los movimientos unilaterales de cierre indiscriminado de fronteras y el martes envió una misiva al Gobierno húngaro en la que advierte ante posibles medidas discriminatorias para los ciudadanos europeos.

Hungría anunció el pasado viernes –sin haberlo comunicado previamente a Bruselas- que a partir del mes de septiembre las fronteras del país permanecerán cerradas a cal y canto para todos los viajeros procedentes del extranjero, a excepción de los ciudadanos húngaros que quieran regresar a su país. Budapest justificó esta medida en la necesidad de luchar contra los rebrotes del coronavirus, debido al rápido incremento de casos en el país.

Posteriormente, ante las quejas recibidas, el Ejecutivo de Viktor Orban decidió eximir de esta prohibición a los ciudadanos polacos, checos y eslovacos. En la mima línea, Polonia también ha anunciado la suspensión de los vuelos con los países más afectados, entre ellos España

Bruselas siempre ha mantenido que cualquier medida de este tipo debe realizarse en coordinación con los países vecinos y atendiendo a criterios únicamente de salud pública. En la carta remitida a Budapest, los comisarios de Justicia, Didier Reynders, e Interior, Ylva Johansson, recalcan la importancia de mantener la integridad del espacio sin fronteras Shenghen y de evitar cualquier discriminación. “Cualquier medida que no cumpla con estos principios fundamentales del derecho de la UE debe ser inmediatamente rectificada”, han alertado los comisarios.

Bruselas espera que Budapest acabe dando el brazo a torcer, aunque llueve sobre mojado. En una carta enviada el 7 de agosto a los embajadores de los Estados miembros, la Comisión Europea ya mostraba su preocupación por la nueva oleada de medidas restrictivas sin orden ni concierto. “Hemos visto que algunos Estados miembros han decidido mantener o reintroducir ciertas restricciones a los movimientos transfronterizos a veces de manera descoordinada”, denunciaba el texto hace ya tres semanas.

Ante el peligro de nuevos rebrotes, pero también con el objetivo de salvar la temporada turística, el Ejecutivo comunitario publicó una serie de recomendaciones el pasado 15 de julio en las que pedía a los Estados evitar la repetición de los mismos errores de hace unos meses. “Cualquier medida que implique restricciones del movimiento de personas y mercancías dentro de la UE debería ser utilizada solo en situaciones en las que sea estrictamente necesario”, defiende esta comunicación.

Para intentar poner algo de orden ante la disparidad de criterios, Bruselas ha planteado a las capitales la armonización de estándares a la hora de valorar “el riesgo epidemiológico” de una región. Por eso, ha propuesto a las capitales un código de colores común según el nivel de peligrosidad y que puede incluir diferentes variables como la tasa de incidencia (número de casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días), la capacidad de rastreo, el número de test o la tendencia al alza o a la baja en la propagación del virus.

El Ejecutivo comunitario presentó una primera propuesta a las capitales en una reunión de carácter técnico el pasado viernes y espera poder tener lista una recomendación “en unos días”, según los portavoces europeos.

Este miércoles los embajadores europeos volverán a tratar este tema y el Ejecutivo comunitario considera que existe una buena disposición por parte de las capitales. Francia y Alemania –país que ahora mismo ostenta la presidencia rotatoria europea- son los dos países que más están presionando en esta dirección. “Ahora mismo en la UE hay medidas para restringir los movimientos (pruebas, cuarentena) que generan preguntas y confusión”, aseguró el pasado lunes el secretario de Estado de Asuntos Europeos francés, Clement Beaune.

Actualmente, el mismo viajero procedente de la misma región europea puede verse obligado a guardar cuarentena o someterse a un test cuando se traslada a un país miembro mientras otro Estando no le exige ninguna medida de este tipo. Por eso, Bruselas quiere actuar en los dos ámbitos: una valoración común sobre los riesgos y sobre las medidas de respuesta.

Ahora, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC por su siglas en inglés) actualiza las zonas de riesgo según el nivel de contagios, pero cada país aplica después sus propios parámetros. Por ejemplo, Bélgica ha clasificado a París como zona roja, mientras que el ECDC la sitúa un escalón por debajo, en zona naranja.