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Francia

Yihadismo en Francia: “Hay que aislar a los fundamentalistas para limitar el alcance del extremismo violento”

El experto Yan St-Pierre, analiza para LA RAZÓN las claves de la lucha en Francia contra el extremismo islámico

El ferétro del profesor Samuel Paty en el homenaje en la Sorbonne Francois Mori / POOLEFE

¿Cómo puede Francia enfrentar el debate sobre la libertad de expresión contra el Islam radical?

La cuestión no se trata tanto de ganar el debate contra aquellos que es poco probable que cambien de posición como de comprender cuáles pueden ser las consecuencias de la libertad de expresión, especialmente en una era polarizada como la nuestra. Esto requiere métodos que prevengan y desarmen las circunstancias que pueden conducir a visiones y acciones radicales a fin de aislar a los actores extremistas tanto como sea posible y limitar la presencia y alcance del extremismo violento.

¿Está el presidente Macron tomando las decisiones correctas para derrotar al extremismo islámico?

El momento del ataque en Conflans, poco después del segundo ataque contra las antiguas oficinas de “Charlie Hebdo”, está obligando al Gobierno francés a tomar decisiones impulsivas, más cosméticas que sustanciales. La lucha contra el extremismo violento es un problema a largo plazo y las soluciones deben reflejar este enfoque. Desafortunadamente, las necesidades políticas a corto plazo generalmente reemplazan las necesidades a largo plazo de los actores estatales que enfrentan el extremismo, y las decisiones que siguieron al ataque parecen encarnar esta situación una vez más.

¿Por qué Francia es el principal campo de batalla de los ataques terroristas yihadistas teniendo en cuenta que el país es uno de los más tolerantes de Europa? ¿Es solo una cuestión de pobreza?

Las investigaciones sobre las causas del extremismo demuestran que los problemas económicos son solo una pequeña parte de las motivaciones. La identidad, el sentido de pertenencia, las injusticias percibidas o reales generalmente juegan un papel más importante en los agravios que conducen al extremismo violento que la pobreza, por ejemplo. Si en Francia parece más presente, no hay que olvidar que otros países europeos, como Reino Unido, Bélgica o Alemania, también son habitualmente blanco de ataques planificados o ejecutados. Por lo tanto, lo que estamos viendo en Francia es parte de un fenómeno mucho más amplio que parece apuntar más allá de Francia; de hecho está más extendido en Europa de lo que parece.

¿En qué medida el Estado Islámico está infiltrado en las sociedades europeas o son más bien lobos solitarios que operan por su cuenta?

En este tema es donde la amenaza del extremismo violento ha cambiado verdaderamente en los últimos años. Mientras que hace 10 o 15 años las personas habrían necesitado ser parte de un grupo, donde se conectaban con gente de ideas afines, compartían contenido extremista y posiblemente planificaban ataques terroristas, ahora pueden hacerlo por su cuenta sin pertenencia formal a un grupo. Esto significa que esos grupos extremistas ya no necesitan llevar a cabo un reclutamiento formal o infiltrarse sino difundir sus puntos de vista y su propaganda en internet tanto como sea posible, con el fin de incitar y provocar que simpatizantes y posibles terroristas actúen por su propia iniciativa. Esto es algo que el Estado Islámico ha hecho muy bien desde 2014, y algo que hemos visto bastante en los grupos de extrema derecha desde el comienzo de la pandemia.

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