Conflicto indígena

La guerra eterna de los Mapuches

El grupo indígena, que lucha por recuperar tierras, vuelve a estar en la mira tras la muerte de un policía

Protestas tras un año del asesinato del mapuche Catrillanca por parte de la Policía
Protestas en Santiago de Chile durante la conmemoración del primer aniversario del asesinato del comunero mapuche Camilo CatrillancaOrlando BarríaEFE

El conflicto mapuche –indígenas de Argentina y Chile- no parece tener fin. Tachados de narcotraficantes y terroristas por algunos chilenos, este pueblo originario ha sido desplazado, marginado, olvidado. Sin embargo, ellos mismos divididos en facciones, algunas más radicales, en ocasiones también, cruzan líneas rojas. El presidente chileno, Sebastián Piñera, lamentó ayer la muerte de un policía y un agricultor que habrían sido víctimas de bandas criminales y narcotraficantes en la región de La Araucanía, y pidió no confundir estos hechos de violencia con el pueblo Mapuche. Es un nuevo capítulo de esta “lucha” sin fin.

Durante un operativo antidroga en la comunidad mapuche de Temucuicui, el agente de la Policía Civil, Luis Morales, fue abatido a tiros por supuestos narcotraficantes que utilizaron armamento de grueso calibre. En tanto, el agricultor de 70 años, Orwal Casanova, recibió un disparo en el rostro en su hacienda cerca de la localidad de Victoria.

Piñera lamentó y condenó los hechos tras asistir al funeral del agente este sábado en Santiago, y manifestó que en Temucuicui «se han enquistado organizaciones de crimen organizado y bandas de narcotráfico», provocando pavor entre la población en los últimos meses. «No aceptaremos jamás, en ningún lugar de Chile, que bandas de crimen organizado o narcotráfico, dispuestos a asesinar a personas inocentes, incluyendo funcionarios de nuestras policías, tengan y utilicen armas militares en forma ilegal y administren redes de narcotráfico o plantaciones de droga», dijo Piñera.

«Estamos todos consternados, hay que hacer algo para cambiar esta situación, no es raro, no es poco común, le pasa a mucha gente y me da pena porque nadie hace nada», dijo, en tanto, Francisco Casanova, hijo del agricultor muerto, durante su funeral en La Araucanía.

Piñera pidió no confundir estos hechos con el pueblo Mapuche -la mayor etnia de Chile- que sostiene un histórico conflicto con el estado chileno en el que demanda por derecho ancestral tierras de La Araucanía que han sido entregadas a empresas madereras y agricultores. Pero, según el gobierno y agricultores locales, existen grupos radicales o «terroristas» que apoyan las demandas indígenas que estarían detrás de algunos de los cientos de ataques incendiarios a colegios, camiones y maquinarias agrícolas ocurridos en los últimos meses en las regiones de la Araucanía y el Biobío (sur) y que han mantenido en tensión esta zona.

La conquista del desierto

En la segunda mitad del siglo XIXI, Argentina y Chile decidieron establecer su poder sobre los territorios indígenas autónomos, mediante los procesos denominados de forma tradicional “Conquista del Desierto” y “Ocupación de la Araucanía” respectivamente.

Los terratenientes requerían de grandes extensiones de tierra para llevar a cabo sus proyectos de producción agropecuaria y por ello promovieron la ocupación de las tierras de los pueblos originarios. Ejemplar es el caso de la Sociedad Rural Argentina creada en 1866 que apoyó económicamente la campaña militar en Argentina. Al finalizar la conquista 538 propietarios obtuvieron 18 668 000 hectáreas. Siendo los principales beneficiados varios miembros de la Sociedad Rural.

Esos propietarios han ido vendiendo los terrenos con el tiempo, a millonarios sedientos de enormes parcelas en un paraíso como la Patagonia, a precio regalado. Como el caso de Carlo Benetton, hermano pequeño de la familia que controla la empresa de ropa italiana, Benetton. En el 91, el grupo adquirió 900.000 hectáreas (un área mayor que Madrid) en las que crían 100.000 ovejas. Pronto los mapuches reclamaron terrenos que consideran históricamente, les pertenece. La contienda acabó con varios heridos. Es solo otro ejemplo de esa guerra eterna de los mapuches por la tierra. Las venas siguen abiertas en el continente...