Crisis política

El Kremlin reprime con el uso de la fuerza bruta a la marea a favor de Navalni

Más de 80 manifestaciones en toda Rusia para reclamar la libertad del opositor ruso terminan con más de 3.000 detenidos

En unas 80 ciudades de toda la geografía rusa, desde el Lejano Oriente a Moscú, se celebraron manifestaciones en solidaridad con el opositor ruso Alexei Navalni, a las que él mismo animó a participar. En Moscú se abrían manifestado unas 50.000 personas según la agencia de noticias Reuters y 4.000 según los datos de la Policía rusa.

¡Hay un gran mitin en Ulán-Udé! De momento la asistencia en las protestas superan todas las expectativas. ¡Hay mucha gente!”, afirmó el equipo de Navalni en su canal de Telegram, donde mostró el vídeo de una multitud de cientos de personas que claman “¡Libertad!” en una plaza.

Las protestas habían sido prohibidas por las autoridades rusas con la justificación de la protección de la salud pública frente a la pandemia del covid-19 y alertaron a la población de no tomar parte en las mismas. En varias ciudades hubo enfrentamientos con la Policía y cientos de personas fueron detenidas, entre ellas la mujer de Navalni, Julia Navalnaya, que permaneció en una furgoneta policial varias horas antes de ser liberada, así como a la abogada y colaboradora de Navalni Liubov Eduárdovna Sóbol.

El grito ¡Putin vete!

«No estamos conformes con la política de Putin, soy partidario de Navalni y no tengo miedo. Estoy cansado de la ilegalidad y la corrupción», declaró a Efe Artiom Mirabián, uno de los miles de personas que salieron ayer a la céntrica plaza Púshkinskaya.

En la ciudad de Irkutsk, al suroeste de Baikal, cientos de partidarios del opositor marcharon entre gritos de “¡Putin, ladrón!” y “¡Nosotros somos el poder!”.

Los manifestantes llegaron hasta la administración local con pancartas de “Libertad” y corearon “¡Vete!” al presidente ruso, Vladimir Putin.

Según el grupo activista OVD-Info habrían resultado detenidas más de 3.000 personas por toda Rusia. Varios días antes, la portavoz de Navalni, Kira Jarmysch fue arrestada y condenada a nueve días de prisión después de haber incitado a las protestas previamente prohibidas en redes sociales. Al final de la jornada un número todavía desconocido de manifestantes y policías resultaron heridos.

El Kremlin ha criticado a la embajada norteamericana en Moscú, ya que esta habría publicado un listado con el horario y el lugar de encuentro de las manifestaciones en su website, según informó el diario alemán Süddeutsche Zeitung.

Algunos manifestantes llevaban escobillas del wáter, recordando con ello al vídeo que Alexei Navalni publicó esta semana sobre una supuesta residencia de lujo del presidente ruso en el Mar Negroen la que solamente las escobillas para el inodoro costarían unos 700 dólares. El vídeo, de dos horas de duración y que fue publicado dos días después de su regreso a Rusia, cuenta con 70 millones de reproducciones en la red social de Youtube. El Kremlin desmintió la investigación de Navalni en un comunicado asegurando que «el presidente ruso no posee ningún palacio».

El vídeo, publicado por la ONG llamada Fundación Anticorrupción de Navalni, podría cambiar el parecer de una parte de los rusos, ya que el apoyo de Navalni hasta ahora no era muy numeroso en el país: una encuesta del instituto demoscópico Lewada le daba tan solo un 2% de apoyo popular en diciembre. También un vídeo publicado por varios artistas rusos en solidaridad con Navalni podría aumentar su popularidad y insuflar las protestas.

Alexei Navalni fue envenenado el pasado agosto en Rusia y trasladado en estado crítico desde la ciudada de Omsk al hospital berlinés Charité, donde los médicos consiguieron salvar su vida. En Alemania Navalni culpó al servicio secreto ruso de haberle envenenado y el ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov solicitó a Alemania las pruebas que certifican dicho envenenamiento, al parecer sin recibir respuesta hasta el momento de las autoridades alemanas.

Las autoridades rusas acusan al opositor de Putin de haber malversado unos cuatro millones de euros de su fundación de lucha contra la corrupción, destinándolos a su enriquecimiento personal. El opositor, quien podría ser condenado a 3,5 años de cárcel por haber presuntamente incumplido las condiciones de una pena suspendida dictada en 2014, asegura que las verdaderas intenciones del Gobierno ruso son las de silenciarle.

La canciller alemana, Angela Merkel, pidió la liberación de Navalni esta semana en una conferencia de prensa en la que aseguró que su puesta en libertad «es muy urgente». También desde la Unión Europea se han alzado voces por la liberación. El presidente del Consejo de la Unión, Charles Michel, habría solicitado personalmente al presidente ruso en una llamada telefónica este viernes que inicie una investigación transparente para esclarecer el envenenamiento de Navalni el pasado verano. La jefa de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, ha asegurado en Twitter que Rusia está actuando contra sus obligaciones internacionales.

El gaseoducto Nord Stream en el aire

El Parlamento Europeo pidió nuevas sanciones para Rusia este miércoles, si bien no todos sus miembros votaron a favor. En el caso alemán, a pesar de las declaraciones de la canciller y de Von der Leyen, de su mismo partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la mayoría de eurodiputados de dicha formación votó en contra. También votaron en contra el partido socialdemócrata SPD, la izquierda de Die Linke y los ultras de Alternativa por Alemania (AfD).

La razón es el gasoducto ruso-alemán Nord Stream, afectado por nuevas sanciones norteamericanas esta semana. En el documento se pedía un castigo para funcionarios alemanes y el círculo cercano del presidente Putin, así como la paralización del gasoducto, que ha sido objeto de disputa recurrente en la UE. El eurodiputado del SPD Timon Gremmels declaraba al diario de economía Wirtschaftswoche que «Nordstream no es un proyecto alemán, sino que garantiza la distribución energética en varios países de la Unión».

En diciembre Putin impuso por su parte por primera vez sanciones a trabajadores de diplomáticos alemanes, franceses y suecos que no podrán entrar en territorio ruso. Los representantes de esos tres países fueron sancionados según el Kremlin porque allí fue donde se encontraban los laboratorios en los que se hicieron las pruebas al veneno con el que se atacó a Navalni y cuyos resultados son puestos en duda por Moscú, que ve intereses económicos y políticos detrás de las sanciones así como del apoyo a Alexei Navalni.

Tras su vuelta a Rusia el pasado domingo fue detenido y condenado poco después de aterrizar a 30 días de arresto acusado de no haberse presentado a las citaciones de la justicia rusa por encontrarse en libertad condicional, ignorando el hecho de que estaba en Alemania porque había sido envenenado y su vida corría peligro. Si bien, por otro lado, al parecer las últimas semanas las pasó en Alemania preparando el vídeo que ahora ha alimentado las protestas. En la capital alemana se manifestaron, según los organizadores, unas 1.500 personas por la liberación de Navalni, así como en Múnich. Los seguidores de Navalni quieren volver a protestar el próximo fin de semana.

Amnistía Internacional que califica de «preso de conciencia» a Navalni, condenó la represión de las protestas y exigió la inmediata liberación de los manifestantes, al igual que la embajada de EEUU en Rusia y el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, quien reprobó «el uso desproporcionado de la fuerza». Mientras, el FBK ya anunció en su cuenta de Twitter la convocatoria de nuevas protestas.