Máxima seguridad en Mineápolis

La raza en Estados Unidos después de George Floyd

Arranca el juicio contra el policía Derek Chauvin, acusado de asfixiar con su rodilla al joven afroamericano, una imagen que desató la cólera

Un hombre negro rinde tributo a George Floyd en uno de los altares esporadicos en Mineápolis
Un hombre negro rinde tributo a George Floyd en uno de los altares esporadicos en MineápolisLucas JacksonREUTERS

Hay un antes y un después en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd en Mineápolis el 25 de mayo de 2020. A tres meses de cumplirse un año desde que las imágenes del injustificado uso de la fuerza policial durante un total de 8 minutos y 46 segundos dieran la vuelta al mundo, el caso más mediático de la historia reciente del país llega el próximo lunes a los tribunales.

La ciudad más poblada del Estado de Minesota, con más de 425.000 habitantes, se convertirá el 8 de marzo en el centro de todas las miradas al dar comienzo, en el Palacio de Justicia, el proceso legal contra el agente que terminó con la vida del afroamericano presionando con su rodilla sobre el cuello de la víctima, que no opuso resistencia. Una técnica prohibida, desde entonces, en diversos Estados del país. Derek Chauvin se enfrenta por la muerte de George Floyd, que conmocionó al mundo al ser grabado por un videoaficionado, a los cargos de homicidio en segundo grado y asesinato en segundo grado por homicidio grave.

El agente que estranguló a Floyd también fue acusado de asesinato en tercer grado en el Estado de Minesota, pero un juez desestimó la acusación el pasado mes de octubre. Cinco días antes de dar comienzo el juicio, la Cámara de Representantes de EE UU aprobaba un proyecto de «ley de justicia en la policía de George Floyd» con la que los demócratas pretenden impulsar una reforma policial para evitar que se produzcan nuevos altercados de discriminación racial y uso excesivo de la fuerza contra afroamericanos. Entre otras cosas, la ley prevé la prohibición de llaves de estrangulamiento como la que causó la muerte de Floyd, así como liar la entrada de equipos militares a la policía y crear un registro nacional de agentes despedidos por abusos y evitar que puedan volver a recolocarlo en otros destinos.

El año pasado, tras la muerte de Floyd y la consecuente ola de protestas raciales extendidas por todo el país, la Cámara Baja intentó aprobar una reforma similar, pero la entonces mayoría del Senado se lo impidió. En el panorama político, el caso de George Floyd se convirtió en arma arrojadiza entre los partidos durante la campaña electoral, dividiendo a demócratas a favor de una reforma policial y a trumpistas en contra de desarmar y «desfinanciar a la Policía». Tras meses de protestas y altercados, los más destacados en el último medio siglo de historia, movilizaron el voto afroamericano en las presidenciales de noviembre, siendo determinante en estados como Georgia y Arizona para la victoria demócrata.

Nueve de cada diez votantes afroamericanos votaron por el tándem demócrata. De hecho, se estima que el 11% del total de los votos que dieron la victoria a Joe Biden y Kamala Harris pertenecían a la comunidad afroamericana. La elección de Biden de su mano derecha, primera mujer y primera afroamericana y mujer en ocupar el cargo de Vicepresidenta de Estados Unidos, tampoco fue casual. Con esta decisión estratégica de poner a Kamala Harris al frente del segundo cargo más importante del país, el presidente estadounidense se asegura la fidelidad de un colectivo decisivo, a la vez que se compromete por la lucha contra la desigualdad racial. Con la figura de Kamala Harris, que podría optar a la presidencia de EE UU en el segundo mandato de Biden, el creciente movimiento Black Lives Matter se asienta con fuerza en la Casa Blanca.

Casi un año después y a pocos días del esperado juicio para familiares, amigos y activistas contra el racismo y la violencia policial, las calles de Mineápolis respiran ya la tensión contenida de las zonas colindantes del Palacio de Justicia donde tendrá lugar el juicio contra Chauvin, el Ayuntamiento de Mineápolis y la Cárcel del Condado de Hennepin. Las nuevas manifestaciones, contra el racismo y el abuso injustificado de la fuerza policial, esperan contar con la presencia multitudinaria de personas procedentes de todos los estados del país y podrían derivar en graves disturbios en el caso de que el agente Chauvin sea exonerado.El alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, ha confirmado el despliegue de 3.000 agentes de la policía estatal y soldados de la Guardia Nacional, que velarán por la seguridad de la ciudad a la espera del veredicto.

El juicio contra Derek Chauvin dará comiendo el lunes con la selección del jurado, pero tanto la programación de las declaraciones de apertura como los alegatos presentados en el tribunal no tendrán lugar hasta el 29 de marzo. Las circunstancias de su muerte, publicadas con el sonido agonizante de la víctima suplicando «no puedo respirar», dejaron en evidencia la violenta actuación policial y la falta de humanidad impune ante la atenta mirada de los otros agentes presentes que no hicieron nada por evitarlo.

Las estremecedoras imágenes de la muerte de Floyd no sólo dieron la vuelta al mundo sino que prendieron de nuevo la llama de la desigualdad racial y social en Estados Unidos. Y es que esa desigualdad por el color de la piel sigue siendo una herida difícil de cerrar en Estados Unidos. La tasa de desempleo de las personas negras es el doble que las blancas. La paridad en términos de oportunidades, ingresos, estado de salud y relaciones con la justicia, también está lejos de alcanzar a sus pares.

Además, el 24 por ciento de las víctimas mortales a manos de la policía son afroamericanas, cuando la población total del país representa apenas el 13%. La tasa de encarcelamiento, por otro lado, es hasta seis veces superior en personas de color, siendo su población carcelaria el 33% frente al 30 de sus pares blancos, cuando éstos sin embargo representan el 60% de la población adulta del país.

Desigualdad que la pandemia de coronavirus ha magnificado. En ciudades como Chicago, por ejemplo, los afroamericanos representan el 68% de las muertes por covid19 a pesar de que constituyen tan sólo el 30 por ciento de la población de la ciudad con mayor número de habitantes del estado de Illinois.

Poco han cambiado las cosas desde que, hace casi 60 años, el líder de los derechos civiles, Martin Luther King Jr., ofreciera su famoso discurso I have a dream (“tengo un sueño”) frente al emblemático monumento de Lincoln durante la multitudinaria marcha en Washington por el trabajo y la libertad para exigir justicia racial.

La muerte del afroamericano George Floyd el año pasado supuso un punto de inflexión. Indefenso, desarmado y suplicando al policía que lo asfixió durante casi 9 minutos “no puedo respirar”, la crueldad de las circunstancias de su muerte despertó la indignación de millones de estadounidenses que, en forma de multitudinarias manifestaciones, recorrieron, de costa a costa y durante meses, las principales ciudades del país.