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Las elecciones anticipadas de Madrid sacuden la política española

Con 6,6 millones de habitantes, la región de Madrid es el buque insignia del Partido Popular (PP), liderado por Pablo Casado, que lo gobierna desde 1995

El ex vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
El ex vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz AyusoJosé OlivaLa Razón

Antonio Machado, un poeta español, se refirió en una ocasión a Madrid como “el rompeolas de todas las Españas”. Ese es el efecto que está teniendo en la política nacional el anuncio de elecciones anticipadas para el Gobierno regional el 4 de mayo. Una campaña polarizada ha afectado tanto a la derecha como a la izquierda. La contienda ha llevado a Pablo Iglesias, líder de Podemos, un partido de extrema izquierda, a dimitir como viceprimer ministro de España para presentarse él mismo a las elecciones ante el riesgo, según dijo, de que pueda haber “un Gobierno de extrema derecha” en la capital.

Para Isabel Díaz Ayuso, la conservadora presidenta regional, se trata de una batalla entre “libertad y comunismo”. De hecho, los comicios pueden ir seguidos de aguas más tranquilas para Pedro Sánchez, el primer ministro, y para la propia España.

Las elecciones son la consecuencia indirecta de un intento fallido de Ciudadanos, un partido centrista en declive, de derrocar al gobierno regional conservador de Murcia en el que era el socio menor. En lugar de correr un riesgo similar en su propio Ejecutivo, Ayuso disolvió su propia coalición con Ciudadanos y apeló a los votantes.

Con 6,6 millones de habitantes, la región de Madrid es el buque insignia del Partido Popular (PP), liderado por Pablo Casado, que lo gobierna desde 1995. Sus políticas de impuestos bajos y regulación ligera han contribuido a que Madrid tenga uno de los crecimientos económicos más rápidos del país.

Los críticos dicen que el precio ha sido recortes en el cuidado de la salud, que el covid-19 ha dejado al descubierto. Ayuso, una ex directora de prensa de 42 años del ala derecha del PP, está decidida a mantener abiertos los bares y restaurantes de Madrid. Eso puede haber empeorado la pandemia en la capital, pero también la ha convertido en la oponente más visible de Sánchez.

Las primeras encuestas de opinión sugieren que el PP obtendrá alrededor del 39% de los votos, frente al 22% en 2019. Su incremento vendrá en gran parte a expensas de Ciudadanos, que puede estar en una situación terminal. Pero la señora Ayuso puede necesitar el apoyo de Vox, un partido de extrema derecha que podría obtener el 11%, para formar un gobierno. Su entrada en un gran gobierno regional por primera vez sería un gran problema para Casado.

La candidatura de Iglesias es una medida defensiva. Podemos creció rápidamente a través de alianzas, que se han desmoronado. “El principal desafío de Podemos es fortalecer su organización sobre el terreno para tener algo a lo que volver” cuando deje el gobierno, según Sandra León, politóloga de la Universidad Carlos III de Madrid. El hecho de que Iglesias haya dejado de lado a sus rivales en Podemos en el pasado lo hace más difícil. Su llamada a unir fuerzas con un partido regional liderado por Íñigo Errejón, su exdiputado, fue rechazado. El voto de izquierda se dividirá entre ellos y los socialistas.

Iglesias es mejor activista que administrador. Su coalición con Sánchez ha sido incómoda. Ha pedido políticas intervencionistas en el mercado laboral y la vivienda, y se alineó con los separatistas catalanes y los ex terroristas vascos. Después de que el gobierno logró aprobar un presupuesto en diciembre, el primer ministro ha ignorado cada vez más a su adjunto. Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo que ocupará el lugar de Iglesias en el Gobierno, es una figura menos disruptiva. Al optar por dedicarse a liderar su partido, Iglesias tendrá más libertad para atacar al Gobierno, pero es casi seguro que tendrá menos poder. Como resultado, muchos españoles, incluido Sánchez, respirarán más fácilmente.

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