Europa

Luto en Reino Unido

La muerte del “abuelo de la nación” une a la familia real británica

El funeral del duque de Edimburgo el próximo sábado supondrá el reencuentro de los príncipes Enrique y Guillermo tras las acusaciones de racismo vertidas por Meghan

Una foto del duque de Edimburgo y flores en su honor en la ventana de un «pub» cercano al Castillo de Windsor
Una foto del duque de Edimburgo y flores en su honor en la ventana de un «pub» cercano al Castillo de WindsorFACUNDO ARRIZABALAGAEFE

«Mi padre, durante los últimos 70 años, ha prestado el servicio más extraordinario y devoto a la reina, a mi familia, al país y también a toda la Commonwealth». Así describía el sábado el príncipe Carlos de Gales lo que ha significado la figura de su padre, el duque de Edimburgo, a quien los británicos continúan despidiendo con numerosas muestras de cariño y devoción.

«Era una persona muy especial y estaría emocionado por la reacción y todo lo que se está diciendo sobre él», insistía el eterno heredero al trono británico.

Sin duda, el fallecimiento del príncipe Felipe ha sido un duro golpe para toda la familia real británica, especialmente para la reina, tras 73 años de matrimonio. A pesar de caracterizarse por un temple de acero y un control absoluto de sus emociones, la partida de su marido ha dejado «un gran vacío en su vida», según cuenta su tercer hijo, el príncipe Andrés, duque de York.

El que para muchos es el hijo preferido de la reina Isabel II ha calificado como «terrible pérdida» la muerte de su padre, a quien considera «el abuelo de la nación», y asegura que toda la familia estará muy cerca de su madre para apoyarla en estos momentos.

Precisamente, este acontecimiento parece haber servido para reunir y dejar de lado, al menos por un tiempo, los problemas y las polémicas que vienen rodeando a la familia británica en los últimos tiempos. Empezando por el mismo príncipe Andrés, quien renunció a sus funciones como miembro de la casa real, tras verse salpicado por el «caso Epstein» sobre abuso a menores.

El duque de York estuvo acompañado este domingo, en un servicio religioso celebrado en la Logia Real de Windsor, por su hermano, el príncipe Eduardo, conde de Wessex, y la esposa de este, Sofía de Wessex. Será precisamente Eduardo quien herede ahora el título de duque de Edimburgo de su padre fallecido.

El hijo más joven de la reina no ocultaba la tristeza que asola a su familia en estos momentos. «Por mucho que uno intente prepararse para algo como esto, sigue siendo un ‘shock’ terrible. Y todavía estamos tratando de aceptar eso. Es muy, muy triste. Pero tengo que decir que el tributo extraordinario y los recuerdos que todos han tenido y han estado dispuestos a compartir han sido fantásticos», señalaba.

La condesa de Wessex incidía en la fortaleza de la reina en estos momentos, de la que dice, «siempre piensa en el resto antes que en ella». Además, aseguraba que la muerte del duque de Edimburgo fue «muy tranquila» y destacó su popularidad. «Siempre intercambiaba palabras con todo el mundo porque no importaba lo que estuvieran haciendo en la finca o en cualquier otro lugar. Todos significaban mucho para él y siempre tomó un interés muy personal en todo lo que estaban haciendo. Así que todos tienen historias que contar, y la mayoría de ellas son bastante divertidas», confiesa.

Más tributos se esperan el próximo sábado 17 de abril, cuando se celebre el funeral en la Capilla de San Jorge, junto al Castillo de Windsor. Un evento que será televisado y al que asistirán la mayoría de miembros de la familia real británica.

Entre los asistentes se encontrará el príncipe Enrique, nieto de la reina, y que volará desde California, donde ahora reside tras renunciar a sus funciones como miembro de la casa real. Su mujer, Meghan Markle, en cambio, no volará finalmente tras la recomendación de los doctores debido a su avanzado embarazo.

Una ocasión ideal para que Enrique se reencuentre con su familia, especialmente con su hermano, el príncipe Guillermo, al que no ve desde que se publicara la polémica entrevista con la periodista americana Oprah Winfrey, en la que Meghan acusaba de racismo a la familia real británica.

El funeral del duque de Edimburgo se presenta, por tanto, como «una oportunidad ideal» para cerrar heridas dentro de la familia, real británica, tal y como asegura Sir John Major.

El que fuera primer ministro británico entre 1990 y 1997 fue nombrado «guardián especial» de los príncipes Enrique y Guillermo después de que falleciera su madre, la princesa Diana de Gales. «Los dos comparten la misma emoción y dolor en estos momentos por la muerte de su abuelo. Tengo muchas esperanzas de que sea posible reparar cualquier grieta que pueda existir».

El próximo sábado, por tanto, se espera la reunión de una familia con grietas que cerrar, pero con un abuelo al que despedir.