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La muerte del presidente del Chad deja a Francia sin su gran aliado en el Sahel y la guerra contra la Yihad

Idriss Déby, fallecido hoy en combate, se formó militarmente en academias galas. La operación francesa Barkhane tiene su centro de operaciones en la capital chadiana, Yamena

Idriss Deby, presidente del Chad DPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Los soldados chadianos, por su formación y valentía, considerados de los mejores y con mayor formación del Sahel, se han convertido en los peores enemigos de las bandas yihadistas y rebeldes que operan en la zona. En su último número, el semanario “Naba”, del Estado islámico, publicaba una fotografía significativa en la que se veía a varias barcazas de esta fuerza militar antes de ser atacadas por los terroristas. Detrás de esta profesionalidad había un nombre: Idriss Déby

Los chadianos son los aliados preferentes de Francia en la lucha contra el yihadismo en esta vital parte de África, en la que París tiene desplegados más de 5.000 efectivos dentro de la operación Barkhane, cuya sede central está precisamente en la capital, Yamena.

La muerte en combate, a significar este dato, mientras realizaba una visita de inspección en primera línea, del recién elegido presidente, Idriss Déby, aliado incondicional de Francia durante 30 años, siembra las dudas sobre esta cooperación, aunque haya sido su hijo el elegido para llevar adelante un período de transición.

No obstante, observadores en la zona, consultados por LA RAZÓN, opinan que dicha colaboración, una vez asentada la transición, continuará porque son muchos los lazos que unen a París con Yamena.

El ejército de esta nación, con notables influencias galas (Déby se formó en academias del hexágono) proseguirá, según las mismas fuentes, su lucha contra los yihadistas y las fuerzas rebeldes, a cuyos integrantes se atribuye la muerte del hasta ahora presidente.

En occidente llama la atención que todo un presidente de un país estuviera en primera línea, al frente de sus tropas, pero en Chad “las cosas son así” y los soldados tenían como referencia a su máximo jefe militar, lo que, indudablemente, les daba una gran moral de combate.

En París no han podido ocultar el dolor y la preocupación por la pérdida de su gran aliado, un soldado que se ocuparon de formar ellos mismos y cuya valentía, que se destaca ahora, nadie ha discutido.

Chad es, además, una pieza fundamental del G5 Sahel, integrado también por Mauritania, Mali, Burkina Faso y Níger. Sin menospreciar la participación de los otros, su contribución es fundamental para lograr que los yihadistas no consigan su gran objetivo: liberar una zona del Sahel dentro de la estrategia de refundación del Califato, perdido tras las derrotas territoriales en Irak y Siria.

Déby estaba en permanente contacto con los militares franceses con los que compartió formación (obtuvo la licencia de piloto) y, sobre todo, cursó estudios en la prestigiosa Escuela de Guerra de París.

Murió a causa de las heridas recibidas mientras comandaba a su ejército en la lucha contra los rebeldes en el norte del país. Sus 68 años no le impedían ponerse al frete de sus tropas. Era de los jefes que se distinguía por el pedir a sus subordinados “seguidme” y no limitarse a ordenarles que avanzaran.

Aunque aún es pronto, no tardarán las redes sociales yihadistas en hacerse eco de la muerte del presidente chadiano, como si fuera una victoria propia. Era un enemigo a batir y representaba una de las cosas que más odian: la presencia francesa, no sólo militar sino también económica.

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