Elecciones regionales en Francia

Macron afronta su último examen electoral antes de las presidenciales de 2022

Los sondeos anticipan que el partido de Macron no conseguirá implantación regional, mientras que Le Pen podría hacerse con Provenza Alpes Costa Azul

Emmanuel y Brigitte Macron acuden a votar en Le Touquet
Emmanuel y Brigitte Macron acuden a votar en Le TouquetCHRISTIAN HARTMANN / POOLEFE

Coincidiendo con el fin del toque de queda tras ocho largos meses en vigor, los franceses acuden a las urnaspara elegir el color político de sus regiones en unos comicios de menor importancia que las elecciones autonómicas españolas, pero con múltiples lecturas al tratarse de la antesala de las presidenciales de 2022. El gobierno de Macrondecidió el pasado miércoles adelantar el fin de la desescalada con medidas como el fin de la mascarilla en exteriores o el del toque de queda justo coincidiendo con la cita electoral de este domingo.

Pese a que el Ejecutivo se justifique en los buenos datos sanitarios, como el fuerte descenso de contagios o de la presión hospitalaria, la oposición ve en el adelanto un cálculo electoral previo a la apertura de urnas. El país vive estos momentos con cierto optimismo tras un largo periodo de tres confinamientos y múltiples restricciones que han protagonizado los últimos 16 meses. Macron ha conseguido remontar en los sondeos en esta recta final de la crisis sanitaria pero las elecciones regionales podrían dejar al descubierto el poco implante que tiene su partido, La República en Marcha, fuera de los núcleos urbanos del país. Según las encuestas, ninguna región caería en manos del LREM, pero a través de alianzas el partido presidencial debería apoyar a los posibles ganadores en la segunda vuelta y trazar alianzas con los partidos tradicionales. Pero ahí reside parte de la clave de lo que está en juego.

Ambos partidos, socialistas y conservadores, están inmersos en fuertes crisis de recomposición desde la llegada de Macron al poder y este factor quiere ser aprovechado porMarine Le Pen para dar la campanada y llevarse alguna región de peso. En este contexto, todos los focos apuntan a una misma dirección: la Provenza-Costa Azul. Esta región, con ciudades de peso como Marsella o Niza, podría caer en poder de la ultraderecha en caso de que no lo remedie un gran frente republicano en la segunda vuelta que se celebrará el próximo domingo día 27.

Le Pen tiene por objetivo en estas regionales conseguir al menos una victoria importante que le sirva con un doble efecto: un trampolín para las presidenciales y que ponga de manifiesto la debilidad del frente “todos contra Le Pen” con un gran antecedente antes de la gran cita electoral del año que viene. Partidos y analistas políticos observan estos comicios regionales como un anticipo de lo que se prevé como otro duelo entre Macron y Le Pen en 2022, que repetirían en la segunda vuelta su batalla de 2017.

Una encuesta publicada el pasado miércoles en la edición digital del diario dominical Journal du Dimanche señala que un 51 % de los franceses consideran que una victoria del RN en alguna región no sería una amenaza para la democracia francesa. La cifra está muy lejos del 80 % que hace pocos años todavía creía que ese partido, anteriormente llamado Frente Nacional (FN) era una amenaza para la democracia. Según Le Journal du Dimanche, eso pone en evidencia “la banalización” en torno a la formación ultraderechista y sus propuestas contra la inmigración y los musulmanes.

El otro factor que, según la demoscopia, podría favorecer al Reagrupamiento Nacional en estas regionales sería una alta tasa de abstención. El primer ministro, Jean Castex, ha insistido en los días previos a la votación en la importancia de que se produzca una movilización popular para frenar el avance de la ultraderecha. “El Reagrupamiento Nacional (partido de Le Pen) no ofrece soluciones a nuestro país”, afirmó el jefe del Ejecutivo el pasado jueves en un acto electoral en la región Centro-Valle del Loira. “Tiene que haber una movilización desde la primera vuelta”, insistió.

Pero quizás sus palabras lleguen ya tarde porque diversos sondeos publicados esta semana apuntan a que podría haber una abstención récord (solo un 36 % estaría seguro de ir a votar, según una de las encuestas), después de que en las municipales de 2020 solo un 45 % acudiese a las urnas. Y lo que es aún peor: la desafección de los jóvenes. Cuatro de cada cinco menores de 25 años no piensa acudir hoy a las urnas según un sondeo de IFOP. El RN de Le Pen encabeza los sondeos de intención de voto en seis de las trece regiones de la Francia metropolitana.

En la segunda vuelta, las alianzas entre el resto de formaciones podrían evitar que el RN consiga varias de esas regiones, por lo que la batalla está por lograr el segundo lugar. Aún así, la ultraderecha está más cerca que nunca de lograr gobernar alguna región del país y ésa sería previsiblemente la importante Provenza-Costa Azul. Allí, el candidato ultraderechista, Thierry Mariani, podría ganar en la segunda vuelta con un 51% de los votos según un sondeo de IPSOS-France Télévisions, desbancando al actual presidente, el conservador Renaud Muselier, que aspira a la reelección. Sería un golpe de efecto brutal para Le Pen. La otra región del país donde la ultraderecha tiene serias posibilidades es el Gran Este, región de 5,5 millones de habitantes y cuya capital es la cosmopolita Estrasburgo. Allí la formación de Le Pen lleva años cosechando buenos resultados.

Su actual presidente, el centroderechista Jean Rottner, tendría una difícil victoria en el segundo turno ante Laurent Jacobelli, de Reagrupamiento Nacional. Pero además de estas dos importantes regiones, la ultraderecha podría acabar primera en primera vuelta en otras cinco con resultados muy importantes en Borgoña o en la región del valle del Loira.El resto del mapa regional francés podría seguir una línea continuista en el poder sin la amenaza de la formación ultraderechista.

Así, la izquierda seguiría siendo hegemónica en algunas regiones del oeste del país como Aquitania, Bretaña o del sur como Pirineos-Occitania. Por su parte, los conservadores conseguirán una victoria casi fija en la región parisina de la mano de su actual presidenta, Valérie Pécresse, que aspira a la reelección arrasando a todos sus rivales y en la que más de uno comienza a ver una sólida candidata para la familia conservadora en el futuro político del país.En estos comicios regionales, el sistema a dos vueltas permite a una lista que saque más del 50 % ahorrarse el segundo.

En caso de que ninguna lo alcance, aquellas con más de un 10 % pueden disputar el definitivo segundo turno -a diferencia de las presidenciales, donde cuentan sólo los dos más votados-. Es por ello que en la segunda vuelta del 27 de junio asistiremos a duelos triangulares e incluso, cuadrangulares en algunas regiones del país. A una semana de la segunda y definitiva vuelta, la pregunta vuelve a ser si unos eventuales buenos resultados de la formación de Le Pen hoy en primera ronda se transformarán o no en poder en la segunda.