Provocación de Turquía
El desembarco de Erdogan en la Varosha, la ciudad “fantasma” de Chipre que pudo ser la otra Marbella
La comunidad internacional y los chipriotas critican la «reconquista» del presidente turco de esta playa del norte de la isla
Con la visita de este martes al “poblado fantasma” de Varosha (Chipre), en cuyas cristalinas aguas solían veranear glamurosas estrellas como Elyzabeth Taylor o Paul Newman, Recep Tayyip Erdogan pretende consolidar el dominio de Turquía del norte de la isla.
El desembarco de Erdogan coincidió con el 47 aniversario de la invasión turca del norte de Chipre (1974), tras un fallido golpe de estado de generales de extrema derecha griegos que pretendían anexionar la isla a su país. Desde entonces, los resorts, chiringuitos y el emblemático paseo marítimo de Varosha fueron cercados por alambre de espino. Y sus habitantes grecochipriotas fueron obligados a huir.
“Estamos ante nuestras casas, que fueron saqueadas hace 47 años, y siguen siendo inalcanzables”, explicó Nikos Karullas a France24, mientras visitaba la línea divisoria controlada por la ONU que divide el norte y el sur de la isla. Pese a la provocativa visita de Erdogan, aclaró: “los chipriotas turcos son nuestros amigos, y lucharemos por reunificar el país”.
Mientras las conversaciones para resolver la disputa sobre la soberanía de la isla mediterránea siguen en punto muerto, la tensión entre Grecia y Turquía se acrecentó entre 2019 y 2020, cuando Ankara envió embarcaciones para explorar “proyectos energéticos” en aguas disputadas por ambos países y Chipre.
El siguiente movimiento turco es reavivar Varosha. Tras años abandonada, las autoridades de la República Turca del Norte de Chipre (TRNC) –reconocida solamente por Ankara-, anunciaron la reapertura de la Avenida Demokratias, que recorre el municipio hasta alcanzar la arena de la playa. Con el anuncio de reabrir el pueblo, varios ex residentes clamaron que “nos robaron el lugar”. Andreas Anastassiou dijo que “para ellos es fácil invitarnos a que retornemos, porque saben que nadie aceptará volver y vivir bajo la ley turca”. Según una encuesta realizada por la Universidad de Nicosia a 1.000 ex residentes de Varosha –que forma parte del poblado de Famagusta-, el 73% rechazaría regresar bajo soberanía de Turquía.
Durante sus años de abandono, la playa tornada en escenario de posguerra tras la invasión de los tanques turcos fue atracción para curiosos. Pero las cosas están cambiando: operarios de construcción empezaron a pavimentar, derruir edificios en ruinas y arrancar las malas hierbas que se apropiaron del lugar. También se erigieron las primeras paradas de venta de zumos, y las autoridades plantaron mesas y sillas de picnic. En algunos comercios abandonados, todavía figura su rotulación original en griego.
Turquía sorprendió al mundo cuando el año pasado anunció la reapertura parcial de Varosha. A diferencia del resto del norte de Chipre, sus cerca de 40.000 ex residentes confiaban en que el vallado que impedía el acceso al lugar, podría garantizar su futuro retorno en un eventual acuerdo de reconciliación. En otro movimiento que despertó la ira de la UE, Erdogan asumió públicamente la propuesta del presidente turcochipriota Ersin Tatar –elegido el pasado octubre con apoyo de Ankara- para aplicar una solución de dos estados al conflicto. Desde que la TRNC declarara su independencia en 1983, afrontó el aislamiento internacional, y mantiene una fuerte dependencia de Turquía para su abastecimiento. El mes pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recordó que “jamás aceptaremos una solución de dos estados. Estamos firmes y unidos en esta posición”.
La “reconquista” de Varosha es concebida como una intentona de Erdogan de reforzar la influencia turca en el este del Mediterráneo. “Es parte de una amplia estrategia, impulsada en los últimos años, de consolidar ganancias sobre el terreno”, consideró Hubert Faustmann, profesor de historia en la Universidad de Nicosia.
Pese a las advertencias, Erdogan proclamó que “la vida se reanudará” en Varosha, y acusó al gobierno grecochipriota de “deshonesto” por supuestamente rechazar la reconciliación en la isla.
Pero cuando el pasado noviembre Erdogan acudió para hacer un picnic en la playa abandonada, la ex residente Anna Marganou le recordó en un clip que se viralizó: “aléjate de Chipre. Tenemos el derecho de restituir la paz y el amor en el país, aceptando nuestras diferencias. Lo lograremos si te mantienes alejado de nuestra tierra”.
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