Reino Unido

Boris Johnson retrasa controles fronterizos Brexit ante la falta de suministro en supermercados

El Gobierno teme una ola de escasez en noviembre con gente abasteciéndose de cara a Navidad

London (United Kingdom), 09/09/2021.- A Tesco delivery driver loads a lorry outside a supermarket in central London, Britain, 09 September 2021. A shortage of lorry drivers has left supermarkets and restaurants short of produce across the UK. Brexit and the Covid pandemic has meant there aren't enough lorry drivers to meet the demand. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAIN
London (United Kingdom), 09/09/2021.- A Tesco delivery driver loads a lorry outside a supermarket in central London, Britain, 09 September 2021. A shortage of lorry drivers has left supermarkets and restaurants short of produce across the UK. Brexit and the Covid pandemic has meant there aren't enough lorry drivers to meet the demand. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAINANDY RAINEFE

Cuando este verano la escasez de alimentos comenzó a ocupar titulares y las fotografías de estantes semivacíos de los supermercados protagonizaban portadas, Downing Street restó importancia a la gravedad de la situación. El Gobierno de Boris Johnson recalcó que el Reino Unido tenía “cadena de suministro robusta y resistente” calificando las noticias como “incidencias aisladas”. Pero a las puertas de otoño el problema no mejora. Nada más lejos de la realidad. Y los expertos advierten que la situación tan sólo irá a peor de cara a Navidades.

Jugueterías y otros comercios minoristas están también bajo gran presión para tener suficiente stock en sus almacenes de cara a diciembre. Según los rotativos británicos, podría verse una crisis ya en noviembre con gente comprando con antelación los regalos y llenando las despensas ante las preocupaciones de abastecimiento. Y todo, en medio de una inflación que en agosto ha escalado hasta el 3,2% frente al 2% de julio, el mayor salto desde que comenzaron los registros en 1997.

Obviamente, los estragos de la pandemia han tenido mucho peso para los británicos, que al fin y al cabo, viven en una isla. La escasez de personal en los puertos internacionales debido a las restricciones, junto con los cuellos de botella en el suministro que se remontan al bloqueo del Canal de la Mancha a principios de este año, han dificultado que la industria naviera satisfaga el resurgimiento de la demanda. El transporte aéreo también se ha visto afectado por la reducción de la capacidad. Y, a día de hoy, con alrededor de 26.000 nuevos casos diarios muchos trabajadores de la frontera siguen teniendo que autoaislarse si han estado en contacto con un positivo.

Pero, por encima de todo, la razón de peso es el Brexit. Sencillamente no hay mano de obra. Principalmente, no hay transportistas. Sólo en el sector alimentario hay un déficit de 100.000 camioneros. Alrededor de 14.000 abandonaron el Reino Unido a finales de año, cuando se ejecutó ya efectos prácticos la salida del bloque, y desde entonces, solo han regresado 600.

Los líderes empresariales piden al Gobierno de Johnson que facilite los visados. Pero, de momento, no hay excepciones para nadie ante la nueva normativa de inmigración basada en el estricto sistema australiano de puntos. Los que quieran trabajar en el Reino Unido deben ahora demostrar, entre otros, oferta de empleo y examen con nivel de inglés

A fin de intentar aliviar algo la situación, el Ejecutivo británico ha retrasado esta semana, una vez más, los controles fronterizos previstos para octubre que debía introducir tras el Brexit sobre las importaciones de alimentos y productos agrícolas procedentes de la UE.

Bruselas lleva implementado controles completos de los productos del Reino Unido desde principios de este año. Las medidas sobre los bienes que iban en sentido contrario también deberían haber entrado en vigor en su totalidad tras finalizar el periodo de transición en enero. Pero Downing Street se está encontrando con dificultades. En principio, se retrasaron hasta marzo. Luego hasta octubre. Y ahora han impuesto nueva prórroga hasta el próximo año.

Los requisitos de notificar previamente a los funcionarios británicos sobre las importaciones agrícolas y alimentarias de la UE comenzaría ahora el próximo 1 de enero. Por otra parte, las reglas para que las empresas de la UE obtengan certificados sanitarios de exportación antes de enviar animales vivos y productos de origen animal a Reino Unido se aplazarán hasta el próximo 1 de julio. Los euroescépticos siempre se quejaron de la burocracia de la UE. Pero tras el divorcio europeo, la situación no ha ido a mejor. Todo lo contrario.

La Federación de Alimentos y Bebidas ha criticado al Ejecutivo por “la tardanza” de su anuncio. “Las empresas han invertido mucho tiempo y dinero en prepararse para el nuevo régimen de importación el 1 de octubre de 2021. Ahora, con solo unos días para el final de mes, se cambian los planes”, denuncia el director ejecutivo Ian Wright.

El Ejecutivo defiende están viendo “un incremento de la presión en la cadena de suministro global, provocado por un abanico de factores que incluye a la pandemia y al aumento de costes del transporte internacional”.

Pero la portavoz de la oposición laborista para cuestiones de Gabinete, la baronesa Chapman, denuncia que el retraso de controles “muestra lo que todos hemos sabido durante meses: que el Gobierno no tiene una respuesta viable y sostenible para abordar los retrasos y la burocracia en la frontera”. “No podemos tener un año más de soluciones provisionales, plazos sin sentido y amenazas de trastornos y daños económicos aún mayores”, añade.

De momento, Johnson goza de gran autoridad en sus filas. El primer sondeo, desde enero, donde la oposición laborista sacaba ventaja ha sido puro espejismo. Los tories han recuperado pronto la primera posición. Sin embargo, si los problemas de suministros no se solventan y la pandemia vuelve a colapsar este invierno el sistema nacional de salud público, el inquilino de Downing Street podría verse en serias dificultades.