Elecciones

La UE dice que los rusos han votado “intimidados” y los comunistas no reconocen el resultado

El Partido Comunista no reconoce dos millones de votos electrónicos

Un hombre junto a un panel con los resultados de las elecciones legislativas en Rusia
Un hombre junto a un panel con los resultados de las elecciones legislativas en RusiaYURI KOCHETKOVEFE

A falta de un resultado definitivo, que se dará a conocer a lo largo del día de hoy, el último escrutinio, con el 99,69% de los votos contabilizados de las elecciones legislativas del pasado domingo en Rusia otorga una victoria al partido presidencial, Rusia Unida, situándolo en el umbral de la mayoría absoluta, con un 49,85% de los sufragios depositados, muy por delante del Partido Comunista de Rusia, que obtendría casi el 19%.

El tercer partido más votado sería el Partido Liberal, de Vladimir Zhirinovski, con un 7,5%. Rusia Justa se sitúa en cuarta posición, con el 7,44% de los votos. Unos resultados que se prestan a múltiples lecturas, buenas y malas para el partido de Putin. Por un lado, obtendría al menos 315 diputados de los 450 del Parlamento, lo cual le garantiza una cierta tranquilidad en la cámara baja rusa, asegurándose la aprobación de todas las propuestas de ley que desee llevar a cabo, incluida la que tiene que ver con la figura presidencial. Vladimir Putin volverá a presentarse a las próximas elecciones poniendo el contador a cero y pudiendo revalidar su mandato el tiempo que él estime oportuno tras la última reforma constitucional.

Con el respaldo de Rusia Unida y su mayoría parlamentaria en la Duma, Putin podrá asegurarse la toma de decisiones tan importantes como autorizar el uso de la fuerza armada o nombrar a los jueces del Tribunal Constitucional de Rusia, con el resto de partidos sin el fuelle necesario en el Parlamento para oponerse. Por delante tienen cinco años que pueden dar para mucho, Rusia puede afianzar su estabilidad, aunque la lectura que se haga en Occidente sea la de poner de manifiesto la falta de democracia en el país más grande de la tierra. El principal motivo de preocupación para el partido oficialista tras los comicios de ayer es el retroceso sufrido en intención de voto, sufriendo una pérdida de más del cinco por ciento del apoyo, respecto a las elecciones del 2016. Esto sería, a largo plazo, inquietante, a falta de una figura carismática que pueda tomar el relevo de Putin y con la sombra de la corrupción planeando sobre los responsables de la formación política. Fue precisamente el cabeza de partido, Dmitri Medvedev, ex presidente ruso y primer ministro durante mucho tiempo, el objetivo de las críticas del activista Alexey Navalni, que acusó al delfín de Putin de aprovecharse de su posición en el poder para lucrarse, posible motivo de la ausencia de su imagen en buena parte de la campaña electoral.

A más de 30 puntos por detrás quedan los comunistas de Rusia, un dato poco angustiante para el partido en el poder pero que deja al descubierto algunas carencias en Rusia Unida. La principal es que el Partido Comunista ha subido en intención de voto casi un seis por ciento en los últimos cinco años, quizá por haberse erigido en la alternativa más útil para los que no quieren saber nada del partido presidencial. Parece obvio que los herederos de la Unión Soviética están pescando en el caladero de los votantes jóvenes, que no vivieron la época pasada y que, posiblemente, aún no habían nacido cuando Vladimir Putin ya era presidente de Rusia. Son los jóvenes quienes marcharon el pasado invierno en apoyo de Navalni y quienes prescinden de la televisión estatal y sus doctrinas a la hora de informarse, prefiriendo hacerlo a través de internet, donde los partidos de la oposición y activistas dominan las redes.

Ayer, la Comisión Electoral Central aplazó la publicación del cómputo de los votos emitidos telemáticamente, lo que provocó el enfado de los comunistas que, desde que se dieran a conocer los primeros resultados, denunciaron el fraude en el recuento. Se convocó por la tarde una manifestación de protesta en el centro de Moscú, que finalmente no fue autorizada por el Ayuntamiento como medida de prevención a un masivo contagio por coronavirus. La lluviosa tarde de ayer en la capital rusa no invitaba tampoco a salir a la calle y pudo verse a más periodistas que manifestantes en el lugar de encuentro. El Partido Comunista y Guennadi Ziuganov, líder de la formación desde que se fundara en 1993, han manifestado que seguirán denunciando lo que ellos consideran una flagrante violación de la democracia en Rusia.