Cumbre

Biden se estrena en la ONU bajo la sombra de la crisis con Francia

Se espera que Afganistán sea otro de los temas centrales en la Asamblea de los líderes mundiales

La Asamblea General de las Naciones Unidas y sus 193 países miembros vuelven a darse cita, aunque con algunas restricciones todavía como aforos limitados, mascarillas y vacunas obligatorias
La Asamblea General de las Naciones Unidas y sus 193 países miembros vuelven a darse cita, aunque con algunas restricciones todavía como aforos limitados, mascarillas y vacunas obligatoriasMICHAEL REYNOLDS / POOLEFE

Joe Biden afronta su primer discurso como presidente de EEUU en la 76 Asamblea General de las Naciones Unidas el martes en Nueva York, en la que augura ser una intensa y compleja semana para el inquilino de la Casa Blanca, política y diplomáticamente hablando, tras la escalada de tensión en la mayor crisis de la historia con (su hasta ahora país aliado) Francia.

La ruptura sin precedentes que enfrenta EEUU con el gobierno francés centrará toda la atención durante este arranque histórico de la Asamblea ya en persona, después de dos años sin que los líderes mundiales pudieran asistir de manera presencial al mayor encuentro de cooperación internacional para abordar el mantenimiento de la paz y la seguridad.

La Asamblea General de las Naciones Unidas y sus 193 países miembros vuelven a darse cita, aunque con algunas restricciones todavía como aforos limitados, mascarillas y vacunas obligatorias. Y, sobre todo, con varias heridas abiertas que no serán fáciles de cerrar.

La triple alianza del Pacífico, recientemente formada en secreto por EEUU, Australia y el Reino Unido, ha dejado de lado a Francia, hasta ahora país aliado de Washington en la lucha contra la amenaza de China. Porque frenar el potencial crecimiento comercial, tecnológico y militar del país asiático es el principal objetivo de la Administración Biden, cuya finalidad justicia la creación de este nuevo triángulo amoroso del Pacífico.

Los franceses firmaron en 2016 un contrato con EEUU valorado en más de 60.000 millones de dólares a cambio de una docena de submarinos convencionales diésel-eléctricos y cuya fabricación ya estaba en marcha. Pero la creciente amenaza de China y, para contrarrestarla, la oferta australiana de proporcionar renovado mecanismo militar que para hacer frente a esa carrera de fondo, hizo que Biden cambiara de opinión.

Pero enemistarse con Francia no entraba en los planes de Biden y sus consecuencias le pueden salir caras. Emanuel Macron reaccionó, en un impulso, retirando a sus embajadores de Australia y Estados Unidos en una actuación diplomática única y sin precedentes. Acercando posturas, en un intento de calmar los ánimos del enfurecido presidente francés, el Gobierno de Biden han confirmado que tendrá lugar una llamada telefónica entre ambos mandatarios en los próximos días para tratar de detener el conflicto y llegar a un acuerdo que les permita seguir siendo aliados sin comprometer sus mutuos intereses.

Por lo pronto, los ministros de Relaciones Exteriores de la UE decidían convocar una reunión de urgencia el lunes, al margen de la Asamblea General de la ONU, para discutir la decisión de Australia de cancelar la fabricación del pedido francés para poder construir al menos ocho submarinos de propulsión nuclear con tecnología estadounidense y británica, después de establecer clandestinamente la asociación de seguridad entre esos tres países, denominada AUKUS.

Y, en medio de la crisis diplomática con Francia que mantiene en vilo estos días a la comunidad internacional, otra de las incógnitas planteadas ahora es saber qué va a pasar ante esta situación en Europa. “Estamos analizando el anuncio de AUKUS y cuál será el impacto en el calendario”, confirmó un portavoz de la Comisión Europea, todavía con la incertidumbre de saber qué implicaciones tendrá la disputa geopolítica en la próxima ronda de conversaciones de ámbito comercial entre la UE y Australia, prevista para el 12 de octubre.

¿Pronta retirada de las tropas de Afganistán?

Se espera que Afganistán sea otro de los temas centrales del encuentro entre los líderes mundiales, poniendo el foco en la inestabilidad generada con la repentina caída del gobierno afgano y la inminente toma de control talibán y al contexto que facilita esa dramática situación hacia nuevos escenarios y amenazas de terrorismo internacional.

La Casa Blanca de Biden también ha sido duramente criticada en las últimas semanas por la gestión de la salida definitiva de las tropas estadounidenses, después de veinte años de presencia militar en Afganistán, en la que ha sido la guerra más larga de su historia de EEUU.

Si bien fue su predecesor, el ex presidente Donald Trump, quien negoció la salida con los talibanes y que, posteriormente, Biden decidió retrasar unos meses, su Administración fue la responsable de dar respuesta a la veloz invasión de los insurgentes en la toma de control de Kabul con la consecuente evacuación de emergencia llevada a cabo a contrarreloj por EEUU y sus países aliados para poner a salvo a cientos de miles de personas en tiempo récord.

Aún así, el atentado suicida en el aeropuerto de Kabul que mató a más de 170 personas, entre ellas 13 soldados estadounidenses, y dejó un balance de cientos de heridos, puso en duda la prematura retirada de la presencia militar y la gestión política del presidente de EEUU.

La crisis internacional con Francia y la reciente salida definitiva de Afganistán también le están pasando factura al presidente Biden en territorio nacional. El Partido Republicano, en segundo plano en las filas de la oposición, rompía su silencio para recordarle a Biden que cualquier luna de miel existente tras la toma de posesión de su cargo se había terminado.

La agenda republicana sigue estando marcada por la desafiante postura ante la pandemia, con críticas continuas a las estrictas medidas rescatadas en estados donde la incidencia ha aumentado drásticamente durante los últimos meses.

A pesar de que, sólo en Estados Unidos, más de 180 millones de personas han sido vacunadas con la pauta completa, el gobierno de Biden cuenta con el gran desafío por delante de convencer a cerca de la mitad de la población de recibir la inoculación.

Un año después de que los tradicionales discursos de la Asamblea General de la ONU se pronunciaran por primera vez de manera virtual, los líderes podrán volver al estrado para dirigirse a las naciones de todo el mundo con la pandemia todavía como contexto y tema de preocupación general.

Y es que más de 4,6 millones de personas han muerto a causa del COVID y más de 225 millones se han infectado, según los datos más recientes de las autoridades sanitarias. Si bien el 42% de la población mundial ha recibido al menos la primera dosis de la vacuna, menos del 2 por ciento de los países más desfavorecidos la ha recibido, según un estudio de la Universidad de Oxford. La Organización Mundial de la Salud critica la gestión de las naciones de mayores ingresos por fabricar, almacenar y suministrar vacunas dejando de lado a los países más pobres y alimentando nuevos brotes de COVID cuyas variantes, como la delta, mantienen a toda la población mundial en alerta.

Los 110 millones de dosis de vacunas contra la COVID19 donadas por Estados Unidos a más de 60 países no han sido suficientes para frenar sus devastadores efectos, por lo que una coordinación conjunta entre las grandes potencias para abordar las consecuencias sanitarias y económicas estará también sobre la mesa en la edición número 76 de la Asamblea General, que se celebra desde 1946.

A sus 78 años, el presidente Joe Biden participará por primera vez, después de haberse tomado unos días de descanso para retomar fuerzas en su residencia de verano, la casa de la playa en el estado de Delaware, donde los Biden han pasado todo el fin de semana.