Escalada de tensión

Boris Johnson promete tomar represalias contra Francia

Las relaciones entre Londres y París se han vuelto cada vez más tirantes desde el Brexit. La pesca no ayuda

El arrastrero británico, Cornelis Gert Jan, es visto amarrado en el puerto de Le Havre
El arrastrero británico, Cornelis Gert Jan, es visto amarrado en el puerto de Le HavreSARAH MEYSSONNIERREUTERS

La tensión en el Canal de la Mancha sobre la disputa de pesca a raíz de la nuevas licencias en la era post Brexit que mantienen Londres y París se intensifica. Downing Street catalogó ayer de “incendiarias” las últimas amenazas por parte de Francia de incrementar los controles en sus puertos a partir del próximo martes y avanzó que, llegados a este escenario, considerará que la UE estará violando el acuerdo del divorcio.

Lo cierto es que, lejos de evitar el abismo, el pacto comercial que se cerró in extremis entre Reino Unido y el bloque no ha calmado las aguas en el complejo proceso de separación. Los británicos abandonaron ya a efectos prácticos la UE el pasado 31 de diciembre a medianoche. Y desde entonces los problemas no han cesado. Y ya no solo en pesca.

El ministro francés de Agricultura, Julien Denormandie, denuncia ahora que Reino Unido ha concedido cerca del 90% de las nuevas licencias que debía atribuir a los pesqueros comunitarios para faenar en las aguas bajo su jurisdicción, pero que “como por azar, la práctica totalidad de las que no se han concedido son las francesas”. “Es normal que Francia ponga en marcha medidas de represalia”, afirmó. “Hay que ser firmes porque los británicos se comprometieron a otorgar esas licencias y después de nueve meses de negociaciones, no cumplen con lo que firmaron”, añadió.

Sin embargo, George Eustice, ministro británico de Medio Ambiente, alega que solo “un pequeño número de barcos” franceses se han quedado sin permiso para operar en aguas de Jersey y ha sido “porque nunca antes habían tenido acceso” a ellas, una de las condiciones estipuladas para reconfigurar las relaciones comerciales tras el Brexit.

Con el paso de los días, la tensión no hace más que incrementarse. Y si finalmente no se resuelve la disputa, a partir del próximo 2 de noviembre, París limitará las importaciones de pescado británico y prohibirá que los pesqueros británicos desembarquen en los puertos franceses. De hecho, ya ha reforzado los controles a los pesqueros británicos que faenan en sus aguas. Eso dio lugar a la interceptación de dos barcos el pasado miércoles, uno de ellos multado por intentar eludir la inspección de los gendarmes y el otro retenido y conducido al puerto de Le Havre al constatarse varias infracciones. E

l capitán de ese navío, el “Cornelis Gert Jan”, ha sido convocado el 11 de agosto del año próximo para ser juzgado ante el Tribunal Correccional de Le Havre por haber pescado sin licencia dos toneladas de vieiras. Además de la multa impuesta al armador, el capitán se expone a otra de 75.000 euros y a sanciones administrativas.

El Ejecutivo británico, que estima injustificada la actitud francesa, así como “decepcionantes y desproporcionadas” las amenazas de represalia, convocó ayer a la embajadora francesa en Londres, Catherine Colonna, para que diera explicaciones.

La pesca fue precisamente la cuestión que se atragantó cual espina en las negociaciones entre Londres y Bruselas y que a punto estuvo de hacer descarrilar todo en último momento. Se trata de un sector que apenas representa el 0.12% de la economía británica, pero su importancia política es totémica porque recuperar el control de las aguas siempre fue clave para la causa euroescéptica.

Las nuevas tensiones coincidían con la reunión celebrada este viernes en Londres entre David Frost, responsable británico para negociaciones Brexit, y el vicepresidente de la Comisión Europea (CE) para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, para tratar asimismo de renegociar el controvertido protocolo para Irlanda del Norte, otra de las piedras angulares del acuerdo de divorcio que Downing Street se niega ahora a cumplir debido a los problemas de suministro y tensiones políticas que los nuevos controles aduaneros están causando en la provincia británica.

La disputa pesquera monopolizó la conversación y, en este sentido, Frost advirtió de que si las tensiones con Francia no cesan, el Gobierno británico considerará la posibilidad de “iniciar el procedimiento de disputas bajo el Acuerdo de Comercio y Cooperación”, así como de tomar otras represalias, como endurecer los controles y medidas que se aplican a todos los pesqueros europeos en aguas británicas.

En medio de la polémica, Boris Johnson y Emmanuel Macron se tendrán que ver las caras este fin de semana durante la cumbre del G-20 celebrada en Roma y posteriormente en la cumbre del clima COP26, que tiene lugar a partir del lunes en Glasgow, una de las citas más importantes desde el Acuerdo de París. El “premier” británico señaló hoy que está “desconcertado” por lo que está sucediendo, pero recalcó que ni él ni Macron comparten ningún sentido de “falta de armonía” en la relación de ambos países.