Alemania

La UE da un giro a la izquierda

Con la llegada de Olaf Scholz a la Cancillería alemana y la nueva coalición junto a verdes y liberales, se espera que Bruselas adopte una política más dura contra las autocracias

Gobiernos de la UE
Gobiernos de la UEAntonio Cruz

La retirada de la canciller Angela Merkel tras 16 años en el poder y la andadura de un nuevo Ejecutivo en Alemania, liderado por los socialdemócratas –en coalición con liberales y verdes–, no solo abre un tiempo nuevo en el país, sino en el conjunto de la UE, ya que en el club comunitario ninguna gran decisión de calado puede realizarse sin el visto bueno de Berlín. Durante la campaña, el nuevo canciller, Olaf Scholz, supo encarnarse en las mejores virtudes de Merkel e incluso se le acusó de no tener un perfil propio destacado. ¿Pesará más la ruptura o la tradición?

«La política alemana está caracterizada por una gran continuidad: compromiso con la integración europea, relaciones transatlánticas estrechas y una firme incrustación en las estructuras multilaterales. La nueva coalición permanece en esos principios básicos, pero también aporta algunos cambios. Se adopta un nuevo tono con China y Rusia que suena más realista y serio. Los partidos reconocen que están inmersos en una competición sistémica internacional y quieren que Alemania y la UE estén preparados», asegura Jana Puglierin, analista del European Council on Foreign Relations y directora de la oficina de Berlín del «think tank».

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Gobiernos UEAntonio Cruz

El analista Federico Reho, del «think tank» del Partido Popular Europeo (PPE), el Wilfried Martens Centre, también comparte la idea de que la nueva coalición será más beligerante con China –Los Verdes no quieren refrendar el acuerdo de inversiones con Pekín ya negociado por Bruselas– y que también será mucho más duro el lenguaje respecto a los socios del Este, inmersos en derivas autoritarias, como Polonia y Hungría, frente a una Merkel que siempre apostaba por «la mediación antes que por la confrontación».

Otro de los puntos más analizados del acuerdo de Gobierno es la reforma de las normas fiscales europeas, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que deberá volver a ponerse en marcha en 2023, tras el paréntesis del coronavirus y la inyección masiva de dinero público para salvar la economía. Según explica Reho a LA RAZÓN, aún es pronto para saber si habrá un cambio real, tal y como sugiere el texto del acuerdo de coalición, pero cree que «si Alemania abandona el grupo de los frugales para apoyar las postura de Francia y otros países del sur de Europa, puede haber un gran cambio en el debate europeo».

A pesar de que los liberales se harán con la cartera de Economía y todo indica que su titular será Christian Lindler, con fama de «halcón» fiscal y partidario del rigor fiscal, el acuerdo conocido esta semana ha sido interpretado de manera generalizada como sorprendentemente positivo para las economías del sur de Europa, ya que se concede a Los Verdes un superministerio de Transición Ecológica –gran prioridad también de la actual Comisión Europea– y se abre la puerta a que la inversión verde no esté contabilizada dentro de las normas fiscales, lo que en la práctica da bastante manga ancha. Sobre todo si esta premisa se traslada al resto de los países europeos.

«Por supuesto que me gustaría una reforma del Pacto de Estabilidad de calado que pueda ir más allá, pero no quiero renunciar a no contabilizar cierto tipo de inversiones me parece un gran cambio», reconocía un cargo socialista hace unas semanas.

La euforia de esta bancada, tras años de malas noticias, es palpable. La primera víctima de la retirada de Merkel puede ser la eurodiputada maltesa Roberta Metsola, elegida esta semana como la candidata del PPE a recoger el testigo de David Sassoli como presidente de la Eurocámara durante la segunda mitad de la legislatura, según un pacto rubricado por los dos partidos en julio de 2019. Los socialistas, sin embargo, consideran que no tiene sentido mantener este acuerdo, teniendo en cuenta los últimos resultados electorales, y la infrarrepresentación de su fuerza política en el organigrama europeo, ya que la joya de la corona, la presidencia de la Comisión, recae en manos de los conservadores y si Sassoli se retira tan solo quedará Josep Borrell, como alto representante de la diplomacia de la UE.

Reho reconoce que el PPE se ha quedado sin gobernar en ninguno de los grandes países de la UE y que la coalición en Alemania supone que «la balanza va a inclinarse hacia las políticas de izquierda la UE con una posición más débil para los conservadora». Según este analista, esto no es solo una mala noticia para los populares, sino también para la UE en su conjunto, ya que el estilo pragmático y centrista de Merkel «conseguía superar divisiones dentro del club europeo, que ahora pueden magnificarse por la política más ideológica de la nueva coalición».

Otro de los grandes ganadores del nuevo tiempo que se avecina en Alemania puede ser el presidente francés, Emmanuel Macron. Frente a la política más cauta de Merkel en cuanto a las grandes reformas en el seno del club europeo, el pacto de Gobierno apuesta por listas transnacionales y el sistema del «spitzenkandidat» para que el cabeza de lista del partido más votado en las elecciones europeas se convierta en el presidente de la Comisión Europea, como ocurre en las elecciones parlamentarias nacionales.