Diplomacia
EE UU y Rusia buscan un acercamiento en el conflicto de Ucrania
El Kremlin exige garantías de que Kiev no entrará en la OTAN para retirar sus tropas de la frontera
Joe Biden y Vladimir Putin podrían volver a reunirse cara a cara, «en cualquier país neutral», antes de que termine el año. Aunque por ahora es solo una muestra de intenciones, dada a conocer por el Kremlin, de producirse ese encuentro se trataría del tercero entre el presidente de EE UU y su homólogo ruso en este año. Rusia estaría lista, además, para enviar un negociador de su Gobierno «en cualquier momento» con tal de continuar las conversaciones con Estados Unidos sobre las garantías de seguridad para frenar la creciente tensión por Ucrania.
El pasado 7 de diciembre, Biden y Putin mantuvieron una reunión virtual de más de dos horas de duración en una primera muestra de acercamiento entre dos países con unas relaciones bilaterales ya de por sí desgastadas y con Ucrania como tema principal sobre la mesa, debido a los indicios de amenaza de una posible invasión militar rusa en la frontera ucraniana. Rusia lo ha negado y ahora trata de acercarse a EE UU y Europa. Para llegar a un acuerdo, Rusia exige a la OTAN que se mantenga alejada de Europa del Este y le retire su apoyo a Ucrania, además de descartar cualquier adhesión. Parte de las propuestas de seguridad rusas fueron entregadas en mano a la subsecretaria de Estado de EE UU, Karen Donfied, durante su visita a Moscú este miércoles.
Dos borradores descritos como «un tratado y un acuerdo», sin que en un principio trascendieran más detalles. Rusia trasladó este viernes sus deseos de obtener una garantía legalmente vinculante de la renuncia de la OTAN a cualquier actividad militar en Europa del Este y Ucrania, como una de sus prioridades en la lista de acuerdos a los que aspira alcanzar con Occidente. Para ello, Moscú presentó por primera vez esas demandas de manera detallada y que considera esenciales para aliviar la tensión con Europa y EE UU, así como desactivar la crisis con Ucrania, de gran repercusión internacional desde que se alertara sobre la aparente invasión rusa prevista para enero de 2022.
Entre las exigencias planteadas destacan un veto ruso efectivo a la futura membresía de Ucrania en la OTAN, así como la retirada de armas nucleares estadounidenses de Europa y la de batallones multinacionales de la Alianza Atlántica en Polonia y los Estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, que en su día formaron parte de la Unión Soviética. Los diplomáticos de la OTAN recordaron, por su parte, que Rusia no es parte de la Alianza y no puede tener un veto sobre una mayor expansión de la misma ni derecho a decidir su propia postura militar.
Washington, por otro lado, reaccionaba con interés a las intenciones de Rusia de presentar sus demandas, asegurando estar preparados para entablar dichas conversaciones y discutir las propuestas, pero “hay algunas cosas en esos documentos que los rusos saben que son inaceptables” para Estados Unidos.
Un alto funcionario de la Administración reconoció el viernes que a Washington le “preocupa la retórica cada vez más dura de Rusia y la promoción de una narrativa falsa de que Ucrania de alguna manera busca provocar un conflicto con Rusia”. La Administración Biden también reiteró el compromiso diplomático de EE UU con respecto a la soberanía de Ucrania, su integridad territorial e independencia.
Washington tiene previsto responder a Rusia con propuestas más concretas sobre el formato de las conversaciones la próxima semana, no sin antes hablarlo con sus aliados. “No comprometeremos los principios clave sobre los que se basa la seguridad europea, incluso el que todos los países tienen derecho a decidir su propio futuro y política exterior, libre de interferencias externas”, adelantó Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca.
Los servicios de inteligencia estadounidenses alertaron de la credibilidad de los temores de Ucrania, que ha denunciado durante meses la situación, al desvelar un informe confirmando la movilización de 90.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania. Acusaciones que Moscú ha negado sistemáticamente, desviado la atención hacia la OTAN por sus crecientes vínculos con Ucrania y la posibilidad de que el país de Europa del Este pueda unirse la Alianza, con el consecuente despliegue nuclear en su contra, desde suelo ucraniano.
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