Pánico nuclear
¿Qué pasaría en caso de desastre en la central nuclear de Zaporiyia?
El incendio provocado en un edificio de la planta nuclear más grande de Europa quedó controlado, pero el miedo a un accidente en medio de la guerra crece tras el bombardeo ruso
Tras el ataque producido en la madrugada del viernes, por parte del ejército ruso, a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, en la localidad de Energodar, en el sureste de Ucrania. El riesgo de un accidente nuclear ha crecido hasta límites inimaginables. El presidente de Ucrania, Vlodomir Zelenski, señaló en un mensaje que: “Por primera vez (...) en la historia de la humanidad, el Estado terrorista ha recurrido al terrorismo nuclear. ¡Debemos detener al Ejército ruso de inmediato!”, recalcó, mientras recordaba que Ucrania tiene quince centrales nucleares. “Si hay una explosión, será el fin de todo, el fin de Europa”, advirtió, pidiendo, asimismo, “la acción inmediata” del Viejo Continente.
El ataque desató un incendio y se declaró una amenaza para la primera unidad de las instalaciones, informó el alcalde de la ciudad, Dmitry Orlov. “¡Amenaza a la seguridad mundial! Como resultado del bombardeo enemigo continuo de edificios y unidades de la planta de energía nuclear más grande de Europa, la planta de energía nuclear de Zaporiyia está en llamas”, escribió en su cuenta de Telegram. “Los bomberos no pueden llegar al lugar del fuego y extinguirlo. Los proyectiles caen muy cerca. La primera unidad eléctrica de la central ya se ha visto afectada. ¡Paren esto!”, añadió el portavoz de la central, Andrei Tuz,en un video publicado en la cuenta de Telegram de la planta nuclear.
Debido la naturaleza sin precedentes de los combates que tienen lugar tanto dentro como fuera de las instalaciones, en los días previos al ataque, la Agencia Internacional de Energía Atómica había considerado una zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de todos los reactores de Ucrania. No obstante, “nunca antes ha habido un ataque militar contra una planta nuclear en funcionamiento”, dijeron los analistas.
Principales peligros
Por suerte para todos, el reactor que fue golpeado estaba desconectado, aunque todavía contiene combustible nuclear altamente radiactivo. Para evitar una catástrofe mayor, cuatro de los otros seis reactores han sido desconectados, continuando solo uno en funcionamiento.
Aunque los reactores de la planta tienen cúpulas de contención de hormigón grueso, que “los habrían protegido del fuego externo de tanques y artillería”, dijo Jon Wolfsthal, ex director principal de “control de armas y no proliferación” en el Consejo de Seguridad Nacional, durante el mandato de Obama. No obstante, un incendio en una planta nuclear nunca es algo bueno. “No queremos que nuestras plantas de energía nuclear sean atacadas, que se incendien y que los socorristas no puedan acceder a ellas”, confesó Wolfsthal.
Las piscinas donde se guardan las barras de combustiblegastado para su refrigeración, son otro tema, ya que son más vulnerables a los bombardeos y pueden provocar la liberación de material radiactivo. Sin embargo, uno de los mayores peligros a los que se enfrenta actualmente la central de Zaporiyia es el suministro de energía de la planta, según explicó Najmedin Meshkati, profesora de ingeniería en la Universidad del Sur de California que ha estudiado los desastres de Chernóbil y Fukushima. Un temor compartido por varios expertos, entre los que se encuentra Wolfsthal.
“La pérdida de energía fuera del sitio podría obligar a la planta a depender de generadores de combustible diésel, que son muy poco confiables y podrían fallar o quedarse sin gasoil, provocando un apagón en la estación que detendría la circulación de agua necesaria para enfriar la piscina de combustible gastado, esa es mi mayor preocupación”, explicó Meshkati. David Fletcher, profesor de la Escuela de Ingeniería Química y Biomolecular de la Universidad de Sídney, señaló que incluso apagar los reactores no ayudaría si el sistema de enfriamiento fallara de esa manera. “La verdadera preocupación no es una explosión catastrófica como la que ocurrió en Chernóbil, sino el daño al sistema de enfriamiento que se requiere incluso cuando el reactor está apagado”, dijo en un comunicado. “Fue este tipo de daño lo que condujo al accidente de Fukushima”.
Por su parte, el codirector del Programa de Política Nuclear de “Carnegie Endowment for International Peace”, James Acton, dijo que la clave para mantener seguras las instalaciones era poner fin de inmediato a cualquier operación militar a su alrededor. “En circunstancias normales, la probabilidad de que un reactor pierda energía y que los generadores diésel de emergencia se dañen y no se reparen adecuadamente con rapidez es muy, muy pequeña. Pero en una guerra, todas estas fallas diferentes que tendrían que ocurrir para que un reactor se dañe y se derrita, la probabilidad de que sucedan se vuelve mucho más probable que en tiempos de paz”. Mitsuru Fukuda, profesor de la Universidad de Nihon en Tokio y experto en gestión de crisis y seguridad, dijo que el ataque de Zaporiyia plantea preguntas más amplias para todos los países. “Muchos de nosotros no esperábamos que las fuerzas armadas de un país respetado dieran un paso tan escandaloso. Ahora que Putin lo ha hecho, no solo Ucrania, sino también la comunidad internacional, incluido Japón, deberían reevaluar el riesgo de tener plantas nucleares como objetivos potenciales en tiempos de guerra”, relató Fukuda.
“Si estalla, será 10 veces peor que Chernóbil”
La radiación del lugar es actualmente de 0,1 microsieverts por hora, según fuentes de la propia central, un nivel muy inferior a la media mundial. Sin embargo, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, pidió al ejército ruso detener el fuego de inmediato, a través de su cuenta de Twitter. “¡Si estalla, será diez veces más grande que Chernóbil! Los rusos deben parar el fuego INMEDIATAMENTE, permitir a los bomberos establecer una zona de seguridad”, expresó.
Durante la catástrofe de Chernóbil, ocurrida en 1986, el nivel de radioactividad alcanzó los 300 sieverts por hora. Asimismo, la explosión inicial arrojó material radiactivo al oeste del reactor, salvando a Prípiat de un impacto directo. En aquel momento, cuando el reactor ardía fuera de control, el viento arrastró la nube hacia el norte, de no haber sido por la meteorología, la tragedia podría haber sido todavía peor.No obstante, el 70% de la radiactividad se extendió por Bielorrusia y contaminó casi una cuarta parte del país. Actualmente se estima que la contaminación se extiende por un área de unos 150.000 kilómetros cuadrados, comprendidos entre Bielorrusia, Rusia y Ucrania. La lluvia radiactiva, 400 veces superior a la radiactividad liberada en Hiroshima, según un informe de la OMS, podría haber costado la vida a unas 4.000 personas en los primeros 20 años después de la tragedia.
Consecuencias de Chernóbil
La explosión inicial del reactor acabo con la vida de dos trabajadores de la central. Posteriormente, otras 28 personas, todas miembros de los “liquidadores” que limpiaron Chernóbil arriesgando su vida para lidiar con las consecuencias de la mayor catástrofe nuclear de la historia, murieron durante los tres meses siguientes a la explosión a causa de la radiación aguda a la que fueron sometidos. No obstante, los exámenes practicados a los trabajadores encargados de limpiar la central, no han demostrado una relación directa entre la exposición a la radiación y el aumento de los casos de cáncer y otras enfermedades. Otra cosa son los efectos psicológicos, que siguen haciendo estragos, provocando numerosos casos de suicidio, problemas de alcoholismo y depresión.
A partir de 1990, Alexei Okeánov, de la Universidad Medioambiental Internacional Sajárov, y otros observaron un marcado incremento del cáncer de tiroides infantil. Antes de Chernóbil, en Bielorrusia había dos o tres casos al año en niños menores de 15 años pero en 1995 hubo 90. Hasta el día de hoy, a 4.000 niños y adolescentes de Bielorrusia, Rusia y Ucrania se les ha diagnosticado este cáncer, y la mayoría vive en Gómel, una región de Bielorrusia altamente contaminada justo al norte de Chernóbil. Aunque el cáncer de tiroides tiene uno de losíndices de curación más altos entre los tumores malignos, al menos nueve niños murieron y los supervivientes deben seguir tomando medicamentos de por vida.
¿Cómo afecta la radiactividad a nuestro ADN?
La forma en que la radiactividad afecta a otras moléculas, ya sean las nuestras o las de cualquier otro ser vivo, es mediante la emisión de partículas: alfa, beta y gamma. Dependiendo de lo que “golpeen” estas partículas, uno u otro cambia. Nuestro ADN está formado por una serie de 4 bases nitrogenadas: adenina (A), guanina (G), citosina (C) y timina (T). Y una combinación de estas cuatro letras (unas 6.400 millones por célula) forman nuestro ADN. Cuando las partículas radiactivas interactúan con cualquier base nitrogenada, provocan su alteración o pérdida. Por ejemplo, podría suceder que hubiera una C o una T donde debería haber una A, o que simplemente no haya nada en absoluto. A esto se le llama mutación y puede ser peligrosa si afecta a uno o varios de los genes que se utilizan para que nuestro cuerpo funcione.
El incidente de Chernóbil hizo que muchos científicos se planteasen si estos genes podían pasar a los hijos, por lo que se dispusieron a estudiar el genoma de las personas que habían ayudado a limpiar la zona. Tras ello, se estudiaron los genes de los hijosque habían nacido como máximo 15 años después del accidente. Los genes de los hijos de los “limpiadores” eran normales y no se diferenciaban de otras personas de la misma edad. Por lo tanto, la radiactividad de Chernóbil no tenía efectos, o eran mínimos, en los hijos de los que vivieron el accidente nuclear.
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