Miles de bajas
Guerra en Ucrania: Vagones refrigerados cargados de soldados rusos
Cientos de cadáveres se acumulan a la espera de que Rusia los reclame. El Ejército ruso habría perdido ya un tercio de las tropas terrestres
Docenas de grandes bolsas blancas cubren el suelo de un vagón refrigerado. Un equipo formado por expertos forenses y un fotógrafo descomprime cada uno de ellos y examina detenidamente el contenido. En el interior están los cuerpos de los soldados rusos que fueron disparados, perforados por la metralla, quemados en los tanques destruidos en los combates en Ucrania. Los ucranianos han recolectado cientos de cadáveres para identificarlos y preservarlos, con la esperanza de que sus familiares o el Estado ruso algún día pidieran que se devolvieran los cuerpos de sus difuntos, según lo prescrito tanto por la ley militar internacional como por la decencia humana común.
El equipo busca meticulosamente el contenido de sus bolsillos y las insignias militares, en búsqueda de cualquier cosa que ayude a averiguar los nombres y otros datos personales de los soldados. En algunos casos, tienen suerte. Un bloc de notas con listas de tareas diarias contiene una confirmación de que su propietario pasó una instrucción de rifle AK-74 que indica su nombre. Otro soldado no tiene tales pertenencias. Los expertos miden su altura y toman una fotografía de un gran tatuaje en su costado.
Algunas bolsas contienen una masa negra y carbonizada que ya no tiene ningún parecido con un ser humano. Si los expertos tienen suerte y hay algún tejido blando intacto, pueden recolectar muestras para un futuro análisis de ADN. De lo contrario, lo mejor que pueden hacer es analizar su tibia para encontrar al menos algo que pueda ayudar a identificar el cuerpo.
El impactante vídeo, que muestra el trabajo del equipo y la larga fila de vagones nevera, fue publicado por los canales de Telegram del periodista Volodymyr Zolkin y la iniciativa estatal “Busca a los tuyos”. “Busca a los tuyos” proporciona un canal a través del cual los familiares de los soldados rusos en Ucrania pueden preguntar a las autoridades ucranianas si saben algo sobre sus hijos o esposos. Por lo general, en el Ejército ruso a los soldados les quitan sus teléfonos y sus familias no reciben noticias sobre su paradero durante semanas. Hasta el momento se han realizado al menos 32.000 consultas por Telegram y el teléfono. Según lo que el oficial ucraniano Volodymyr Liamsin dijo a Reuters, el Gobierno ruso no se ha puesto en contacto con Ucrania con una petición para devolver los cuerpos de sus tropas fallecidas.
El sitio web de la iniciativa está bloqueado en Rusia. El Estado ruso ni siquiera reconoce el hecho de que miles de sus soldados han muerto en lo que llama “la operación especial” en Ucrania. Apenas hay noticias, por no decir la conmemoración formal a nivel del Gobierno o Ejército, de los soldados muertos. Según la Inteligencia británica, el Ejército ruso podría haber perdido un tercio de las fuerzas de tierra que penetraron en territorio ucraniano. Los periodistas recopilan pruebas poco a poco de las publicaciones en las redes sociales, los breves anuncios de las autoridades locales o simplemente detectando tumbas recién excavadas en los cementerios rusos.
El periodista Volodymyr Zolkin indica en sus entrevistas a medios locales que la atención del estado ruso hacia sus soldados prisioneros suele estar al mismo nivel. Solo los combatientes chechenos, “kadyrovtsy”, son rápidamente intercambiados por soldados ucranianos, mientras que algunos otros son acusados por sus oficiales de desertar.
Zolkin ha entrevistado a cientos de prisioneros de guerra rusos recluidos en las cárceles ucranianas. En largas entrevistas, pregunta a los rusos qué saben de Ucrania, qué estaban haciendo allí y cómo se rindieron. Muchos, alrededor del 70%, parecen no haber tenido idea antes de la invasión de que iba a haber una guerra. Les dijeron que iban a unos ejercicios militares. Tras conocer el verdadero objetivo de la operación y ver muertos a sus compañeros, algunos se rindieron pero muchos todavía optaron por cumplir órdenes y disparar contra los ciudadanos del país que invadieron. A Zolkin le recuerdan a zombies o esclavos. “Creen que no tienen influencia en su destino y el futuro de sus hijos y del país”, dice Zolkin en su entrevista al periódico “Meduza”.
Zolkin insiste en que los prisioneros de guerra tienen derecho a negarse a darle una entrevista, lo que algunos de ellos optan a hacer. También les facilita hacer llamadas a sus familiares en Rusia para hacerles saber que están vivos.
Sus entrevistas, así como el vídeo del vagón refrigerado, tienen como objetivo principal mostrar a la sociedad rusa lo absurda que es esta invasión y las horribles pérdidas de vidas y sufrimientos que provoca. Por ahora, decenas de cuerpos nuevos están llegando todos los días para sumarse a los cientos o posiblemente miles que ya están dentro de sus tumbas temporales en los trenes nevera en varios lugares en Ucrania.
Bombas de fósforo blanco en la acería
Los defensores de Azovstal en Mariupol siguen soportando los incesantes bombardeos de la aviación, la armada y la artillería rusas. El domingo, Rusia usó las bombas de fósforo prohibidas para bombardear la acería sitiada el día después de que los ganadores del concurso de Eurovisión pidieron ayuda al mundo para salvar a las tropas ucranianas. Las esposas de los defensores se unieron al llamamiento, subrayando que cientos de personas gravemente heridas sufren sin apenas comida, agua y sin acceso a antibióticos y analgésicos. Rusia también golpeó un objeto militar en la región de Leópolis, a 15km de la frontera con Polonia, con cuatro misiles el domingo. Dos misiles, lanzados desde submarinos rusos en el Mar Negro, fueron interceptados por la defensa aérea ucraniana. En la región de Lugansk, 9 personas resultaron heridas en Severodonetsk. Un hospital local y una de las mayores plantas químicas de Europa, “Azot”, resultaron dañados por el fuego de artillería.
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