Escalada de tensión
La violencia sectaria se dispara en Israel con niveles por encima de 2015
En apenas 24 horas cuatro jóvenes palestinos mueren por los disparos del Ejército israelí y una soldado hebrea de 18 años es asesinada en un checkpoint al norte de la capital
Fin de semana sangriento en Tierra Santa. En apenas 24 horas –entre viernes y sábado-, el Ejército israelí mató por disparos a cuatro jóvenes palestinos en las zonas Ramala y Jenín. En la noche del sábado,una soldado hebrea de 18 años fue abatida a balazos en un checkpoint al norte de Jerusalén. Más de 105 palestinos ya han sido abatidos en los territorios ocupados, en lo que supone el año con más víctimas desde 2015. Desde los asentamientos judíos de Cisjordania, denuncian que hay una nueva Intifada en marcha, con ataques armados palestinos casi a diario. Los colonos culpan al actual gobierno en funciones de Yair Lapid de dar “rienda suelta al terrorismo”, y exigen una operación militar masiva para incautar los miles de rifles que circulan en las urbes palestinas.
Abdel Ibrahim Dahoud, de 14 años, fue abatido junto al muro de separación en el campo de refugiados de Qalqilia. Según el Ejército israelí, los soldados respondieron con fuego real al lanzamiento de cócteles molotov. Mahdi Ladawah, de 17, sucumbió durante disturbios con las tropas hebreas al noroeste de Ramala, que incluyeron el lanzamiento de piedras a un asentamiento judío vecino. En el campo de refugiados de Jenín –epicentro de violencia en los últimos meses-, fueron abatidos Mohammed Asus (18) y Ahmad Hussein Daraghmeh (19). Un nutrido contingente de vehículos blindados israelíes accedió a la ciudad para arrestar a sospechosos por terrorismo. Hirieron a 11 personas más, 3 de ellas de gravedad.
En el acceso al campo de refugiados de Shuafat (Jerusalén), los soldados pararon a un vehículo sospechoso el sábado por la noche. Un hombre bajó del coche, desenfundó un arma y abrió fuego a discreción. La soldado Noa Lazar, de 18 años, fue herida grave, y falleció horas después en el hospital. Otro guardia también resultó seriamente herido, y otros dos moderadamente. En Jerusalén Este, celebraron con fuegos artificiales el atentado que se cobró la vida de la recluta. El atacante logró camuflarse entre la muchedumbre y huir entre los callejones del denso barrio árabe.
Nabil Abu Rudeineh, portavoz de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), consideró tras la muerte de los cuatro jóvenes que están afrontando una guerra total. “La ocupación israelí cree que matando a decenas de personas, hiriendo a centenares, destruyendo casas y protegiendo los ataques de los colonos traerá estabilidad y seguridad. Deben saber que nuestra gente seguirá luchando por su tierra y sus principios nacionales”. Pese a la beligerancia verbal, en las calles de Jenín o Nablus grupos armados han relevado de facto a las fuerzas de seguridad de la ANP, consideradas por muchos como un brazo ejecutor del Ejército israelí. Habitualmente, la policía palestina arresta a milicianos de Hamás o la Yihad Islámica, facciones opuestas al partido Fatah del presidente Mahmud Abas.
A la salida del Sabbat (día de descanso judío), Yair Lapid recibó con “el corazón roto las noticias sobre la muerte de Lazar. En nombre del gobierno de Israel, mando mis condolencias a sus familiares y amigos. No hay palabras para describir esta gran pérdida”. Y añadió: “no descansaremos hasta que llevemos ante la justicia al depravado terrorista”.
En Israel, que se halla en periodo de las festividades judías de Rosh Hashaná, Yom Kippur y Sucot, el “establishment” de seguridad preveía una escalada de tensión. Por ello, se decretó el cierre de los cruces fronterizos con Cisjordania durante algunos días. “Combatiremos el terrorismo, construiremos nuestras vidas y celebraremos nuestras fiestas. Confiamos en las fuerzas de seguridad”, remarcó el presidente Isaac Herzog.
El Ejército israelí continúa con las operaciones casi diarias en Cisjordania, tras una ola de atentados en abril que dejó 20 muertos. Israel afirma que la mayoría de los 105 palestinos abatidos en redadas participaron en confrontaciones armadas, pero grupos de derechos humanos alegan que también mataron a muchos jóvenes que no se involucraron en disturbios.
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