Terrorismo

Los ataques del Estado Islámico en Afganistán, un ensayo de lo que harán en occidente

Los chiitas son un objetivo fácil ya que no están suficientemente protegidos por los talibanes

Miembros de la comunidad afgana hazara sostienen pancartas durante una protesta contra el atentado suicida con bomba en una escuela del oeste de Kabul. EFE/EPA/SOHAIL SHAHZAD
Miembros de la comunidad afgana hazara sostienen pancartas durante una protesta contra el atentado suicida con bomba en una escuela del oeste de Kabul. EFE/EPA/SOHAIL SHAHZADSOHAIL SHAHZADAgencia EFE

El atentado más reciente se produjo a finales del mes pasado en el área chiita de Kabul, cuando un terrorista suicida hizo estallar la bomba que portaba y asesinó a más de 40 personas. Fue cerca de la universidad, donde los escolares esperaban para realizar las pruebas de acceso. El Estado Islámico, a través de su filial en Afganistán y Paquistán (ISPK), no ha asumido la autoría de la acción criminal, pero todos los indicios apuntan a que han sido estos yihadistas. Se trataría del enésimo ataque contra lo que Isis considera apóstatas por no seguir la interpretación sunita del Islam. Desde la llegada de los talibanes al poder, en agosto del año pasado, se han recrudecido este tipo de ataques que, según expertos antiterroristas, es un ensayo de lo que planean hacer en otros países, incluidos los de Europa y Estados Unidos.

Según un informe publicado por Hstoday, cinco serían las razones para que Daesh siga esta estrategia:

--La ideología del ISPK se basa en una interpretación estricta del Islam que considera a los chiitas apóstatas que merecen ser castigados por sus creencias equivocadas.

--Los chiitas son blancos fáciles en Afganistán porque el gobierno talibán carece de los recursos para brindar seguridad adecuada a este y otros grupos minoritarios en el país, lo que deja a estos grupos vulnerables a los ataques del enemigo. La historia de los talibanes de atacar a los chiitas hazara en Afganistán también hace que los funcionarios del gobierno se muestren reacios a utilizar recursos limitados para proteger a esta minoría.

--El ISPK tiene como objetivo enviar un mensaje al régimen iraní, que ha apoyado a los talibanes en su lucha contra las fuerzas estadounidenses.

--ISPK quiere llamar la atención sobre sí mismo con los ataques sangrientos en curso contra los chiitas y, al hacerlo, enviar un mensaje al mundo de que el grupo puede realizar ataques no solo en Afganistán sino también en los países vecinos.

--ISPK quiere que el mundo sepa que se toma en serio el logro de sus objetivos y que la organización persistirá y no será ignorada o descartada por inconsecuente.

--Las motivaciones quizás menos obvias para que lleve a cabo ataques contra mezquitas en Afganistán ayudan a pintar una imagen más amplia y peligrosa de lo que se avecina, no solo para Afganistán sino también para Irán, el gobierno talibán, Estados Unidos y el resto del mundo.

Las posibilidades de que los ataques recurrentes sean simplemente actos de terrorismo aleatorios –agrega el informe-- son escasas. Los grupos terroristas tienden a evitar los ataques aleatorios porque podrían perder el apoyo popular a la organización. Los grupos salafistas yihadistas apuntan estratégicamente a lugares y figuras religiosas para enviar un mensaje a sus seguidores de que el grupo está en guerra contra el mundo occidental o que pretende castigar a los musulmanes que critican la interpretación salafista yihadista del Corán.

Los afiliados de Al Qaeda e ISIS en África --recuerda--han aplicado estas políticas para discriminar a los cristianos. Y a los musulmanes que considera apóstatas.

En el período entre la invasión del país por las fuerzas de la OTAN en 2002 y la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, los ataques de los talibanes mataron a más de 66.000 militares y policías afganos, alrededor de 2.500 miembros del ejército estadounidense y más de 47.000 civiles.

La toma de control de Afganistán por parte de los talibanes inicialmente trajo a la mente muchas preguntas sobre cómo los talibanes contrarrestarían a los grupos terroristas Al Qaeda e ISIS, que estaban activos en el país en ese momento. Con Al Qaeda, los talibanes hicieron la vista gorda y dieron cobijo a los militantes de la organización, como se demostró con la presencia de Ayman Al Zawahiri en Kabul, cuando fue abatido por la CIA.

Atacar a los chiitas en Afganistán no sería una amenaza directa para Estados Unidos, pero podría enviar un mensaje claro de que ISIS tiene la capacidad de desplegar terroristas suicidas para llevar a cabo ataques notables en lugares protegidos por los talibanes en Kabul; pretende ejercer su influencia en casi todas las 34 provincias de Afganistán; continuará realizando ataques en Uzbekistán, Pakistán y Tayikistán; mantendrá una estructura organizativa que incluya a los yihadistas de todo el mundo; y puede reemplazar a la franquicia de Isis en Siria e Irak y amenazar la seguridad global.