Combates

Rusia lanza un ataque masivo contra infraestructuras vitales de Ucrania y deja sin agua al 80% de Kyiv

Las defensas antiaéreas ucranianas neutralizaron varios misiles rusos. Varios barrios de la capital han quedado sin electricidad y sin agua

Las alarmas antiaéreas retumbaron este lunes en Ucrania y cruzaron el país de este a oeste, incluida la capital, Kyiv. A las puertas del invierno, Vladimir Putin quiere desmoralizar a la población con cortes de luz y agua, bombardeando infraestructura energética y civil

Tras una jornada marcada por la oleada de ataques con misiles, el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitry Kuleba, declaró a través de una red social: “En lugar de luchar en el campo de batalla, Rusia lucha contra los civiles. No justifiquen estos ataques llamándolos ‘respuesta’. Rusia lo hace porque todavía tiene los misiles y la voluntad de matar a los ucranianos”. Ocho meses después del inicio de la invasión, las opciones para defender el cielo ucraniano siguen siendo limitadas para su ejército. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, solicitó desde el primer día de la invasión ayuda para proteger a los ciudadanos de unos ataques que ha descrito como “terrorismo” ruso.

Alemania, Reino Unido y Estados Unidos han estado al frente de la ayuda militar pesada a Kyiv, mientras Polonia ha servido de centro logístico para la distribución de la ayuda y como uno de los principales suministradores de munición de pequeño calibre y automóviles todoterreno. El gobierno alemán entregó a Ucrania uno de los cuatro sistemas de defensa aérea IRIS-T, está prevista la entrega de tres más. Estados Unidos prometió entregar hasta ocho Sistemas de Misiles Superficie-Aire Avanzado Noruego (NASAMS); dos de ellos ya están en territorio ucraniano, pero no ha sido transferido a las fuerzas ucranianas hasta que se complete el periodo de entrenamiento para su uso.

El sistema NASAMS permitirá a las fuerzas ucranianas vigilar el tráfico aéreo 24 horas al día y bajo cualquier condición meteorológica; siendo capaz de detectar enemigos aéreos hasta 40.000 metros de altura y de 40 a 75 kilómetros.

Los aliados de la OTAN también están acelerando la entrega de otros sistemas de defensa aérea con vistas a garantizar que Ucrania pueda protegerse de ataques con misiles y drones, unos plazos acortados después del compromiso alcanzado entre Irán y Rusia para que Teherán suministre a Putin misiles de medio alcance y drones kamikaze.

La nueva oleada de ataques en territorio ucraniano se produce después de que Rusia culpara a Ucrania de un ataque con drones contra su Flota del Mar Negro en Crimea. El sábado, un buque de guerra ruso resultó dañado en la ciudad portuaria de Sebastopol en un ataque con drones, dijo el Ministerio de Defensa ruso.

También acusó a expertos británicos de haber entrenado a los soldados ucranianos que luego llevaron a cabo los ataques en Crimea. Moscú no aportó pruebas para respaldar sus afirmaciones y Londres negó las acusaciones. Los ataques aéreos de hoy son más intensos que los llevados a cabo en los últimos días, la última vez que Rusia utilizó munición de esta magnitud fue en represalia a la explosión que destruyó el puente de Kerch que conecta a Rusia con el territorio anexionado de Crimea.

Según el ayuntamiento de Kyiv, el 80% de las viviendas de la ciudad se han quedado sin agua tras los ataques de hoy. Desde el 11 de octubre, Rusia ha estado atacando la infraestructura energética en todo el país, utilizando misiles guiados y drones kamikaze de fabricación iraní.

Según el gobierno ucraniano, Rusia lanzó más de 50 misiles crucero, de los cuales 44 fueron interceptados. 13 personas resultaron heridas en los ataques, dijo el jefe de la policía nacional de Ucrania, Ihor Klymenko. Al menos dos explosiones se registraron en Kyiv, Járkiv, Vinnytsia, Dnipró, Zaporiyia en el sureste, y Leópolis en el oeste de Ucrania. Desde el 20 de octubre, las autoridades están organizando puntos de calefacción improvisados para los residentes que lo necesiten. Después de 251 días de conflicto en Ucrania, Rusia apela al miedo y el desánimo con la esperanza de que estos ocupen cada vez más espacio con cada bombardeo.