Análisis
“Netanyahu intentará debilitar a la Corte Suprema de Justicia como Orban en Hungría”
Alberto Spektorowski, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv, cree que la izquierda israelí se ha suicidado por no ir unida a las elecciones
El ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ganó con rotundidad suficiente para formar un Ejecutivo y recuperar el poder tras más de un año en la oposición. Su partido, el Likud, lidera el bloque de grupos políticos conformado por ultraderechistas y ultraortodoxos. Este amalgama de grupos ha conseguido sumar 65 de los 120 escaños del parlamento israelí, lo que les permitirá salir del bloqueo político de casi cuatro años en Israel y durante el cual se celebraron cinco elecciones generales. Alberto Spektorowski, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv, asegura a LA RAZÓN que la izquierda israelí “se ha suicidado” con concurrir dividida a en varios partidos a estas elecciones.
¿Por qué ha ganado una vez más Netanyahu?
El motivo principal que explica la victoria del bloque de Netanyahu es la debilidad y la fragmentación del bloque de partidos de centro izquierda y de centro derecha. Las últimas elecciones en Israel han sido un combate entre los pro Netanyahu y aquellos que están en contra del ex primer ministro. No ha sido una cuestión ideológica. En este último asalto ha vencido el bloque que acompañaba a Netanyahu porque los partidos que lo integran están más unidos y son más homogéneos. En cambio, el bloque anti Netanyahu -formado por partidos muy diferentes- no ha tenido una estrategia de unidad y se han organizado muy mal sin una estrategia clara teniendo en cuenta cómo funciona el sistema electoral israelí.
¿Y cómo es el sistema electoral?
Todos los partidos políticos necesitan alcanzar un umbral de escaños para entrar en el Parlamento. Así que muchos partidos que no han logrado esos escaños se han quedado sin representación parlamentaria y sus votos se han perdido. Esto es lo que ha pasado con varios partidos del centro izquierda. Meretz y el Partido Laborista se podrían haber unido. También se puede decir lo mismo de los partidos árabes. Sin embargo, todos jugaron divididos y perdieron. Ha sido un suicidio de la izquierda.
¿Está la sociedad muy dividida en torno a Netanyahu?
La sociedad está dividida en los últimos en torno a su figura. Se lo ama o se le odia con la misma fuerza. Netanyahu, como los líderes populistas, ha sabido alimentar a sus seguidores. Pero no hay que confundir. Netanyahu es un líder pragmático que se ha escorado a la derecha radical para protegerse de los casos de corrupción que tiene pendiente con la Justicia. Así que no me cabe duda que durante el primer año intentará debilitar a la alta corte de justicia quitándole prerrogativas en una operación parecida a la que hemos visto en Hungría con Viktor Orban. Es un camino peligroso porque puede acabar con la democracia liberal en Israel.
¿Cómo han evolucionado las posiciones políticas de los israelíes en estos últimos años?
La sociedad israelí está más derechizada. Esto se debe a un motivo. En los últimos tiempos se ha dado una criminalidad en zonas muy determinadas entre árabes israelíes que forman parte de grupos mafiosos y criminales, como ha pasado en Colombia y México, lo que ha provocado mucha inquietud entre la población. No tiene nada que ver con el terrorismo. Como resultado ha habido una demanda de mano dura contra esta criminalidad. Políticos como el líder de Sionismo Religioso, Itamar Ben Gvir, ha sabido explotar ese malestar con un discurso de populista, y en estas elecciones se ha convertido en la tercera fuerza política con 14 escaños en el parlamento.
¿Un Gobierno de Netanyahu seguirá alineado con la Administración Biden o planteará un ataque preventivo contra el programa nuclear iraní?
Netanyahu siempre irá de la mano de Estados Unidos ante un posible ataque contra Irán. Su Gobierno tratará de forzar a EE UU para que adopte una postura más dura con Irán. Al mismo tiempo, cabe decir que Netanyahu es un político muy cauteloso. En muchas ocasiones incluso siguió políticas de izquierdas. El acuerdo para la retirada israelí de Hebrón lo firmó él con Arafat. También ha apoyado la fórmula de los dos Estados. Creo que si no se hubiese acorralado por los temas personales de corrupción, habría hecho una política más de centro y hubiera buscado aliados de izquierda en lugar de echarse en brazos de los partidos religiosos. Pero el centro derecha le abandonó y la izquierda tampoco le dio demasiado crédito.
✕
Accede a tu cuenta para comentar