Francia

Un agricultor humillado por la industria “regala” 50 toneladas de patatas: “Trabajamos como esclavos para que nos tiren la cosecha“

Tras el rechazo de su cosecha por “trazos” y zonas verdes, el agricultor perdió 9.000 euros y vendió 50 toneladas por solo 10 euros. Su hijo, recién incorporado al oficio, duda si continuar ante un sistema que castiga al pequeño productor

Las patatas se mantendrán frescas durante 4 meses sin brotar si se conservan en este lugar inusual
Tras el rechazo de su cosecha por “trazos” y zonas verdes, el agricultor perdió 9.000 euros y vendió 50 toneladas por solo 10 euros. Su hijo, recién incorporado al oficio, duda si continuar ante un sistema que castiga al pequeño productorPexels

Un agricultor francés ha decidido vender 50 toneladas de patatas por tan solo 10 euros después de que un fabricante de patatas fritas rechazara su cosecha por presentar ligeras imperfecciones. La decisión, que ha generado una oleada de indignación en redes sociales, pone de manifiesto la difícil situación que atraviesan los pequeños productores agrícolas ante los estrictos criterios de calidad impuestos por la industria alimentaria. Lo que para muchos consumidores sería un producto perfectamente válido, para las grandes empresas resulta inaceptable por motivos estéticos o técnicos que, en muchos casos, no comprometen la seguridad ni el sabor del alimento.

Según explicó el agricultor al medio France Info, las patatas fueron descartadas por tener “trazos” y “algo de verde”, características que, según él, no afectan en absoluto la calidad del producto. “Esta patata es muy buena”, afirmó con firmeza, visiblemente frustrado por lo que considera un desprecio injustificado hacia su trabajo. La empresa, por su parte, justificó el rechazo alegando que el lote no cumplía los estándares necesarios para su transformación industrial, sin ofrecer alternativas ni compensaciones.

La pérdida económica asciende a unos 9.000 euros, un golpe duro para esta granja familiar que depende de cada campaña para mantenerse a flote. El agricultor lamenta que, tras meses de trabajo intensivo y una inversión considerable en fertilizantes, mecanización y productos fitosanitarios, se vea obligado a prácticamente regalar su producción. “No es solo el dinero, es la impotencia de ver cómo todo tu esfuerzo se tira por tierra”, comentó.

Su hijo, que acaba de iniciarse en la profesión, también expresó su preocupación por el futuro. “Me asusta, es solo mi primer año, pero ya estoy pensando si continúo o no. Aquí no voy a tener éxito”, declaró con resignación. Ambos trabajaron 320 horas el mes pasado, una carga laboral que supera con creces la jornada habitual, sin que ello se traduzca en ingresos dignos.