Elecciones

Alemania: La Gran Coalición se juega su futuro en las urnas

Un mal resultado de la CDU de Merkel o de sus socios del SPD podría hacer saltar por los aires el Gobierno. Los sondeos anuncian grandes resultados a Verdes y a la ultraderecha.

Alemania: La Gran Coalición se juega su futuro en las urnas
Alemania: La Gran Coalición se juega su futuro en las urnaslarazon

Un mal resultado de la CDU de Merkel o de sus socios del SPD podría hacer saltar por los aires el Gobierno. Los sondeos anuncian grandes resultados a Verdes y a la ultraderecha.

Siempre subordinada a los designios de Europa, las elecciones de mañana podrían cambiar el rumbo de Alemania y poner fin a la Gran Coalición. Hay algunos analistas que incluso le ponen fecha: el 2 y 3 de junio. Para esos días, la presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, ha fijado una reunión de la cúpula del partido, lo que ha desatado los rumores sobre la posibilidad de que se suceda un repentino cambio en la cancillería alemana. Una posibilidad que, aunque matizada desde la formación conservadora, resta peso al hecho de que la legislatura esté solo en su ecuador y que, a la contra, liga su futuro a lo que suceda en las europeas y en los comicios que tendrán lugar también mañana en el estado de Bremen.

Si la CDU, junto a su socio menor del Gobierno, el Partido Socialdemócrata (SPD), cae en ambas citas electorales, la Gran Coalición podría saltar por los aires. Una posibilidad que no suena remota a tenor de las últimas encuestas, que arrojan a los socialdemócratas hasta el 17% de la estimación de voto y deja a los conservadores de la canciller con un escueto 27%. Unas cifras que dejarían sin ningún tipo de credibilidad al Gobierno federal para terminar la legislatura y que, por si fuera poco, se sustentan en las múltiples disputas internas con las que se ha visto salpicada en temas tan variopintos como las leyes de protección del clima, la inmigración o los impuestos.

Pero no sería el único freno. La figura de Angela Merkel y su largo liderazgo están en entredicho. Aunque la canciller ya tiene fecha de salida, en Berlín crecen las voces que piden que se vaya cuanto antes a Bruselas y que arranque la transición hacia el mandato de Kramp-Karrenbauer.

Una posibilidad que pondría fin a los antiguos frentes ideológicos para crecer ante alternativas que surgen a la Gran Coalición sustentadas en parte en el declive de la hegemonía económica alemana. Pese a que en el primer trimestre del año el PIB sorprendió al alza con un crecimiento del 0,4%, hay serios indicios de que Alemania puede tener problemas a corto plazo. No obstante, el grupo de la canciller cerró ayer la campaña a las europeas con un acto en Múnich en el que se lanzó un alegato hacia la opción conservadora como la única capaz de hacer frente a la escalada populista y fortalecer la unidad europea.

Esta incertidumbre se une a que, para muchos en Alemania, el país muestra claras señales de fatiga del bipartidismo y el actual Gobierno ha dejado de ser una fórmula creíble para un sector del electorado que se ha cansado de no tener un proyecto político alternativo. Los dos partidos que ahora luchan de forma diferenciada para llegar a Bruselas comparten un Gobierno en Berlín, lo que ha sumado de escepticismo a un electorado que no acaba de ver las diferencias entre sus programa pero que en cambio asiste hastiado al proceder de una legislación que está dejando tras de sí una administración más peinada de sombras que de luces. Si esto no fuera suficiente, en otoño está pendiente una revisión del trabajo de gobierno, aunque todo apunta a que si el SPD pierde en su tradicional bastión de Bremen, la dirección del partido podría toparse en problemas internos con consecuencias incalculables para la coalición.

Ultraderecha al alza

A la contra, los beneficiarios de esta situación son el partido de Los Verdes y, una vez más, los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD). En su caso, el último sondeo para las europeas da un 18% de los votos para la formación ecologista y un 12% para AfD. Unos datos que no solo los posicionan cerca de conseguir la segunda posición, sino, como depositarios de la confianza de los votantes desencantados con los partidos tradicionales. Así, con un discurso moderado, netamente proeuropeo y abierto a la inmigración, Los Verdes se han convertido en un partido de convergencia que ha sabido dar cobijo tanto a socialdemócratas como a conservadores que, en el último tiempo, no se han sentido identificados con el mensaje de los viejos partidos. En el caso de los populistas, la AfD ha visto cómo la llegada de los refugiados y sobre todo, el uso de un mensaje directo e incluso agresivo, que ahora hasta habla de una salida de Alemania de la Unión Europea (el Dexit), ha seducido a aquellos sectores más descontentos.

«Los refugiados traen delincuencia a la ciudad», asegura uno de los panfletos que reparte esta formación en esta campaña. Con esta fórmula, AfD quiere repetir el éxito que le permitió convertirse en 2017 en la primera fuerza de la oposición en el Parlamento Federal, en un país en el que la extrema derecha había sido casi inexistente desde la Segunda Guerra Mundial. «Alemania no puede seguir acogiendo migrantes», dice Jorg Meuthen, cabeza de lista de AfD para las elecciones al Parlamento Europeo.

En Alemania, al contrario que en otros países de la UE, las elecciones de mañana se sienten casi como si fueran unas generales. O así lo percibe el influyente periódico «Bild», que, aludiendo a una encuesta, ha asegurado en sus páginas que la mayoría de los ciudadanos, en esta ocasión, están muy interesados en participar. Algo que no ha pasado desapercibido a los partidos que, desde el primer momento se lanzaron a la búsqueda del voto y muy especialmente el del elector joven, considerado clave para romper la tónica abstencionista en esos comicios. ¿Es la hora de un cambio? Las urnas tendrán la respuesta, aunque todo apunta a que Alemania enfrenta una transformación política que esta vez podría tener su germen en Europa.

Merkel alerta contra los enemigos internos de Europa

Sin serlo, las palabras de Angela Merkel sonaron ayer a despedida. Y quizá por eso llevaban implícito un mensaje de advertencia a todos aquellos que «desde dentro y afuera de Europa quieren atacar a los valores europeos». Unas palabras con las que la canciller cerró la campaña conservadora desde Alemania y en las que, aludiendo a su candidato, Manfred Weber, líder del PP Europeo y aspirante a presidir la Comisión, se refirió a la necesidad de «tender puentes». Alertó también sobre cualquier tipo de nacionalismo y aseguró que «la represión del poder judicial y la libertad de prensa también es un ataque a nuestros valores». Fue su única aparición en la campaña por las europeas. Poco después de prometer que trabajará para lograr un «Brexit ordenado» tras la dimisión de May, la canciller aseguró que éste es un incentivo más para fortalecer Europa, y para ello terminó pidiendo a los ciudadanos que acudan a las urnas.