
Relaciones transatlánticas
Alemania muestra su irritación por las críticas de Trump a Europa
El malestar del ministro de Exteriores alemán con la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EE UU contrasta con la cautela de Kallas

El Gobierno estadounidense de Donald Trump continúa provocando dolores de cabeza a sus socios europeos. En esta ocasión, se trata de la publicación de un documento de contenido explosivo en el que se detallan las líneas directrices que seguirá su estrategia de seguridad interna y externa en los próximos años. Mientras que hay contenido que era de esperar, como que los Estados Unidos quieren que sus aliados presenten una mayor responsabilidad propia en materia de defensa, es decir, de gasto y preparación de sus ejércitos, otras cuestiones han sorprendido al otro lado del océano.
Y es que en lo que concierne a Europa, el texto critica una supuesta pérdida de democracia y libertades y ataca duramente a las instituciones europeas al estilo de los partidos ultra del continente: “Los problemas más importantes que enfrenta Europa incluyen las actividades de la Unión Europea y de otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía, las políticas migratorias que están transformando el continente y generando conflictos, la censura de la libertad de expresión y la supresión de la oposición política, el desplome de las tasas de natalidad, y la pérdida de las identidades nacionales y de la autoconfianza”, puede leerse en la página 25. También se habla del 'declive' económico de Europa, que supuestamente tendría su origen en dichas instituciones y su legislación, y advierte en tono apocalíptico, que el continente tiene que cambiar de rumbo porque, de otro modo, "dentro de 20 años o menos, no será reconocible’.
Estados Unidos asegura además que se dedicará a “ayudar a Europa a corregir su trayectoria actual”, así como a “fomentar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de los distintos países europeos”. Al mismo tiempo, la expansión de la OTAN se evalúa de manera crítica, y se sugiere frenar la expansión de la Alianza. En definitiva, no se considera a la UE como un actor político independiente, sino más bien como un espacio cuya estabilidad y orientación deben alinearse con los intereses estadounidenses. Además asegura que los gobiernos europeos tienen “expectativas poco realistas” sobre el fin de la guerra en Ucrania.
En Berlín, donde aún recuerdan el discurso escandaloso del vicepresidente J.D. Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, no ha sentado nada bien. El ministro de Exteriores de la democracia cristiana, Johann Wadepuhl, ha asegurado que van a "evaluar de manera intensiva la nueva estrategia de Estados Unidos en todos los puntos”. Aunque el Ministro asegura que Estados Unidos será el principal aliado en la OTAN, ha dejado claro también que no quiere intromisiones en la política europea: “Creo que las cuestiones de la libertad de expresión o de la organización de nuestras sociedades libres aquí —al menos en la República Federal de Alemania— no forman parte de ello”. Cooperación, si, tutela, no - algo así habría querido transmitir el Ministro del canciller Friedrich Merz. Wadepuhl aseguró que no se necesitan consejos exteriores, ya que en Alemania hay separación de poderes y también libertad de prensa, subrayó. "Creo que en el futuro estaremos en condiciones de discutir estas cuestiones nosotros mismos de forma interna”, dejó claro.
Desde Bruselas, sin embargo, la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, ha bajado el tono y enfatizado la importancia de la asociación transatlántica. La política estona aseguró desde la conferencia Doha Forum en Dubai que "Por supuesto que hay muchas críticas, pero creo que algo de ellas también es verdad." Kallas se esforzó en justificar lo injustificable y aseguró que "somos los mayores aliados y deberíamos mantenernos unidos", y aseguró que aunque los puntos de vista de ambas partes no siempre coincidían, "creo que el principio general todavía sigue presente." Kallas aseguró con patetismo que "en todo lo que hacemos, ponemos a Estados Unidos en primer lugar", en un intento de reconducir lo que se ha convertido en el último escándalo y rozadura entre la nueva administración estadounidense y sus socios de ultramar. En una semana en que los nervios por las negociaciones de paz en Ucrania están a flor de piel, tras las reclamaciones rusas y las concesiones estadounidenses, la publicación de la estrategia no puede leerse más que como una provocación.
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