
Defensa
La ambiciosa transición de Australia hacia los submarinos nucleares ya tiene fecha oficial
El proyecto que lleva décadas en proceso junto a Estados Unidos y Reino Unido da su primer paso con la modernización de su actual flota diésel mientras define su futuro atómico

El futuro de la defensa naval australiana ya tiene fecha: septiembre de 2026. Será entonces cuando el programa del submarino SSN-AUKUS, desarrollado en colaboración con el Reino Unido, alcance un hito clave en su crecimiento con la revisión preliminar de su diseño. Este proyecto representa la culminación de una de las transformaciones estratégicas más profundas emprendidas por Australia, que busca sustituir su actual flota diésel-eléctrica por una nueva generación de sumergibles de propulsión nuclear.
La envergadura de esta iniciativa ha desatado ya una intensa competición industrial para definir su sistema de combate, con gigantes armamentísticos como BAE Systems, General Dynamics, Raytheon y Thales en la pugna. El diseño británico contempla que sea la firma Rolls-Royce la encargada de suministrar los reactores nucleares PWR3+, que serán el corazón de la futura flota. Se trata de un desafío tecnológico y logístico de primer orden que exige una coordinación sin precedentes.
En este sentido, el programa ya está tejiendo una compleja red de alianzas internacionales y locales. El pasado junio, las compañías HII y Babcock crearon la empresa conjunta H&B Defence para dar soporte al proyecto, una colaboración que, según informa el medio Defense News, será fundamental. A este entramado se suman también empresas australianas como PMB Defence, que ha cerrado acuerdos para el suministro de componentes tan cruciales como las baterías.
Un puente hacia la era atómica
Para llegar a ese punto, el plan australiano contempla un doble camino. Antes de que los SSN-AUKUS entren en servicio, el país oceánico adquirirá varios submarinos de la clase Virginia a Estados Unidos como una solución de transición en el proyecto. Esta primera fase permitirá a la armada australiana familiarizarse con la tecnología nuclear y asegurar una transferencia de capacidades ordenada y eficaz mientras se materializa su proyecto definitivo. Este tipo de cronogramas a largo plazo no son raros de ver en proyectos de esta magnitud, ya que hasta la primera potencia naval del mundo retrasa la entrega de su próximo portaaviones debido a su enorme complejidad.
Por otro lado, y para garantizar la defensa del país durante esta larga transición, el Gobierno ha puesto en marcha un plan para extender la vida útil de sus seis submarinos actuales de la clase Collins. La modernización, clave para evitar un desarrollo desigual, arrancará el próximo año con el HMAS Farncomb, que se someterá a una larga y profunda actualización de dos años. Esta medida provisional mantendrá la flota plenamente operativa durante una década más.
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