Yihadismo
Biden califica de “éxito” la operación que acabó con la vida del líder de Estado Islámico
El presidente de Estados Unidos afirma que Ibrahim Hashimi decidió “inmolarse” en un acto cobarde
El presidente Joe Biden considera que “EEUU tiene capacidades únicas para eliminar las amenazas terroristas en cualquier parte del mundo” y, por primera vez desde que tomó posesión del cargo hace poco más de un año, el demócrata ha podido demostrarlo.
“La fuerza militar de Estados Unidos eliminó con éxito una gran amenaza terrorista para el mundo: el líder global de ISIS”, confirmó Biden desde la Casa Blanca el jueves por la mañana, horas después de conocerse la noticia de la operación militar.
El jefe del Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, era capturado y derrotado en Siria por las Fuerzas Especiales estadounidenses. Además del terrorista, uno de los más buscados del mundo, otros doce civiles morían en el meticuloso asalto coordinado por la cúpula militar estadounidense, entre los que se encontraban seis menores de edad.
“Ordené al Departamento de Defensa que tomara todas las precauciones posibles para minimizar las bajas civiles”, explicó Biden a la prensa desde la residencia presidencial. “Sabiendo que el terrorista había elegido rodearse de la familia, incluidos niños, tomamos la decisión de realizar la redada de las Fuerzas Especiales con un riesgo mucho mayor para nuestra propia gente, en lugar de capturarlo con un ataque aéreo”, añadió Biden al adelantar los detalles del operativo.
Aunque ningún miembro del personal estadounidense resultó herido, un helicóptero del equipo militar tuvo que ser destruido junto a otros “riesgos muy altos” de la última misión de ataque. Biden reconoció estar todavía recopilando información sobre cómo se desarrollaron los acontecimientos para elaborar un informe completo.
Pero el presidente de EEUU aseguró que, cuando sus tropas “se acercaron para capturar al terrorista, en un acto final de cobardía desesperada, sin tener en cuenta las vidas de su propia familia, eligió detonarse un explosivo para suicidarse”. Momento en el que “explotó no sólo su chaleco, sino también el tercer piso, en lugar de enfrentarse a la Justicia por los crímenes que ha cometido”, agregó Biden.
En las últimas décadas, las operaciones terroristas de alto riesgo coordinadas por EEUU se han llevado a cabo con drones, que han atacado estratégicamente a sus objetivos. El grupo Estado Islámico (IS) y Al-Qaeda son los ejemplos recientes más destacados y blanco principal de esos ataques. Washington consideraba al líder de ISIS uno te los terroristas más peligrosos del mundo y demostró, con esta operación de captura, que era un objetivo de “alto valor” por el que merecía la pena tomar esos riesgos. Enviar a equipo sobre el terreno es el más evidente de todos, reservado únicamente a las más complejas operaciones llevadas a cabo.
En ese sentido, la reciente misión se compara con la que terminó con la vida, también en Siria, del anterior líder de IS, Abu Bakr al-Baghdadi, y que también decidió inmolarse cuando fue acorralado por las Fuerzas Especiales estadounidenses en 2019. O la mundialmente conocida operación militar de captura, durante el mandato de Barack Obama en 2011, al líder de Al Qaeda, Osama Biden Laden, llevada a cabo en Pakistán.
Momentos tensos en la Situation Room de la Casa Blanca
En la “Sala de Crisis” de la Casa Blanca, situada en el sótano del ala Oeste, desde donde se toman las decisiones más importantes del país y se monitorizan al detalle las operaciones militares más complicadas, el presidente Joe Biden, junto a su vicepresidenta, Kamala Harris y el resto del equipo de Seguridad Nacional y de Defensa de EEUU presenciaron “en tiempo real” el operativo de Siria.
Hubo, según altos funcionarios presentes, una “tremenda tensión” en la conocida como Situation Room. Biden observó, presidiendo también la cabecera de la mesa, cómo uno de los helicópteros de su Ejército sufría problemas mecánicos. También pudo seguir, minuto a minuto, cómo las Fuerzas Especiales aterrizaban en Siria para asaltar la casa de tres plantas en la que se escondía al-Qurayshi, un discreto paisaje rodeado de olivos donde vivía con su esposa, sus hijos y otros familiares.
Entre la tensión de la sala, suspiros de alivio al ver salir a menores de edad del primer piso de la casa del terrorista en Siria corriendo en busca de un lugar seguro. Una operación que tardó meses en planificarse y que Estados Unidos culmina “con éxito” tras el ataque suicida de uno de los terroristas más perseguidos del mundo.
Y, según altos funcionarios de la Administración, con el presidente Joe Biden “muy inmerso en los detalles operativos” e involucrado en un “toma y daca constante” con sus comandantes militares. Una operación que podría remontar también la popularidad del presidente de EEUU, que ha estado desde hace meses en sus horas más bajas.
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