Una legión de candidatos trumpistas renuevan una parte del Congreso de EE UU

Estados Unidos amanecía este 8 de noviembre, con gran expectación de costa a costa del país ante la incertidumbre de unas elecciones legislativas que anticipaban un cambio de mayorías en el Congreso.

Los republicanos estaban llamados hoy a tomar el control de la Cámara de Representantes. Y con ello recuperar el Poder Legislativo. Pero también contaban con muchas opciones de hacerse con el Senado. Así lo reconocía el mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a pocas horas del cierre de las urnas, al ser preguntado por un corresponsal de la Casa Blanca sobre la posibilidad de que su partido perdiera en estas elecciones el control de la Cámara Baja. «Creo que será duro, pero creo que podemos. Creo que ganaremos el Senado. La Cámara de Representantes es más difícil», reconoció el líder demócrata. «Soy muy optimista. Pero siempre lo soy», añadió.

Washington se enfrenta a una realidad «más difícil» para los demócratas en los próximos dos años de mandato, tal y como recalcó Biden al llegar a la residencia presidencial tras su última parada de campaña en Maryland, con una Cámara Baja controlada por los republicanos y, aún peor para la agenda legislativa del mandatario, si también pierden la mayoría de la Cámara Alta.

Si bien las elecciones de mitad de mandato, conocidas como «midterms», son tradicionalmente un referéndum al inquilino de la Casa Blanca durante su primer ciclo de mandato al frente de la Administración, esta vez la democracia se convertía en la gran protagonista de la trascendental cita en las urnas. Decisiva jornada electoral en los 50 estados del país, con la totalidad (435 escaños) de la Cámara de Representantes en juego, así como un tercio (35 asientos) del Senado y 36 gobernaciones, junto a un amplio listado de candidaturas a cargos estatales y locales, desde secretarios de estado hasta jueces de la Corte Suprema.

Cita histórica y relevante, a la vez que imprevisible, con resultados muy ajustados en algunos estados decisivos del país. Las elecciones legislativas de esta primera mitad de mandato para el Gobierno de Biden también se caracterizan, en un hecho sin precedentes, por contar con un gran número de candidatos republicanos, se calcula que cerca de 300, participando en la contienda electoral con grandes aspiraciones, tras haber utilizado la estrategia trumpista de negar el resultado electoral de 2020. Muchos de ellos, incluso con altas posibilidades de ostentar un cargo en el Congreso estadounidense.

Fieles aliados del magnate neoyorquino han contado con su apoyo en esta campaña. Dos de las más destacadas en la línea más radical del Partido Republicano, son las congresistas Marjorie Taylor Greene, aliada de Trump y propulsora de teorías conspiradoras de la milicias de la extrema derecha como QAnon; y Lauren Boebert, defensora de la teoría del Gran Reemplazo, que llegó a comparar el uso de la mascarilla obligatoria en pandemia con el Holocausto nazi. Decenas de candidatos republicanos son «outsiders» que han contado con el apoyo de Trump.

Doug Mastriano, coronel retirado del Ejército y candidato a gobernador de Pensilvania, ha participado en innumerables conferencias de QAnon, habiendo colaborado en los intentos de revertir el resultado electoral de las presidenciales de 2020 y organizando, además, autobuses para participantes de la marcha del 6 de enero de 2021 que dio paso al histórico asalto al Capitolio.

La víspera de la cita electoral, Trump tampoco quiso perder la oportunidad de robarle parte de protagonismo a sus rivales demócratas confirmando la noche anterior desde Ohio, en la recta final de campaña y tras meses de especulaciones, que tiene previsto hacer «un gran anuncio» desde su residencia de Mar-a-Lago en Florida el próximo 15 de noviembre. Con sus palabras, la candidatura oficial de Donald Trump a la presidencia en 2024 parece inminente.

«Si queréis salvar vuestros derechos y libertades, debéis comenzar por dar una reprimenda humillante a la izquierda radical en estas elecciones», alertó Trump a sus seguidores, junto al candidato republicano al Senado, J.D. Vance. El magnate neoyorquino criticó a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, cuyo marido sufrió recientemente un ataque a manos de un seguidor del expresidente en su residencia particular, calificándola de «animal» por haberle llevado a juicio político en dos ocasiones.

La escalada de tensión partidista ha sido otra de las notas predominantes de estos comicios, una tendencia al alza en Estados Unidos. Con la mayoría del Congreso en manos republicanas, el cambio de equilibrio de poder en el Congreso podría condicionar el rumbo de las acusaciones personales, poniendo incluso en marcha procesos judiciales contra la actual Administración y el círculo más cercano del presidente de Estados Unidos, como su propio hijo Hunter Biden.

Con una sociedad más polarizada que nunca y ante la amenaza de recientes episodios de violencia política, como el ataque contra los Pelosi, Biden advirtió desde Maryland, casi de forma paralela al mitin de Trump, sobre la amenaza que representan los negacionistas con sus teorías conspiratorias, que solo ven posibles dos resultados en la contienda electoral: «O ganan o fueron engañados», recalcó Biden alzando la voz.

El conteo de votos de estos comicios podría prolongarse durante días en algunos estados como Pensilvania o California, sin poder confirmar el resultado final de la contienda al Senado y dar pie a la especulación y los rumores, en función de lo ajustado de los pronósticos, sobre posible fraude electoral en los procedimientos.

Las urnas no cierran a la misma hora, en un país tan grande como Estados Unidos. En algunas zonas, como Indiana o Kentucky, los colegios electorales y puntos de votación tienen previsto culminar a las 6 de la tarde. En otros, como Alaska, a la 1 de la madrugada. Más de 43 millones de estadounidenses decidían ejercer su derecho al voto de manera anticipada.