Decretazo en Francia
«Aprobar la ley por decreto es una señal de debilidad de Macron»
Se radicalizan las protestas contra la reforma de las pensiones en Francia
«¡París, de pie! ¡Levántate!», gritaban este sábado decenas de manifestantes en Les Halles, el centro comercial más importante de la capital francesa, esparciendo humo rojo y mostrando pancartas que llamaban a la huelga general. Una nueva forma protesta que se suma a las que se han encendido desde el jueves contra el Gobierno del presidente Emmanuel Macron, tras la aprobación por decreto de la polémica reforma de las pensiones, que plantea retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años.
Minutos antes, la Policía anunciaba la estricta prohibición de manifestar en la Plaza La Concordia y los Campos Elíseos, tal como ha ocurrido desde el día en que la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, activó el artículo 49.3 de la Constitución francesa para aprobar la ley sin esperar la votación de la Asamblea Nacional. «Las personas que protesten en la zona podrán ser detenidas y multadas», advertía la prefectura este sábado, mientras decenas de vehículos policiales inundaban ya la icónica plaza y las inmediaciones del Parlamento.
Pero tal como se vio en el centro comercial Les Halles, las protestas no se detienen, se transforman. Al final de la tarde, los sindicalistas, trabajadores y detractores de la reforma en general comienzan a reunirse en la Place d’Italie, al sureste de París, lejos de la Policía instalada en la Concordia.
Catherine, sindicalista de la Confederación General del Trabajo, la poderosa CGT, se ha movilizado hasta aquí y no duda en cargar contra Macron: «Para mí, aprobar la ley por decreto es una señal de debilidad. Es una demostración de que el presidente no tiene la mayoría necesaria para aprobar la ley y al final, la impone por la fuerza», explica Catherine. «Yo tengo 60 años y no tendré mi jubilación hasta los 64. Eso es grave. Hay unos seis millones de personas que van a pagar el coste injusto de esta reforma», apostilla.
Cédric, de 44 años y maestro de secundaria, también está entre los manifestantes. Le preocupa no sólo la jubilación sino el incremento del precio de la vida: «Todo aumenta. La comida está mucho más cara. La factura de gas de mi casa llegó en 178 euros este mes. No es sólo la jubilación, es todo un modelo económico que Macron impone con arrogancia, sin consultarle a nadie. Temo que, si se aprueba la reforma esta vez, mañana se seguirá aumentando la edad de jubilación. ¿A qué edad me voy a jubilar yo, entonces? ¿A los setenta?», reflexiona indignado Cédric.
La protesta se vivió también en otras ciudades de Francia: en Marsella, unos 1.500 manifestantes marcharon por la célebre avenida Canebière hasta la estación de trenes, con encontronazos en el camino con los gendarmes de la ciudad. En Burdeos, se registraron incendios en plena zona comercial. En Nantes, Caen, Le Havre y Toulouse miles de personas salieron a las calles en protesta.
Y más allá de las manifestaciones populares, también están las acciones que afectan el funcionamiento del país, como la paralización de la refinería de Normandía, la más grande de Francia, operada por el gigante petrolero Total. Desde el viernes, se ha suspendido el suministro de petróleo refinado, lo cual podría desembocar – dentro de unos días– en una escasez de combustible. Una pesadilla que ya vivieron los franceses durante las protestas de los «Chalecos Amarillos» en 2018 y que no quieren volver a sufrir.
Asimismo, está la huelga de los basureros que se ha prolongado ya durante dos semanas y que afecta principalmente a la capital francesa. Se calcula que se han acumulado más de 10.000 toneladas de desechos en las calles de París, después de que la alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, se negara a intervenir los servicios de recolección. Los basureros se niegan a jubilarse a los 59 años, como se plantea en la nueva reforma de las pensiones, dos años más tarde que la edad actual de retiro: 57.
Como nota curiosa y para descontento de muchos, en medio del caos que reina en París, la alcaldesa Anne Hidalgo viajó a encontrarse con el Papa Francisco en el Vaticano, para discutir el tema de la reconstrucción de Notre Dame.
Por lo pronto, los sindicatos sostienen la convocatoria a huelga general para este jueves 23 de marzo que incluiría, por ejemplo, una paralización total del transporte público.
Se espera que el presidente Macron se dirija al país esta próxima semana para explicar la reforma y su aprobación por decreto. Aunque nada garantiza que logre calmar la calle.
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